Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero
Un discurso recurrente en nuestra Sociedad es que las y los jóvenes no tienen valores; que si se reúnen a divertirse están propensos a los excesos y a la violencia; que son incapaces de entender las cosas y de controlar sus impulsos; que son irresponsables; que se la pasan entretenidos en las Redes Sociales; que siempre transforman la libertad en libertinaje; que no les importa la política; que no procuran el bien común, y un sinfín de discursos que van en la misma línea: estigmatizar a la juventud.
Una zanja de ideas y edades
Esto supondría que todos los adultos tienen valores; que no caen en excesos ni en violencia; que controlan sus impulsos; que son siempre responsables; que no tienen algún tipo de adicción irreflexiva; que viven con madurez el binomio libertad y responsabilidad; que se interesan y participan en la vida pública, y que en todo momento procuran el bien común; es decir, que por el simple hecho de ser adultos, son superiores emocional y éticamente a los jóvenes… Si esto fuera cierto, estoy seguro de que este mundo sería muy diferente.
Semejante disyuntiva, falsa, que traza una división irresoluble entre adultos y jóvenes, sólo contribuye a acrecentar las diferencias, a estigmatizar a los jóvenes y a mantener la amplia brecha generacional ya existente.
Más que seguir condenando las expresiones juveniles con argumentos fáciles, poco reflexivos y con pobre o nula información, tendríamos que preguntarnos sobre ¿qué tanto hemos hecho valer y respetamos los Derechos Humanos de las y los jóvenes? Esto es, ¿qué plataforma social hemos creado para que las y los jóvenes se desarrollen y se desenvuelvan?
Datos sobre la juventud en México
Responder esta pregunta es fundamental para darnos cuenta de la situación que vive la juventud mexicana y desde allí empezar a plantear una relación más constructiva con este grupo de población. Por ejemplo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Instituto Mexicano de la Juventud afirmaron, a mediados de este año, que el 45% de las y los jóvenes viven en la pobreza, y el 36% no tiene acceso a un Seguro de Salud. De acuerdo a la Comisión Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), hay 11.7 millones de niños y jóvenes que viven en pobreza alimentaria.
A su vez, la Secretaría de Educación Pública plantea que la cobertura de Educación Media Superior (Preparatoria) es del 66%, y de Educación Superior es del 32.8%, lo que equivale a que hay un 67% de jóvenes en nuestra Nación que no puede cursar una Licenciatura.
El extinto Instituto Federal Electoral presentó, a inicios de este año, un Informe sobre la situación de la ciudadanía en México, y uno de sus hallazgos más importantes fue que las y los jóvenes votan en menor medida que los adultos, y que poco creen en la clase política y los Partidos políticos.
Desde hace varios años, en nuestro Estado de Jalisco hemos presenciado diversos hechos de violación de los Derechos Humanos, que reflejan que las y los jóvenes han sido el principal grupo afectado; por ejemplo, el “Tlajomulcazo” en el año 2002; la represión del 28 de mayo de 2004; agresiones el 1º de diciembre de 2012, y recientemente en una fiesta de muchachos, donde se detuvo a más de 200 personas con exceso de fuerza. Esto, aunado a las desafortunadas voces y expresiones que aplauden este tipo de hechos y justifican la violación a elementales derechos .
Todos estos acontecimientos y datos nos muestran que las y los jóvenes en nuestra Patria sufren pobreza; no tienen acceso a la Educación Superior; no encuentran en la política un espacio de transformación social; tienden a ser estigmatizados por las Fuerzas de Seguridad, y sistemáticamente se violan sus derechos. Dicho de otra forma, ser joven en Jalisco y México no es una etapa en la que se forje y proteja a mejores ciudadanos, pero sí es un fase de la vida donde las críticas, la incomprensión y la falta de oportunidades aumentan.
Algunas pistas
Parece muy obvio, pero podríamos empezar por acercarnos a las y los jóvenes para preguntarles sobre sus necesidades y deseos, sin presuponerlo ni creer que los conocemos. También pueden mirarse las experiencias organizativas de quienes participan en proyectos sociales, que se interesan en la política, que son emprendedores, para saber cómo apoyarlos y entender mejor cómo van encontrando caminos nuevos. Es decir, se trata de zanjar las diferencias, derribar los muros y deshacer las brechas, sabiendo que nuestra posición tendría que ser más facilitadora y menos impositiva, más orientadora y menos prohibicionista, porque se trata de colaborar en la formación de personas libres y responsables. Así de sencillo y así de difícil.
Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com
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