En la difícil historia de hoy
Señora, Reina y Madre; Chaparrita, Virgencita, ¡cúbrenos con tu manto!
Zapopana de siglos, entre la gente eres, Señora, caricia, llovizna del cielo; “mandadera” de nuestros ruegos para llegar a tu Hijo. Tú sola lograste la pacificación, enamoramiento y evangelización de los habitantes, naturales, bravos, aunque nobles, de este Occidente; que como el mapa que trazaron conquistadores y evangelizadores, es éste el lugar donde toda América en su mapa, hinca su figura.
Todos los cantos, todos los ritmos, muchas historias hermosas, también dolorosas, han llegado a los oídos de la Madre Santísima de Zapopan. Gritan sus bendiciones gargantas jóvenes, voces agrietadas por los estragos de los años. También las voces de los niños que apenas hablan, se manifiestan emocionadas cuando cantan en los Templos a donde va de visita.
En las calles de la Ciudad, desde la simplicidad de las colonias populares hasta recintos más hermosos; entre vecindades y rascacielos, María se siente Madre. Ha pasado fronteras, está en medio de creyentes de corazón y otros creyentes iniciales que se amotinan en el fervor de su Religión. Desde letrados hasta otros de sabiduría inicial, saben responder al “¡Viva la Virgen de Zapopan!”
Sabemos de la hermosura de todo el folclore nacional que te adorna. Pero hay, por supuesto, en tu corazón de Madre, motivos más profundos para andar por las calles visitando Templos. Irrumpen ante Ti necesidades, visitas de gratitud, alabanzas de júbilo. Ya son cientos, miles, millones que por siglos han vivido esta tradición. Se le llama -y con verdadero orgullo- sobre todo, Madre. Gente importante, y muchos con el derecho de hijos, te llaman de muchas formas.
“Pacificadora” te nombró Fray Antonio de Segovia en 1541, porque el odio y muerte se mostraban en toda la geografía mexicana. El Obispo Juan Ruiz Colmenero, te reconoció, desde 1655, como “Taumaturga”. Tus pueblos de esta Región de Occidente te rezan como Patrona y Abogada de la Ciudad de Guadalajara contra tempestades, rayos y epidemias desde aquel 14 de noviembre de 1734.
Has acumulado Títulos honrosos, proclamados con toda autoridad, y otros pequeñitos y sencillos que sólo sabe el corazón.” Generala de las Armas del Ejército de la Nueva Galicia”, así acordaron titularte Autoridades Civiles, Militares y el Obispo Cabañas, desde el 14 de septiembre de 1821.
La gente no cesa de inventarle nombres a la “Chaparrita”, pues las necesidades de este pueblo han sido muchas, con una historia singular que, en cada recoveco del tiempo, aprende en su voz títulos nuevos para llamarla.
“Reina de Jalisco” te proclamó desde la Catedral el Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Eres Madre de la Ciudad y de todos los que te quieren. El primer Papa llegado a estas tierras te invocó como “Estrella de la Evangelización”. El pueblo sabe de la verdad de estos Títulos y otros muchos sencillos que le salen cuando te rezan. Atiendes sin distinción. En el Calendario Litúrgico eres Nuestra Señora de la Expectación… “Patrona de la Arquidiócesis, “Reina del Lago”…
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