jueves, 30 de octubre de 2014

40 años de servicio en México

Misioneras de María-Xaverianas


Irma Jiménez, originaria de Guadalajara y Misionera de María Xaveriana, se encuentra ya desde algunos años en la misión en Chad


Rebeca Ortega Camacho


El 30 de Octubre de 1974 arribaron a México Laura Corti y Rossetta Serra, las primeras Misioneras de María-Xaverianas en nuestro país.

Fueron acogidas por las Misioneras Clarisas para estudiar el idioma y la cultura de la región, y después de dos meses, se trasladaron a Guadalajara, sin tener aún casa propia, por lo cual fueron recibidas por los Padres Xaverianos en su Seminario.

Con el permiso del Cardenal Arzobispo José Salazar López, comenzaron a ejercer su apostolado en colonias ubicadas rumbo a la Carretera a Saltillo.

Posteriormente, la Madre Rossetta y la Madre Laurita buscaron residencia por el rumbo de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, de Atemajac del Valle, lugar donde fundarían la Casa Central de esta Congregación.


Un generoso carisma

El propósito de su presencia en México ha sido la formación misionera y vocacional de las nuevas Religiosas, pero también realizan labores pastorales en las Parroquias cercanas a donde viven, promoviendo las vocaciones y el servicio a la comunidad.

Actualmente, bajo el mando de la Madre Superiora María Elisa Corti, la Congregación en México la conforman veinte Misioneras de María-Xaverianas, divididas en cuatro Comunidades: dos en Guadalajara, una en Querétaro y una en Huejutla de Reyes, Hidalgo.

La Madre María señaló: “Nuestra labor como Misioneras Ad Gentes es llevar la primera Evangelización a países no cristianos; sin embargo, gracias a Dios, nuestra presencia en México ha sido más bien de promoción vocacional y de apoyo a comunidades parroquiales”.

Actualmente, con un total de 250 Misioneras, la Congregación tiene presencia en Italia, México, Brasil, Tailandia, Estados Unidos, Japón, Congo, Camerún, Chad y Burundi.

Con una Misa Solemne, oficiada por Padres Xaverianos el jueves 30 de octubre en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Atemajac del Valle, se llevaron a cabo los festejos con motivo de los primeros 40 años de trabajo con el pueblo mexicano, realizado por estas Misioneras.


Un Sacerdote y una Religiosa como Fundadores

La Fe viva y la disponibilidad a la Voluntad de Dios fueron las actitudes espirituales que en modo especial, inspiraron al Padre Santiago y a la Madre Celestina a dar inicio a la Familia Misionera de las Xaverianas.


El Padre

Se llamó Santiago Spagnole, y nació el 31 de enero de 1912 en Rotzo, un pequeño pueblo del Norte de Italia, en la Provincia de Vicenza. Cultivó una intensa vida espiritual, y en el año de 1934 recibió la Ordenación Sacerdotal como Misionero Xaveriano.

Después de unos meses, fue enviado a Roma, y para 1939 propuso, a la Señorita Bóttego, el Proyecto de la Fundación de la rama femenina de su Congregación, que en 1945 tomaría el nombre de Misioneras de María-Xaverianas.

El Padre Santiago fue nombrado Consejero General de la misma y se le confiaron otros encargos de responsabilidad. El 22 de marzo de 1978, el Padre Santiago Spagnolo concluyó su peregrinación terrenal, para entrar en la Gloria del Señor Jesús.


La Madre

Por su parte, la Madre Celestina Bóttego nació el 20 de diciembre de 1895 en Glendale (Ohio), siendo la segunda de tres hijos. En 1922 decidió ser Oblata Benedictina, y a partir de 1935 comenzó a enseñar Inglés en el Instituto de los Misioneros Xaverianos.

Cuando recibió la propuesta de colaborar en la fundación de la rama femenina de esos Padres Misioneros, se rehusó, sintiéndose indigna. Pero después de un año de oración y de lucha interior, comprendió la Voluntad de Dios.

Al terminar, en 1945, la II Guerra Mundial, se inició formalmente esta nueva Congregación, convirtiéndose la Religiosa Celestina en la “Madre” de las nuevas Misioneras, a quienes se entregó completamente, poniendo a disposición sus dotes humanas y espirituales, la casa, y todos sus bienes. Deseó que sus hijas sean santas, contemplativas en la acción, mujeres de Fe y de oración, generosas y valientes.

Entregó su alma a Dios el 20 de agosto de 1980, en Parma, Italia.



Casa Central

Calle Occidental # 35, Atemajac del Valle, en Zapopan, Jal.

01(33) 36 60 20 41



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