TIRANA- Entre lágrimas, el Papa Francisco estrechó en un fuerte abrazo al Padre Ernest Simoni, de 84 años, uno de los últimos sobrevivientes de la terrible persecución comunista en Albania, quien fue encarcelado en condiciones inhumanas y se libró de una condena a muerte por su fidelidad a la Iglesia y al Sucesor de Pedro.
Durante su reciente visita a Tirana, el Vicario de Cristo sostuvo un encuentro en la Catedral de San Pablo con los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas, Seminaristas y Movimientos laicales, y escuchó con atención el testimonio del Padre Simoni.
Relató éste que en diciembre de 1944 comenzó en Albania un régimen comunista ateo que trató de eliminar la Fe y al Clero con “arrestos, torturas y asesinatos de Sacerdotes y Laicos por siete años seguidos, derramando la sangre de los fieles, algunos de los cuales, antes de ser fusilados, gritaban: ¡Viva Cristo Rey!”
En 1952, las autoridades comunistas reunieron a los Sacerdotes que sobrevivieron y les ofrecieron vivir en libertad a cambio de distanciarse del Papa y el Vaticano; una intención que nunca aceptaron.
El 24 de diciembre de 1963, al concluir la Misa de Vísperas de Navidad, cuatro Oficiales le presentaron el decreto de arresto y fusilamiento, y fue esposado y detenido. En el interrogatorio le dijeron que sería ahorcado como un enemigo porque dijo al pueblo “que moriremos todos por Cristo, de ser necesario”.
Las torturas lo dejaron en muy mal estado. Entre los cargos que le imputaron figuraba celebrar una Misa por el alma del Presidente estadunidense John Fitzgerald Kennedy, asesinado un mes antes de su arresto, y que celebró por una indicación del Papa Paulo VI a todos los Sacerdotes del mundo.
“La Divina Providencia quiso que mi condena a muerte no fuese llevada a cabo enseguida”, recordó. Los comunistas cambiaron su condena a muerte por 28 años de trabajos forzados. “Trabajé en los canales de aguas negras, y durante el período de prisión he celebrado la Misa, he confesado y distribuido la Comunión a escondidas”, relató.
Fue liberado sólo cuando cayó el régimen comunista y empezó la libertad religiosa. “El Señor me ha ayudado a servir a tantos pueblos y a reconciliar a muchas personas alejando el odio y al diablo de los corazones de los hombres”, aseguró (ACI).
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