jueves, 9 de octubre de 2014

La trascendencia de los principios morales

Los saqueos producidos a raíz del caos provocado por el paso del Huracán “Odile”, es un fenómeno para cuestionarnos acerca de sus causas y su solución.


Francisco Javier Cruz Luna


Ciclón BCS


Una de las cosas que más me impresionó al ver los noticieros que daban cuenta de las consecuencias del paso del Huracán “Odile”, incluso más que los múltiples daños que dejó y de las secuelas de éstos, fue el fenómeno escandaloso de los saqueos de tiendas de todo tipo y del pillaje de casas habitación, y me preguntaba qué suscitaba eso, cuál era el fondo del suceso, y fue cuando leí acerca de unas entrevistas con personas víctimas del mismo, como vislumbré una respuesta…

Juan Antonio es un hombre de 45 años de edad que ha vivido toda su vida en diversas localidades del Estado de Baja California Sur, y aunque ya había enfrentado situaciones límite a causa de desastres naturales, en esta ocasión en que lo hizo ante el huracán “Odile” sí resultó sumamente afectado en cuanto a sus posesiones, ya que su casa se inundó, perdiendo casi todos sus muebles, sus enseres y demás valores domésticos. A pesar de ello, este hombre no se encerró en sí mismo ni se dedicó a lamentarse por su desgracia, sino que, sabedor de que habría personas en peores condiciones que él y que necesitarían ayuda urgente, de inmediato se dirigió a los lugares casi destruidos y ahí ofreció su ayuda a los de Protección Civil, y estuvo durante varios días colaborando para auxiliar a la población más desafortunada.

Cuando un Periodista le preguntó su situación y el porqué no dudó en, ante todo, prestar ayuda a los demás, él respondió que cuenta con unos principios que le habían infundido los que lo educaron cristianamente, y consideraba una prioridad poner en práctica el Mandamiento de Jesús, de amar a los hermanos, y que en cualquier circunstancia y situación de su vida había actuado con esa convicción, y así lo seguiría haciendo.


El reverso de la moneda

Por el contrario, otro hombre que no quiso dar su nombre, lo que podría considerarse obvio, se dedicó, mientras pudo, a saquear tiendas, y cuando el Periodista se le acercó a preguntarle por qué hacía eso, después de una primera negativa a responder, le dijo que las oportunidades se daban poco; que era una manera de desquitarse de las empresas transnacionales que ‘se aprovechaban’ del pueblo pobre, y que al final de cuentas, de que se llevaran los artículos otras personas o que se echaran a perder, mejor se los llevaba él (cabe señalar que en un carrito de la misma tienda, cargaba con una pantalla, un horno de microondas, un estéreo, y otros múltiples productos).

Cabe señalar que, como última pregunta, le cuestionó si su casa o negocio habían sido afectados por “Odile”, a lo que respondió que, “gracias a Dios”, los daños fueron mínimos…

Es evidente que este ‘anónimo’, como los hay miles en la población, no tenía ni la más elemental instrucción moral ni los más básicos principios para una vida humana honrada y productiva… Y luego nos admiramos de la gran corrupción que existe en nuestro país.


Yo, así lo veo… Tú, ¿cómo lo ves?


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