“Jesucristo, Buen Pastor, ama las ovejas y da su vida por ellas. El tema del Buen Pastor aparece de modo relevante en este Cuarto Domingo de Pascua. La imagen del Buen Pastor, que se comprendía fácilmente en el tiempo de Jesús y que era frecuentemente usada en la Biblia, aparece aquí como una traducción concreta de cuanto ha sucedido en el Misterio Pascual: Cristo nos ha recogido de los pastos de muerte por donde nos habíamos dispersado; nos ha reconquistado para el Amor de Dios; nos ha llevado a la plenitud de la comunión con el Padre. Aquel Buen Pastor que dio su vida por las ovejas salió a buscar la oveja perdida, por las montañas y colinas donde tú (hombre) ofrecías sacrificios a los ídolos. Y cuando encontró la oveja perdida, la cargó sobre sus hombros –sobre los que había cargado también el madero de la Cruz– y así la llevó nuevamente a la vida eterna”.
San Gregorio de Nacianzo.
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