jueves, 18 de septiembre de 2014

La verdadera paz comienza en el corazón

La Arquidiócesis de Guadalajara celebra el Día Internacional por la Paz. Este domingo 21 de septiembre habrá actividades en el Paseo Chapultepec. La familia debe ser promotora de la paz.


Sonia Gabriela Ceja Ramírez


La Iglesia de Guadalajara vela por la dignidad de las personas, y esto se hace más tangible a través de la Sección Diocesana de los Derechos Humanos, que coordina el Padre Luis Javier Muñoz Murguía, y que depende de la Comisión Diocesana de Pastoral Social.

“Nuestro trabajo consiste, fundamentalmente, en la promoción de la dignidad humana en todos los aspectos, desde la dignidad de los niños, de las mujeres, de los migrantes, etcétera. Pero, también como Iglesia, buscamos ser promotores de la paz y darles voz a quienes no la tienen. La Iglesia alza por ellos la voz a través de su Doctrina Social; busca anunciar y denunciar, así que nuestro trabajo consiste concretamente en resaltar y promover la dignidad humana.

“Algunas actividades específicas que promovemos mediante el trabajo que realizamos a nivel diocesano, son el establecer un punto de diagnóstico de lo que sucede en nuestra Sociedad y, a la vez, constituir un punto de enlace con las diferentes Comisiones y Secciones Diocesanas. Pero, además, procuramos formar alianzas con organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, con las cuales buscamos establecer un diálogo constante para lograr objetivos comunes encaminados a la búsqueda del bien social.

“Asimismo, realizamos Campañas, promovemos Talleres, ofrecemos Cursos en distintas Parroquias o Decanatos donde nos invitan a realizar Semanas Sociales para apoyar con nuestro granito de arena la promoción los Derechos Humanos.

“Cumpliendo esta tarea y haciendo eco de lo que los Obispos de México mencionan en su Documento ‘Que en Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna’, hemos organizado, para este domingo 21 de septiembre, una serie de actividades encaminadas a la promoción de la paz, porque en esa fecha, de acuerdo a una iniciativa de la ONU, se celebra el Día Internacional por la Paz.

“Y es que en ese Documento los Obispos mencionan, con mucha preocupación, desde 2010 cuando fue publicado, los motivos que son causa de que en México no se esté viviendo la paz.

“El Episcopado Mexicano señala varios hechos: primero, en el sentido del análisis de la realidad; pero también formulan una propuesta interesantísima para la educación en la paz: cómo tenemos que dialogar sobre la paz; sobre la violencia que hoy permea en todos los ambientes y que alcanza a los niños y a los jóvenes; y ni qué decir de la delincuencia organizada.

“Como Iglesia, nos sentimos con el deber de promover la paz en Cristo, no solamente como una iniciativa meramente humana, sino en Cristo, que es nuestro sello personal, y que es el aporte que le queremos imprimir”.


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La Iglesia no puede callar ni permanece callada

Si bien la Sección de Derechos Humanos de la Arquidiócesis reconoce que como Iglesia Diocesana vamos un paso atrás en cuanto a la educación en la paz, la intención es seguir trabajando en conjunción con otras organizaciones para seguir construyendo una auténtica paz.

“No queremos ser cómplices con nuestro silencio, quedándonos de brazos cruzados o solamente orando por la paz. Eso no sería suficiente. Queremos promover Iniciativas y Talleres, sumar esfuerzos. Tenemos la Doctrina desde el Evangelio, debemos aprovechar esta sinergia y la acción del Espíritu Santo”.



Nuestro papel como cristianos
Los cristianos, en un contexto de inseguridad como el que vivimos en México, tenemos la tarea de ser «constructores de la paz» en los lugares donde vivimos y trabajamos. Esto implica distintas tareas: «vigilar» que las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, de la mentira y de la violencia, y ofrecer el servicio de «ser testigos», en la convivencia humana; del respeto al orden establecido por Dios, que es condición para que se establezca en la Tierra la paz, “suprema aspiración de la Humanidad”. En esta tarea, nuestro mejor servicio siempre será la formación de la conciencia, que nos permita desenmascarar las intrigas del Mal, pues “la violencia nace en el corazón del hombre”.


(“Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”, CEM, 2010)


Celebraciones en las Parroquias
La Sección Diocesana de Derechos Humanos tendrá actividades este domingo 21 en el Paseo Chapultepec, durante el día. Además, se ha invitado a todos los Párrocos para que, durante las Misas dominicales, hablen de la paz; incluso, el plan es enviarles un Subsidio (Documento de apoyo). “Además, queremos aprovechar nuestras Fiestas Patrias para recordarle a la gente lo que históricamente se ha logrado y seguir invitando a todos a contribuir para que haya paz en nuestro pueblo”, afirmó el Padre Luis Javier Muñoz.


Cristo Pacificador
No obstante que el Mensaje de Cristo es muy revolucionario, Cristo es, a la vez, muy pacificador, pues desde las Bienaventuranzas nos exhorta a trabajar por la paz. “En el Sermón de la Montaña, Cristo nos dice: ‘Bienaventurados los pacíficos, los que trabajan por la paz’. Si queremos lograr el desarrollo, si buscamos un porvenir para nuestro mundo y para nuestras familias, debemos cambiar el esquema de violencia en el que vivimos, la lucha de poderes, las luchas que siempre emprende el proletariado. Cristo nos propone otra revolución, la del corazón para lograr la paz”, concluyó el Padre Luis Javier.



La paz se pierde en casa
La Iglesia de Guadalajara sabe que la paz se construye o se destruye desde el seno de las familias. “Nos entristece conocer lo que sucede en otros lados del mundo, entre Palestina e Israel, o lo que acontece en Siria o en Ucrania; pero, ¿qué tanto conocemos lo que pasa en nuestro entorno? ¿Qué podemos hacer por los niños que aprenden la violencia en los Medios de Comunicación o en los videojuegos? ¿Qué podemos hacer para disminuir el bullying en las escuelas, cuando a estas alturas no nos extraña ver a un niño de cinco o seis años levantarle la mano a sus papás en actitud de violencia? Eso es lo que está pasando aquí, y por ahí debemos comenzar.

“Mostramos una actitud de intolerancia hacia el que es diferente, y aunado a esto, la difícil situación económica propicia que cuando los muchachos son ninis, se les haga fácil unirse a las filas de la delincuencia organizada. De ahí la importancia de que trabajemos por la paz”.


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