Desde la Pastoral Social
Norma Angélica Trigo González
Con un enérgico llamado a combatir el hambre, la escandalosa pobreza, la desigualdad y la violencia, concluyó el XVIII Congreso Latinoamericano y del Caribe de Caritas Internationalis, realizado en Medellín, Colombia, del 20 al 24 de octubre, dejando manifestarse el clamor de justicia de millones de personas en todo el Continente.
La voz de nuestro representante
El Obispo Auxiliar de Guadalajara, José Leopoldo González González, quien asistió al evento en su calidad de Presidente de Cáritas de México, informó que la gran aportación de la Iglesia de América Latina y El Caribe al mundo, es que trabaja en esa línea y se está entendiendo el esfuerzo de la Pastoral Social en promover el desarrollo, no sólo en cuanto a ayuda ante las emergencias, sino también en el acompañamiento, rehabilitación de la persona y de las estructuras.
“Mucha gente no entiende qué es la Pastoral Social, pero sí sabe qué es Cáritas. Vamos descubriendo, en el caminar de América Latina, que esta triple dimensión del ministerio de Cristo: profético, litúrgico y de la caridad, estos aspectos están íntimamente unidos y no podemos separarlos. En la práctica, damos Cursos de uno y de otro por facilitar, pero no se puede separar de la Fe el aspecto profético, que es Anuncio de la Buena Nueva, pero también denuncia de las injusticias”.
Agregó que en el Magisterio de la Iglesia se encuentran los privilegiados y los pobres, y si existen es porque son fruto de estructuras que no favorecen el crecimiento de las personas.
Un diagnóstico confiable
En Medellín, Monseñor José Luis Azuaje, Presidente de Cáritas para América Latina y El Caribe, dio a conocer el Documento fruto de las experiencias de los diferentes países, que revela la situación real de nuestro Continente.
“En nuestro caminar por el Continente con el Pueblo de Dios, hemos visto y escuchado una realidad en la que se mezclan el trigo, que genera Esperanza, y la cizaña, que clama Justicia: la dolorosa y escandalosa pobreza en la que viven millones de personas, cuyos rostros sufrientes han sido identificados en Aparecida (No. 65 del Documento Conclusivo); pero también los esfuerzos y los procesos de tantos Colectivos por conseguir condiciones de vida dignas.
“La incoherencia entre la Fe en Jesús y la vida cotidiana de cada bautizado y bautizada ha favorecido que el Continente, mayoritariamente católico, registre los mayores índices de inequidad. Sin embargo, crecen los esfuerzos de las Comunidades Eclesiales de Base, las Misiones Evangelizadoras, los espacios de formación y de crecimiento en la Fe, el testimonio de Mártires, las experiencias de comunión de bienes. Las actividades y el esfuerzo de sensibilización sobre la realidad del hambre, realizado por todas las Cáritas del mundo a través de la Campaña: “Una sola familia humana, alimentos para todos”.
“La desconfianza creciente ha debilitado el tejido social de nuestros pueblos, haciéndolos vulnerables a conflictos violentos. Frente a ello, se promueven procesos de reconciliación, construcción de paz y ciudadanía y prevención de nuevas violencias. La débil conciencia ciudadana agudiza la brecha en su relación con la institucionalidad, haciéndola permeable a la corrupción, la violencia y la impunidad. Pero también se hace presente el protagonismo de los jóvenes, los esfuerzos en la formación de líderes y surgimiento de nuevos Movimientos sociales.
“Ante la consolidación de modelos económicos que generan un crecimiento desigual y profundizan la pobreza y exclusión de nuestros pueblos, también emergen experiencias de desarrollo sustentable como signos de esperanza en la posibilidad de construir un modelo de desarrollo más humano, participativo e igualitario. La pluriculturalidad genera, por un lado, conflictos, y por otro, que pueden ser oportunidades de encuentro y de desarrollo en una interculturalidad que también incluye la riqueza de la expresión de Fe popular de nuestros pueblos. La cultura del consumo inmediato y egoísta arrastra al menosprecio de la vida en todas sus manifestaciones, a la sobre explotación y depredación de los recursos de la Creación, amenazando la vocación alimentaria, hídrica y cultural de la tierra, que generan nuevos conflictos entre los pueblos y las industrias extractivas, asociados a su uso y favoreciendo economías ilícitas, ligadas al crimen organizado. También surgen iniciativas de desarrollo alternativo que apuestan por el cuidado de la vida y de la Creación.
“Crecimiento de las corrientes migratorias hacia otros países, producto de la pobreza y las violencias; el fenómeno de trata de personas para la explotación sexual y el trabajo esclavo, que le subyace. Ante esta situación, crece la conciencia sobre la necesidad de coordinar esfuerzos para sensibilizar y afrontar esta dolorosa realidad”.
Añadió que, junto con el Papa Francisco, sueñan con una opción misionera de la Iglesia “capaz de transformarlo todo para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la Evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación” (EG 27). Como familia pastoral social, Cáritas, nos sentimos llamados a ser parte de esta transformación en la Iglesia y, desde ella, en la Sociedad. “El servicio de la caridad es una dimensión constitutiva de la Misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia” (EG 179).
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