jueves, 16 de octubre de 2014

EPIGRAMARIO

CARMELO LENGO


Ante una avasallante imposición

De “verdades” únicas, se impone

Levantar la propia y razonada voz:


No hay que callar las verdades,

Por más amargas o duras,

Ni aceptar haya censuras

O mengua de libertades.


Y es que ante la insolente

Crudeza de la realidad,

Sería hipócrita ruindad

Guardar “silencio prudente”.


Tiene mucha razón nuestro Primer

Mandatario al decir que en este país

Ya no hay lugar para la impunidad:


Lo dijo con autoridad

Nuestro Señor Presidente:

“En México, estoy consciente,

No cabe la impunidad”.


Es una frase muy bella,

Auténtica y sin matiz:

No cabe, porque el país

Está repleto de ella.



La cifra creciente de los muertos,

Víctimas de hechos criminales, es

Aceptada ya con toda naturalidad:


Se ve con indiferencia,

Carente de humanidad,

La terrible realidad

De cotidiana violencia.


Ya es costumbre ver que a gente,

A manos de la maldad

O de propia autoridad,

Se asesine impunemente.


Y es que, para muchos, existen otros

Asuntos mucho más importantes qué

Atender o por los cuales preocuparse:


No le interesa realmente,

A una inmensa mayoría,

Violencia ni economía,

Sino lo más trascendente.


Por ejemplo: emotivas

Victorias de Selección,

O la grave apuración

Por la crisis en las “Chivas”.


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