Siempre es mejor buscar el equilibrio
Los selfies y la necesidad de aceptación
Es hasta cierto punto normal querer compartir con los demás, mediante imágenes fotográficas, momentos de alegría o tristeza; viajes, comidas exóticas, etc. Pero hay un punto en que autorretratarse resulta dañino para la salud mental.
Mónica Livier Alcalá Gómez
El vocablo selfie se ha popularizado en el último año; tanto así, que fue catalogado como “palabra del año” por el Diccionario Oxford. En pocas palabras, se trata de una fotografía que se hace uno mismo, como el autorretrato de otras épocas, con la diferencia de que el selfie ha de ser inmediato, público y casual (o al menos eso se intenta).
La obsesión por la imagen y la pretensión de aceptación personal ha hecho que este tipo de fotografía se haga cada vez más popular, sobre todo entre jóvenes y adolescentes, pero no exclusivamente. Cada vez son más los adultos que están incursionando también en la moda de la autofoto, a causa, quizás, de la soledad, el vacío emocional, el estrés o los problemas en casa.
El enviar continuamente fotografías a Internet sobre las actividades que se realizan, se ha vuelto, para muchas personas, su fuente de aprobación cotidiana.
UNA POSIBLE ENFERMEDAD MENTAL
Todo exceso siempre será negativo, por lo que abusar de los selfies y hacer publicaciones continuamente en Internet puede hasta ser perjudicial, según la Asociación Americana de Psiquiatría. Ésta ha nombrado ya, incluso, un padecimiento asociado: la selfitis; es decir, el deseo compulsivo de tomar fotografías de uno mismo, principalmente para compensar la falta de autoestima. La Asociación dijo que la selfitis puede catalogarse en tres puntos:
•Selfitis Borderline: Capturar tres selfies diariamente, sin compartirlos en ningún medio social.
•Selfitis Aguda: Capturar tres selfies al día y compartirlos en cualquier Red.
•Selfitis Crónica: Más de seis selfies al día y compartirlos en las Redes Sociales.
Y es que, según la Doctora tailandesa Panpimol Wipulakorn, del Departamento Tailandés para Salud Mental, esta moda puede ocasionar depresiones y hasta paranoia, en caso de no obtener el reconocimiento público.
La Especialista afirmó que las personas siempre han necesitado de la aprobación de los demás, lo cual está en la naturaleza humana; sin embargo, esta recompensa, que es lograr la aceptación, tiene diferentes efectos en cuanto a una autofoto, dependiendo de la persona: algunos se contentan obteniendo unos pocos “me gusta” (likes), mientras otros necesitan lograr todos los que puedan y se vuelven “adictos” a este reconocimiento social.
FORTALECER LA AUTOESTIMA
Un análisis realizado por la Revista Time, que enumera las 100 ciudades del mundo que más utilizan este método de fotografía, resultó en que Manila, Filipinas, es donde más se suben a la Red los selfies. En México, es la Ciudad de Monterrey la que más genera autofotos, con 20 selfistas por cada 100 habitantes; a nivel mundial, ocupa el lugar 40.
Así pues, ante esto, es necesario reforzar, desde la familia, la seguridad y autoestima de todos los miembros, además de intentar disfrutar los momentos cotidianos sin la presión o pretensión de que los demás lo aprueben o lo sepan. Si bien es cierto que a todos nos gusta mostrar nuestros momentos de triunfo, algún sueño o meta cumplida o un acontecimiento feliz, debemos parar cuando aquello se está volviendo obsesión por mostrar o demostrar algo a los demás. Nunca el número de ‘me gusta’ (likes) tiene que suplir un deseo de aceptación o aprobación. Cuando esto es así, será el momento de buscar ayuda.
Para compartir una buena selfie
Según Álvaro Gordoa, Consultor en Imagen Pública, para lograr un buen selfie debe evitarse el egocentrismo, la ostentación y el engaño. Primero, la persona debe preguntarse si es necesario que los demás sepan exactamente lo que está haciendo en ese momento y agregarlo como una fotografía personal. Una gran cantidad de autofotos puede llegar a ser desagradable.
Tomar un selfie falso o engañoso sobre algo que no se es o de un viaje que no se ha realizado, puede resultar en escarnio público, por lo que es probable que afecte a la persona que la promovió.
Si bien una autofoto busca generar la aprobación de los participantes de las Redes Sociales, algunas de las imágenes más molestas son aquellas que se toman en el gimnasio o con los pies en la playa. También son desagradables las que se capturan en el automóvil, las de personas enfermas, ya sea con heridas, sueros o después de un agudo estado etílico.
Así, asegura el experto, los selfies deben ser espontáneos y que compartan contenido de valor; es decir, no sólo imágenes que eleven el ego de quienes las capturan.
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