jueves, 30 de octubre de 2014

Rincón Poético

LA MUERTE DEBERÍA

SER NATURAL


Sin tanto aparato inútil,

asistencia médica,

sin tanta absurda tecnología.

La muerte debería ser tan natural

como lo fue el nacimiento,

como cualquier acto auténtico

de la existencia humana.

La muerte debería ser natural

y no artificial,

como se acostumbra ahora.


MI MADRE


Ella no era poetisa,

pero vivió la vida bellamente,

santamente.

Era una viva santa existencial.


“Seis meses estaré yo contigo

a donde quiera que te manden,

y luego moriré contenta”.

Y así fue como se cumplió el destino:

ya vive en la casa del mañana.


Pbro. Adalberto González González.


AHORA O NUNCA


Despertaré con el primer sonido del cenzontle, y por la ventana abierta miraré el paisaje en éxtasis furtivo.


Ella andará por la pradera rondándome, descalza y fugitiva.

Yo iré bebiendo con gozo el agua linda de la luz de mi último día.


Y al hincar la tarde sus rodillas

ungidas por el sol

en la esquina surponiente del atrio

de mi templo… llegará, por fin,

toda indefensa por su gran amor

y me preguntará: ¿nos vamos?


Yo le diré, sereno:

ya ando recogiendo

mis anhelos y mis luchas.


Ella me dirá, con voz pausada,

allí junto a la puerta:

¿espero un instante?

Yo le diré, muy sorprendido:

jamás te había mirado a contraluz…

¡eres hermosa!


Ella, con un ligero rubor en sus mejillas,

me preguntará de nuevo:

¿espero hasta mañana?


Yo gritaré:

¡ahora o nunca…

quiero irme contigo

a vivir en una estrella!


VEN COMO ESTÉS


Y la ilusión postrera se quedará

de repente suspendida.


Un agudo dolor clavará su puñal

en mis quimeras,

y me dará vergüenza sentir de golpe toda mi verdad.


Repasaré confundido

mis nostalgias.

En el fondo del abismo,

mis recuerdos

temblarán desconcertados

y mi conciencia tendrá una

lucidez total.


El corazón palpitará de prisa,

Con temor de llegar pronto a la cita.


Cuando la furia que

aún me quede

comience a socavar mi Fe,

mi Esperanza y mi Amor,

lloraré un instante…

Y en tropel vendrán las voces del viento y me dirán:


No intentes detener el tiempo;

ven como estés,

no te entretengas.


A LO MEJOR


A lo mejor entonces,

aturdido por el ruido reprimido

del silencio, dudaré de la alegría

que siempre encontré por el camino.

Será solamente un

momento de abandono,

de sufrimiento y de crueldad.


Una gota de miedo

inmensurable

ahogará mi suspiros.


Terriblemente solo,

cargaré mi angustia

como una cruz de ausencias.


El viento bramará por mi desierto

y dará latigazos a mi suerte.


A lo mejor nunca nada tuvo sentido;

a lo mejor nunca amé de verdad;

a lo mejor…


Entonces,

unos brazos abiertos

me abrazarán

y haremos fiesta

por siempre.


Pbro. Cándido Ojeda Robles.


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