jueves, 20 de octubre de 2016

Sin Cristo, una Sociedad de contrastes nos divide

Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara

Hermanas y Hermanos en El Señor:

La Palabra del Señor nos hace una invitación a vivir en una actitud de Esperanza en Dios, cuya Misericordia y Amor son muy grandes, además de asumir nuestro compromiso en la construcción de un mundo mejor.
Si nos permitimos hacer una comparación de la situación de quienes vivieron en diferentes momentos de la historia bíblica que Él nos presenta, con algunas circunstancias que estamos viviendo nosotros, podríamos encontrar mucha luz y fuerza para continuar animados en el Proceso Pastoral que como Iglesia Diocesana hemos emprendido, y así, asumir en espíritu de sinodalidad las tres periferias existenciales que más nos están urgiendo una respuesta pastoral: familias en crisis, jóvenes en crisis, y el tejido social roto.
Debemos buscar la forma de reconstruir el tejido social, que sin necesidad de hacer un estudio fenomenológico, constatamos que está en una profunda crisis; es una labor, de entrada, muy difícil, y que puede suscitar desánimo; podríamos caer en la tentación de pensar que no nos toca a nosotros, y pasar de largo con indiferencia.
Esto no le puede tocar sólo a los gobernantes, aunque no se puede hacer sin ellos; no sólo a los ciudadanos, pero no se puede hacer sin la participación de todos nosotros. Ningún ciudadano, sea de la condición que sea, puede sentirse excluido de reconstruir la sana convivencia social y vivir bajo la tutela de los auténticos Derechos Humanos, fundamentales para todos.
Muchos ciudadanos han perdido la confianza en las Instituciones, incluso en la Familia. Podemos, también, caer en la tentación de querer construir una Sociedad en donde no tengan cabida las formas de pensar diferentes, y donde se exige el respeto a los propios Derechos, pero se violentan los de los demás o se olvidan de exigirse las obligaciones como buenos ciudadanos.
También nos vemos sacudidos por numerosas ideologías que quisieran relegar a Cristo de la Sociedad. De manera especial, las ideologías van seduciendo a los jóvenes que, muchas veces, son presa fácil de quienes pretenden introducir formas de pensar y de actuar que son contrarias al Evangelio, y que terminan por minar la dignidad humana.
En una Sociedad nítida, donde no hay barreras en lo que somos y hacemos, se diluyen los principios éticos y se mengua la responsabilidad social, pues todo se vale si es agradable y si aparentemente a nadie se hace daño. Todos, pero especialmente los jóvenes, se ven seducidos por el brillo de las falsas promesas que ofrece el crimen organizado, la violencia, el alcohol, la droga, el sexo, incluso la muerte.
La exhortación para los jóvenes es la de vivir la experiencia transformadora con Jesucristo, que nos hace salir de la experiencia de muerte a la participación de su vida. Los invito a que se dejen seducir por la Verdad y la Vida de Cristo; Él nunca los va a defraudar. Los reto a que hagan la prueba y vean la incomparable riqueza de su Gracia y de su Bondad para que ayuden a renovar, a través de su Luz, la experiencia de Matrimonio y Familia.
Se habla de crisis familiar porque muchas formas de vivir en familia rompen con el modelo tradicional, y se experimentan problemas de orden económico, social, laboral, de marginación y, muchas veces, de violencia. A ellas quiero recordarles que, independientemente de su situación, Dios está con ustedes.

Yo les bendigo en el Nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.

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