viernes, 5 de septiembre de 2014

Aniversario del Seminario

A 318 años de fundado

Exposición dedicada al Seminario de guadalajara en su antigua casa


Pbro. Tomás de Híjar Ornelas


Aprovechando la efeméride del Año Jubilar por el 150º Aniversario del Nacimiento de la Arquidiócesis tapatía, el Museo Regional de Guadalajara, que dirige la Arquitecta Martelva Gómez Pinedo, y el Comité para los Festejos de este acontecimiento, que encabeza el señor Cura José Abel Castillo Castillo, por conducto de su Departamento de Estudios Históricos, ofrecerán a la comunidad jalisciense y a quienes visiten Guadalajara los restantes meses del año en curso, la Exposición ‘En Ciencia y en Virtud. El Seminario Conciliar de Guadalajara, 1696-1868’, bajo la curaduría de la Licenciada María Aurora Palomares Flores; Muestra que será inaugurada el jueves 18 de septiembre a las 19 horas, con una Conferencia que impartirá el Presbítero y Licenciado José Guadalupe Miranda Martínez, actual Vicerrector del plantel levítico.


Cabalgando entre siglos

La Arquidiócesis de Guadalajara no es sólo una de las más antiguas de América -se creó el 13 de julio de 1548 con el título de ‘Compostelana’-, sino también una de las primeras en el mundo en tener un intento formal por cumplir con el Decreto de la Sesión XXIII del Concilio de Trento, del 15 de julio de 1564, el cual dispuso que se crearan en todas las Diócesis del mundo Seminarios -semilleros-, que por ese motivo habrían de llamarse Conciliares, donde se educaran adolescentes en Ciencia y en Virtud -de ahí el nombre de la Exposición-, con gérmenes de vocación al estado eclesiástico.

Tan sólo seis años después de esta última fecha, en 1570, el Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, en sede vacante, dispuso la creación del Colegio Seminario de Señor San Pedro, cuya existencia fue efímera, pero real: tuvo un Rector, una casa, maestros y alumnos. La obra no pudo persistir por diversos factores, siendo el material el más gravoso.

Debieron transcurrir dos siglos antes de que el Obispo Juan Santiago de León Garabito pusiera las bases que garantizaran la presencia de Sacerdotes capaces de atender la formación clerical. Para ello, creó, en 1678, una Congregación del Oratorio, y 1695, una de Padres Oblatos. Su muerte, acaecida en ese último año, le impidió dar el paso siguiente, que de inmediato hizo suyo su sucesor, el Religioso Dominico veracruzano Fray Felipe Galindo y Chávez, el cual gestionó de inmediato, ante la Corte, la Real Licencia para el establecimiento del centro educativo, al que le dio vida jurídica el 9 de septiembre de 1696.


La primera Casa del Seminario de Guadalajara

Gracias a planos de la época, sabemos dónde se construyó el primitivo Seminario de Señor San José, así llamado a petición del Tesorero de la Catedral, el Presbítero don Pedro de Arcarazo, quien patrocinó la construcción en la esquina Noroeste donde hoy convergen las Calles de Hidalgo y la de Liceo, ocupando un tercio de la manzana de lo que es hoy el Jardín de los Jaliscienses Esclarecidos, mejor conocido como ‘La Rotonda’.

Fray Felipe Galindo en persona otorgó Becas de merced a los primeros ocho Seminaristas -siete de los cuales recibieron después el Orden Sagrado-, el 8 de diciembre de 1699, y los puso bajo la atención del Presbítero Tomás Romero Villalón, de los Padres Oblatos.

A partir de ese momento y hasta 1767, el Seminario Conciliar, junto con el Colegio de Santo Tomás de Aquino, dirigido por los Religiosos de la Compañía de Jesús, tuvo la responsabilidad de impartir Cursos de Bachillerato a quienes aspiraban a tener al menos este título o cursar otros, superiores, en la única Universidad de la Nueva España, la de México. Al cabo de cuatro décadas, el edificio del Seminario resultaba del todo insuficiente para atender el crecido número de alumnos que acudían a sus aulas, lo cual motivó al primer tapatío de la Historia en ceñir la Mitra como Obispo de Guadalajara, don Juan Leandro Gómez de Parada y Valadez, a acelerar el proceso que hizo posible la construcción de una segunda sede para el Seminario en una manzana que pertenecía al Cabildo Eclesiástico, que tenía en ella una casa solariega y una huerta a la que libremente acudían los señores Canónigos en los espacios libres que les dejaban sus obligaciones en los oficios litúrgicos y curiales de la Catedral.


