CARMELO LENGO
Ante una avasallante imposición
De “verdades” únicas, se impone
Levantar la propia y razonada voz:
No hay que callar las verdades,
Por más amargas o duras,
Ni aceptar haya censuras
O mengua de libertades.
Y es que ante la insolente
Crudeza de la realidad,
Sería hipócrita ruindad
Guardar “silencio prudente”.
Tiene mucha razón nuestro Primer
Mandatario al decir que en este país
Ya no hay lugar para la impunidad:
Lo dijo con autoridad
Nuestro Señor Presidente:
“En México, estoy consciente,
No cabe la impunidad”.
Es una frase muy bella,
Auténtica y sin matiz:
No cabe, porque el país
Está repleto de ella.
La cifra creciente de los muertos,
Víctimas de hechos criminales, es
Aceptada ya con toda naturalidad:
Se ve con indiferencia,
Carente de humanidad,
La terrible realidad
De cotidiana violencia.
Ya es costumbre ver que a gente,
A manos de la maldad
O de propia autoridad,
Se asesine impunemente.
Y es que, para muchos, existen otros
Asuntos mucho más importantes qué
Atender o por los cuales preocuparse:
No le interesa realmente,
A una inmensa mayoría,
Violencia ni economía,
Sino lo más trascendente.
Por ejemplo: emotivas
Victorias de Selección,
O la grave apuración
Por la crisis en las “Chivas”.
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