jueves, 5 de junio de 2014

Papa Francisco:

Tener piedad no es poner “cara de estampita” o fingir ser santo


Durante la Audiencia General del miércoles 4 de junio, el Papa Francisco reflexionó sobre el don de la piedad, el cual no significa tener compasión, poner “cara de estampita” o fingir ser santo, sino un “auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de aquella capacidad de rezarle con el amor y sencillez que caracteriza a los humildes de corazón”.


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CIUDAD DEL VATICANO- Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, EL Santo Padre alentó a cultivar este don porque “seremos capaces de gozar con quien está alegre, de llorar con quien llora, ade estar cerca de quien está solo o angustiado, de corregir a quien está en error, de consolar a quien está afligido, de acoger y socorrer a quien está necesitado. Hay una relación, muy, muy estrecha entre el don de piedad y la mansedumbre”.

Durante el encuentro con miles de peregrinos, afirmó: “Hoy queremos examinar un don del Espíritu Santo que a menudo viene mal entendido o considerado de una manera superficial, y que, en cambio, toca el corazón de nuestra identidad y de nuestra vida cristiana: es el don de la piedad.

“Hay que dejar claro que este don no se identifica con tener compasión por alguien, tener piedad del prójimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro profundo vínculo con Él; un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y nos mantiene unidos, en comunión con Él, incluso en los momentos más difíciles y atormentados.

“Este vínculo con el Señor no debe interpretarse como un deber o una imposición: es una amistad que cambia nuestras vidas y nos llena de entusiasmo y alegría. Por esta razón, el don de la piedad suscita en nosotros, sobre todo, gratitud y alabanza. Es éste, en realidad, el motivo y el sentido más auténtico de nuestro culto y de nuestra adoración.

“Piedad, por tanto, es sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de aquella capacidad de rezarle con el amor y sencillez que caracteriza a los humildes de corazón.

“Si el don de la piedad nos hace crecer en la relación y en la comunión con Dios y nos lleva a vivir como sus hijos, al mismo tiempo nos ayuda a derramar este amor también sobre los otros y a reconocerlos como hermanos. Y entonces sí que seremos movidos por sentimientos de piedad -¡no de pietismo!-. ¿Por qué digo no de pietismo?, porque algunos piensan que tener piedad es cerrar los ojos, hacer cara de estampita, ¿así, no?, y también fingir el ser como un santo, ¿no? ¡No!, éste no es el don de la piedad.

“El don de piedad que nos da el Espíritu Santo nos hace apacibles. Nos hace tranquilos, pacientes, en paz con Dios, al servicio de los otros. Pidamos al Señor que el don de su Espíritu pueda vencer nuestro temor, nuestras incertidumbres, incluso nuestro espíritu inquieto, impaciente, y pueda hacernos testimonios gozosos de Dios y de su Amor. Que el Espíritu Santo nos dé a todos nosotros este don de la piedad” (ACI/EWTN Noticias).


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