jueves, 23 de octubre de 2014

Servicial y siempre alegre

Emotiva despedida al Obispo José Refugio Mercado


Norma Angélica Trigo González


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“Que Dios le conceda la eterna alegría y el amor interminable de su Gloria”, fueron las palabras con las que Monseñor José Guadalupe Ramiro Valdez Sánchez oró por el eterno descanso del Obispo Auxiliar Emérito de Tehuantepec, Oaxaca, José Refugio Mercado Díaz, quien falleciera el miércoles 15 de octubre.

Durante la Misa de cuerpo presente, oficiada en el Templo Parroquial de Santa Teresita, donde estaba adscrito desde hace seis años, se resaltó la disposición de servicio que siempre tuvo el Prelado, oriundo de Ixtlahuacán del Río, Jalisco, así como el compromiso con sus fieles, lo mismo como Vicario que como Párroco o como Obispo en sus distintos destinos ministeriales.

Con la participación de decenas de Sacerdotes, presidió la Concelebración Eucarística su compañero de estudios en el Seminario, el Obispo Auxiliar José Trinidad González Rodríguez, acompañado del también Obispo Auxiliar de Guadalajara Juan Humberto Gutiérrez Valencia; del Obispo Auxiliar Emérito Rafael Martínez Sáinz; del Obispo de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, y del Arzobispo Emérito de León, José Guadalupe Martín Rábago.


Grata remembranza y esperanza de la Gloria

Monseñor Valdez Sánchez, también Canónigo y Párroco del Sagrario Metropolitano, rememoró, del Padre “Cuco”, los años en los que inició su ministerio y colaboraron juntos: “Recuerdo a aquel Sacerdote ágil, siempre dispuesto al trabajo, con la sonrisa y alegría en su corazón, siempre dispuesto a servir a sus hermanos. Nuestra vida es como el correr de los ríos, que van a tirar a la mar, al Mar de la Misericordia de Dios, al Mar de su Amor Eterno, lleno de alegría y de felicidad”.

Agregó que cuando el señor Cura Mercado, entonces Párroco de Tlajomulco, fue designado Obispo de Tehuantepec, estaba sumamente alegre y siempre se caracterizó por su cercanía con la gente y con sus compañeros Presbíteros.

“La firmeza de nuestra Fe, la firmeza de nuestro amor a Dios y a nuestros prójimos se prueba en las dificultades. Así como el oro se purifica con el crisol, la caridad de la virtud cristiana se prueba en los problemas, en los obstáculos, y seguramente que nuestro hermano “Cuco”, Obispo Auxiliar de Tehuantepec, montado en una mula tuvo que sufrir incontables problemas en aquellas tierras del Sur, los superó con la alegría de los verdaderos hijos de Dios”.

El predicador concluyó pidiendo a Dios concediera al finado Obispo lo deseado por todos sus fieles y amigos: “Concédele la eterna alegría, el amor interminable de tu Gloria. Y que María Nuestra Madre y Abogada, que lo vio nacer y lo cobijó con su manto en su pueblo de origen, Ixtlahuacán del Río, y quien lo vio vivir como Estrella de Evangelización, como Luz y Aurora de la Esperanza, lo encamine hoy al gozo del Cielo”.


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