En el Museo Regional
Huella del Seminario en sus primeros siglos
Foto: Édgar Damián García Ramos
En el marco del Año Jubilar por los 150 Años de la Arquidiócesis y Provincia Eclesiástica de Guadalajara, se exhibe una Muestra de Documentos, pinturas y objetos que reflejan el devenir del Seminario Conciliar, que cumple 318 años, y por un tiempo ocupó ese céntrico edificio.
José de Jesús Parada Tovar
En 2018 entrante se conmemorarán 100 años del Museo Regional de Guadalajara como tal, y por ello es importante recapitular ahora los diversos usos que ha tenido esa histórica finca, comentó la Arq. Martelva Gómez Pinedo, su Directora, al dar paso a la Conferencia que en su Salón principal dictó, la noche del jueves 18 de este mes, el Padre José Guadalupe Miranda Martínez, Vicerrector del Seminario Diocesano.
Ante un auditorio repleto, que incluso registró sobrecupo, el Padre Miranda Martínez, Especialista en Historia, comenzó diciendo que, considerando la antigüedad de casi dos milenios de la Iglesia, puede calificarse de “relativamente tardía” la idea de sistematizar los estudios y establecer el internado en los Seminarios, hace apenas 500 años, tras las disposiciones que al respecto dictó el Concilio de Trento. De ahí que a los que fueron surgiendo se les llamó precisamente “Seminarios Conciliares” o “Tridentinos”.
Su primera edad
Con lujo de erudición y datos precisos, el Conferencista detalló que, entre 1569 y 1793, se establecieron los primeros 40 Seminarios en tierras de dominio español. En la Nueva España hasta 1643 apareció primero el de Puebla; luego el de Antequera-Oaxaca y el de Chiapas. El de Guadalajara, datado el 9 de septiembre de 1696, fue el número 25 entre los de territorios hispanos, y el último de los tiempos coloniales aquí fue el de Monterrey, en 1793.
Antes del Seminario Tridentino tapatío, dedicado a Señor San José, funcionó el de Señor San Pedro, de duración efímera, destinado principalmente a cultivar las vocaciones de la Escolanía de los Niños Cantores de la Catedral. En 1678, el Obispo Juan Santiago de León y Garabito le dio bases más sólidas mediante serios Formadores, pues anteriormente sólo se requería a los aspirantes el ser célibes y haber cursado Bachillerato.
Propiamente Fundador de su actual etapa lo fue el Obispo Fray Felipe Galindo y Chávez, Religioso veracruzano de la Orden de Predicadores, quien se formó en Zacatecas (entonces Diócesis de Guadalajara), y como Superior de su Comunidad fundó varias Misiones en la Región. La primera Casa para internos estuvo en la mitad de lo que hoy es la Rotonda de los Hijos Esclarecidos de Jalisco, y el 8 de diciembre de 1696 recibió a sus primeros ocho alumnos, becados. Fray Felipe no pudo conseguir de la Corona que la Institución fuese Universidad, pero sí el Real y Pontificio Seminario Conciliar de Señor San José, al que regaló toda su Biblioteca.
El Obispo Juan Leandro Gómez de Parada y Valadez, en 1760, le dotó de nueva Casa. 75 años después, el insigne Prelado Fray Antonio Alcalde y Barriga, de su propio peculio, le donó 10,000 pesos para incorporar nuevas Cátedras y Docentes, al tiempo que modificó sus Constituciones. Su sucesor, Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, que había sido Rector del Seminario de Burgos, España, fundó en Guadalajara, en 1801, el Seminario Clerical del Divino Salvador “para mejorar la conducta de los Eclesiásticos”.
Ya como Arquidiócesis
Hacia 1861, por órdenes del Presidente Benito Juárez García -prosiguió relatando el Padre Vicerrector- el Gobernador de Jalisco, Pedro Ogazón, convirtió en Liceo de Varones la Casa del Seminario (hoy Museo Regional). Luego mencionó que la mayoría de los personajes cuyos restos o monumentos se honran en la Rotonda, fueron alumnos del Seminario, como el Presidente Valentín Gómez Farías; los Gobernadores Prisciliano Sánchez Padilla, Ignacio Cañedo y Jesús López Portillo; el Jurisconsulto Ignacio L. Vallarta; el Arquitecto Manuel Gómez Ibarra; el Educador Manuel López Cotilla o el Empresario José Palomar.
Particular énfasis puso el Pbro. J. Guadalupe Miranda al mencionar al último Obispo y primer Arzobispo de Guadalajara, D. Pedro Espinosa y Dávalos, de hace 150 años, “quien, al regreso de su destierro en Roma, proveyó de nuevo Reglamento al Seminario y visualizó cambios sustanciales en las relaciones Iglesia-Estado, conservando una sana distancia”.
El toque amable
Correspondió al Pbro. Tomás de Híjar Ornelas, Cronista Arquidiocesano, presentar al Coro de Infantes de la Catedral Metropolitana, cuyo Director, Aurelio Martínez Corona, detalló datos contextuales de las interpretaciones ejecutadas, de la autoría de Antonio de Salazar; Ignacio Jerusalem; Gaspar Fernández; Mendelsohn y Héctor M. Salcedo Becerra; varias de esas piezas corales, rescatadas del Archivo Musical Catedralicio. Luego, en dos alas del lado Norte del Museo, Segundo Piso, el propio Padre De Híjar ilustró a la nutrida concurrencia sobre el material expuesto, que permanecerá hasta diciembre.
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