Yara Martínez González
¿Hallowen o Día de Muertos? Ambas son celebraciones enmarcadas, a su manera, en el mundo de los muertos. Una es considerada como una actividad supersticiosa adoptada de la cultura estadunidense, y la otra como la festividad hecha para honrar y orar por quienes ya se nos adelantaron en el camino.
Al respecto, el Padre Jesús Ceja Álvarez, Capellán de la Iglesia de La Inmaculada Concepción y experto en estos temas, explicó que, como hijos de Dios, debemos amarlo y honrarlo por sobre todas las cosas, por lo que puede considerarse al Halloween como una festividad que en nada agrada a Dios, ya que a través de ella se promueve una falsa adoración de los objetos materiales que envuelven a la superstición.
“Cabe decir que, desde el Antiguo Testamento, la Sagrada Escritura siempre ha reprobado toda práctica supersticiosa. El Halloween es una de estas prácticas, y aunque parezca muchas veces un juego donde hasta la gente se disfraza, de alguna forma se coquetea con lo que a Dios no le agrada. El estar disfrazándose de bruja o de brujo, es coquetear con cosas que a Dios no le agradan. La brujería está abiertamente en contra del Mandamiento de Dios”.
Por otra parte, la Iglesia Católica celebra el Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos, con la que se honra a quienes ya no se encuentran en el mundo de los vivos. En nuestro país una manera de recordarlos es a través del Altar de Muertos, que se decora con papeles de colores y se colocan los objetos que en vida pertenecieron o fueron del agrado del difunto, así como su comida y bebida favorita. Sin embargo, explicó el Padre Ceja, esta festividad debe ir más allá de la ofrenda que se les hace como muestra de cariño.
“El hacer un Altar, nada tiene de malo, siempre y cuando no nos detengamos en la parte folclórica; es decir, en los adornos del Altar, sino que nos lleve a ser conscientes de nuestra realidad de peregrinos, de que vamos peregrinando hacia la vida eterna y de que también tenemos el compromiso de orar por nuestros seres queridos; no orar a los seres queridos, que es darle culto a los muertos; es orar por nuestros seres queridos, que es precisamente el objetivo de un Altar”.
Esoterismo y superstición
Aunque no del todo son prácticas propias del Día de Muertos o el Halloween, la superstición, el esoterismo y el culto a otros dioses, cada vez más comunes en la Sociedad, lejos están de ayudar al ser humano en su formación como buenos cristianos, según lo reconoció el Padre Jesús Ceja, quien atribuyó estas tendencias al desconocimiento de la Fe Católica.
“En el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica y en toda Doctrina de la Iglesia y en la Sagrada Escritura se nos deja muy claro que toda práctica supersticiosa nos aleja de Dios. Incurren en estas actividades quienes no conocen su Fe. El que no conoce a Dios, se inclina a darle culto a los objetos materiales”.
Refirió que una manera de combatir estas prácticas es través de la Evangelización, como lo proclamó en varias ocasiones el Papa Juan Pablo II: “No tengan miedo, ábranle las puertas a Jesucristo”.
El compromiso está en llevar el Evangelio y dar a conocer que sólo existe un Dios, que es el que da la vida. “En la experiencia que Dios me ha regalado, en el contacto con tantas personas, he visto cómo sufren por haberle abierto las puertas a la superstición. Llegan con perturbaciones impresionantes, como no poder orar o no poder estar en una iglesia. Siempre que les pregunto al respecto, me contestan que han realizado alguna práctica supersticiosa. Estas prácticas dejan graves cadenas de esclavitud en las personas, que después hacen que en su vida cristiana no tengan esa vivencia que todos debemos tener, la de la Paz y el Amor de Dios”.
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