jueves, 18 de septiembre de 2014

EDITORIAL

¿Consulta ciudadana para autorizar epidemias sociales?


Algunas gentes tienen conciencia de que el mundo va de mal en peor, pero nunca pierden la expectativa de que las cosas mejorarán; que las desigualdades, la violencia, la explotación, de alguna manera disminuirán y que volverá la armonía. No existe una receta simplista para ser optimistas ante los retos de la vida. El Bien y el Mal están mezclados y frecuentemente disfrazados; los conflictos, la crueldad, acompañan a la Sociedad de una manera casi trágica. No obstante, la convicción de lucha no se pierde, y el espíritu evangelizador no desaparece del todo.

El Presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Tomás Figueroa Padilla, dijo que se facilitarán 257 urnas electrónicas para la consulta ciudadana sobre despenalizar o no el consumo de la mariguana en Jalisco. Se dice que es ‘un hecho histórico’ para la democracia participativa de nuestro Estado. Este ejercicio se hará del 17 al 28 de septiembre. Así encaminadas las cosas, es importante nuestra participación, para que las millonadas gastadas en este “necesarísimo ejercicio de democracia” no vayan a traer más desastres sociales.

En México, por décadas, se ha insistido en imponer el laicismo como religión de Estado, lo que significa, en palabras llanas, que nuestros Gobiernos quieren decidir qué es bueno y qué es malo; pretenden imponer una moral devastadora para poder hacer trapacerías sin los reclamos de la gente cuerda y sensata.

La despenalización del uso de la mariguana, en muchos grupos sociales, es ya una victoria. El Mal se ha entronizado en consultas atiborradas de tropelías, con dictámenes leguleyos. Y ahora aquí también se pretende embaucar a los incautos en asuntos de mucho riesgo para la Salud Pública. La cordura personal para vivir sensatamente se ha vuelto obsoleta. No tenemos que mirar lejos para observar los daños irreversibles en consuetudinarios consumidores de este veneno social.

Y ahora viene una consulta a la medida de ciertos alfiles del Gobierno. Las respuestas se presumen sesgadas: ¿La mariguana es producto lícito, consumible, recomendable? La práctica del sondeo, para elegir “lo mejor”, dicen, es una tarea necesaria. Pero… una consulta pública, con cargo al erario público, para definir algo que se sabe que “per se”, daña la salud, que destroza la convivencia de incontables familias, que enriquece a sinvergüenzas sociales, duele que se pretenda hacer legal para amparar dichos estragos.

El Cardenal Francis George, Arzobispo de Chicago, en días recientes ha constatado que esta manera de gobernar está provocando en muchos una crisis de Fe, y recuerda que “a lo largo de la Historia, cuando los católicos y los creyentes de una Religión revelada han sido forzados a elegir entre ser guiados por Dios o por políticos, profesores, editores de periódicos y artistas, muchos de ellos han optado por los poderosos de este mundo”. Se ha impuesto el laicismo como religión de Estado, de tal manera que se obliga por Ley a los cristianos a aceptar el pecado y a colaborar con el mismo.

Y el Papa Francisco asienta en su reciente Exhortación Apostólica: “Los Pastores -y todo el Pueblo de Dios- acogiendo los aportes de las distintas Ciencias, tienen derecho a emitir opiniones sobre aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral del ser humano” (E.G. 182). El daño más grave: ser inconscientes ante dicha consulta ya convocada. ¡A convencer y a votar, pues!


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