jueves, 29 de mayo de 2014

Otra admirable advocación mariana

La Señora de todos los Pueblos

(Primera Parte)


Pbro. Tiberio Munari Chiomento

Misionero Xaveriano


El último Número de la Constitución Dogmática Lumen Gentium nos invita a “ofrecer súplicas apremiantes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que ayudó con sus oraciones a la Iglesia naciente, también ahora, ensalzada en el Cielo, interceda para que todas las familias de los pueblos, creyentes o no, lleguen a reunirse en paz, en un solo Pueblo de Dios” (No. 69).

Es una bella visión, que va más allá de la Iglesia, abraza a todos los hombres y compromete a la Virgen, Madre nuestra.


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ALGUNOS ANTECEDENTES

El 25 de marzo de 1945, se apareció a Ida Pesderman en Amsterdam, Holanda, con el nuevo Título de Señora de Todos los Pueblos. Ella, como “Abogada, Auxiliadora y Mediadora” (L.G., 62), habría recibido el encargo y el poder de unir los pueblos en una Comunidad de Naciones.

Cinco años después, el 16 de noviembre, y recién el Papa Pío XII había proclamado el Dogma de La Asunción de María a los Cielos, Nuestra Señora se manifestó otra vez a la vidente Ida: “Hija mía, quiero que me llamen Señora de Todos los Pueblos”.

Tal Título, en apariencia nuevo, en realidad tiene sus raíces desde el Magnificat: “Me llamarán dichosa todas las Generaciones” (Lc I,48). Ya en 1996, el 31 de mayo, dicho Título fue aprobado oficialmente por el Obispo de Harlem, Hendrik Bemers, y su Auxiliar, J. Punt.

Además de ese Título, la Virgen quiso también darle una imagen, en la que María se muestra de pie, delante de la Cruz, con las manos extendidas hacia abajo, emitiendo rayos de Gracia, Redención y Paz, y los pies apoyados sobre el mundo, en donde se aprecia una multitud de ovejas y corderos, la mayoría con la cabecita levantada, mirando la Cruz.


ADICIONALES FAVORES Y PETICIONES

Al aparecerse de nuevo el 31 de mayo de 1951, dijo: “Yo prometo que todos los que recen delante de esta imagen y pidan la ayuda de María, La Señora de Todos los Pueblos, se les darán Gracias para el cuerpo y el alma, como mi Hijo les desea. Esta imagen tendrá que ir de país en país, de ciudad en ciudad”.

Junto al Título y la imagen la Virgen nos dio también, el 11 de febrero, Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, una oración tan bella como sencilla, divina y poderosa, Trinitaria y Cristológica, y con un especial énfasis al Espíritu Santo, Sagrario de María, Virgen y Madre. He aquí esta breve plegaria, fácil de retener en la memoria:



“Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la Tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los Pueblos; que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que La Señora de Todos los Pueblos, la Bienaventurada Virgen María, sea nuestra Abogada. Amén”.



DE ABSOLUTA CONFIANZA
El 10 de mayo de 1953 se dejó escuchar nuevamente: “Ustedes no saben el poder y la importancia de esta Oración delante de Dios. Por medio de esta Oración, la Señora salvará al mundo. Récenla y verán milagros. Con este Título, Imagen y Oración, la Señora puede salvar al mundo de una posible catástrofe”.

Dicha plegaria, además de la aprobación de los Obispos de Harlem, fue adicionalmente aprobada por más de 30 Obispos de diversos países, e incluso tiene la autorización en la Arquidiócesis de Guadalajara.

Nuestra Señora habló del combate espiritual que libraría contra el Demonio, y ya desde el primer Mensaje a su vidente Ida le mostró una de las armas que todos podemos usar: el Santo Rosario.

Tras 45 años de valorar testimonios y estudios teológicos, el 31 de mayo de 1996 los Obispos de Harlem emitieron su validez oficial a las Apariciones de Ams-terdam: “En lo que se refiere al culto público de María, Señora de Todos los Pueblos, no hay objeciones”. En un posterior Documento, que ratifica esos hechos sobrenaturales, se subraya que se han evidenciado numerosas conversiones, sanaciones y reconciliaciones.


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