La segunda casa del Seminario Conciliar

Se estrenó el inmueble en 1758, siendo Obispo de esta Sede: Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejeda y Díez de Velasco, Religioso Franciscano, y en pocos años, a partir de 1767, luego de la expulsión de los Padres Jesuitas de los dominios de España, quedó como única Escuela Preparatoria en el extensísimo Occidente de la Nueva España. Esto motivó al ahora Siervo de Dios, Fray Antonio Alcalde y Barriga, a aumentar a 24 el número de Becas para estudiantes pobres, a darle nuevas Constituciones y a dotar con nuevas Cátedras la oferta académica del Seminario, reiterando la petición que en su tiempo hizo al Rey el Fundador Galindo y Chávez: que se otorgara al Seminario permiso para sostener un claustro universitario, lo cual no ocurrió así, pues la Universidad terminó fundándose en el antiguo Colegio de Santo Tomás. En 1782 fue demolido el viejo Seminario, ocupando su lugar un espacio abierto, la Plazuela de La Soledad.


seminario sede primitiva


Remodelación profunda

del inmueble


Al tanto de las novedades educativas en el Viejo Mundo, el sucesor del Obispo Alcalde, don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, Rector que había sido del Seminario Conciliar de Burgos, España, dotó al de Guadalajara de nuevas Constituciones en 1800 y fundó, al año siguiente, el Seminario Clerical del Divino Salvador, donde había estado la Casa de los ya para entonces extintos Padres Oblatos.

La ocupación de la Ciudad por parte del Cura Miguel Hidalgo y sus huestes, impidió la apertura del año lectivo 1810-11, circunstancia aprovechada por las tropas virreinales para convertir el edificio en Cuartel del ‘Regimiento de la Reina’. Cuando lo restituyeron, en 1812, su condición era tan deplorable, que el Obispo Cabañas dispuso su remodelación profunda, agregándose en este tiempo, entre otras Secciones, la Capilla. Las obras se extendieron hasta 1819, años durante los cuales los Seminaristas y alumnos externos utilizaron las instalaciones del Oratorio de San Felipe Neri.


De nuevo en su Casa

A partir de ese último año, y los 42 siguientes, los Cursos pudieron desarrollarse con normalidad. Las Cátedras se impartían mañana y tarde, de las 9 a las 12 y de las 16 a las 17.30 horas. Los Mentores solían ser Sacerdotes Diocesanos, especialmente aquellos que por oficio debían serlo: los Canónigos Doctorales, Lectorales y Magistrales. El mismo Maestro que iniciaba un Curso, debía concluirlo dos o tres años después.

Entre los conflictivos años de 1835 a 1860, dice la Investigadora Angélica Peregrina, el Seminario Conciliar llegó a ser “el centro de enseñanza superior que mayor influencia ejerció en el Occidente de México”. En 1853 alcanzó el mayor número de alumnos de su historia: 1,256 matriculados.


Idas y venidas

El 20 de febrero de 1861, un Decreto del Presidente Benito Juárez García convirtió el edificio en Liceo de Varones, y transfirió los fondos del Seminario a esta Institución. El mismo Decreto dispuso que el plantel levítico ocupara el Seminario Clerical. Sin embargo, aprovechando que el 28 de mayo de 1863 el Gobernador Pedro Ogazón suspendió los Cursos del Liceo, los Superiores y alumnos del Seminario se instalaron de nuevo en su antigua Casa, casi al tiempo que se elevaba al rango de Arquidiócesis la Sede Episcopal guadalajarense. Al año siguiente, 1864, el recién electo primer Arzobispo, don Pedro Espinosa y Dávalos, promulgó un nuevo Reglamento para el Seminario Conciliar.

La Restauración de la República, en 1867, trajo también consigo la expulsión de los huéspedes del edificio que ya había sido incautado para servir como Liceo; uso que tuvo hasta 1914.

Así, el Seminario Conciliar pasó al Clerical; poco después, al Mesón de Guadalupe, y luego, al antiguo Claustro de las Monjas Agustinas de Santa Mónica.


La Exposición

Una pincelada de todo lo dicho podrá verse en esta Exposición, a cuya apertura están invitados los que quieran, pues es abierta y general. La cita, como se ha dicho, es este jueves 18 de septiembre en el Auditorio del Museo Regional del Estado (Calle Liceo No. 60, Sector Hidalgo, Zona Centro). Permanecerá abierta hasta el mes de diciembre.


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