Lic. Lupita:
Tengo gran ilusión de formar una familia. Soy joven, recién egresado de Ingeniería Mecánica. Ya tengo un trabajo y quiero casarme pronto, pues cuento con una novia fuera de serie; pero me siento inseguro acerca de mi capacidad para ser buen esposo y padre, ya que nunca conocí al mío. Mi madre quedó embarazada a los 18 años, y él no quiso hacerse responsable. Sólo Dios sabe lo difícil que fue para mí crecer sin él. Cada Día del Padre lloro por lo que me significa su ausencia. No dejo de agradecer a mi madre su esfuerzo y su amor por mí; sin embargo, reconozco que me hizo falta tener papá conmigo. Le pido su oración para que yo no abandone jamás a mi futura familia.
Gerardo.
Muy estimado en Cristo, Gerardo:
Sigmund Freud decía: “No puedo pensar en alguna necesidad de la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre”. Ciertamente carecer de él tiene consecuencias inconvenientes.
No obstante, tu pasado no te determina. Puedes ser esposo y padre ejemplar si así te lo propones. Tu carta me permite dirigir una reflexión a los papás de nuestros días. En función de su conducta frente a los hijos, podríamos decir que hay padres:
A)Ausentes, como el tuyo. Hombres que desconocen o desprecian la grave responsabilidad que pesa sobre ellos al engendrar a un hijo.
B)Viciosos, que se dejan llevar por sus impulsos, huyen de la realidad dolorosa y de sus propias responsabilidades, olvidándolas cuando son presas de su esclavitud: alcohol, drogas, sexo, juego… Parecen incapaces de ver el daño que hacen, ante la inocente mirada de sus hijos.
C)Violentos, que han aprendido a resolver sus conflictos imponiéndose por la fuerza. Golpean con palabras, actitudes y acciones a quienes deberían proteger.
D)Materialistas. Hombres que creen que con proveer de todo lo materialmente necesario están cumpliendo su función. Son aquellos que dicen que hacen todo por sus hijos, pero no encuentran tiempo para convivir con ellos.
E)Egoístas, que creen que los hijos son un derecho exclusivamente individual. Los engendran por gusto, para complacerse a sí mismos. Suelen ser del tipo “soltero-casado”. Tienen hijos y dejan que la esposa los cuide, mientras ellos hacen su vida.
F)Ejemplares. Hombres que procrean a los hijos para amarlos. No los consideran un derecho sino un don de Dios. Son conscientes de que van a formarlos para convertirse en hombres y mujeres de éxito, en buenos ciudadanos, y de que sus vástagos son futuros esposos y padres, esposas y madres, o bien consagrados a Dios o a una misión trascendente. Desean que sus hijos un día se sientan orgullosos de contar con el mejor ejemplo de vida. Se apartan de irresponsabilidades y vicios, se consagran al bien de su familia amando a sus mujeres, respetándolas y siendo apoyo y estímulo para cada uno de sus hijos.
A estos últimos los festejamos en todo lo alto; les agradecemos con ternura, con la garganta anudada por la emoción de pensar en su trayectoria de entrega y sacrificio por nuestro bien.
A los demás, sin juicios que emanan de corazones endurecidos por el resentimiento, les brindamos comprensión y compasión. No han amado a sus hijos. La ignorancia, la debilidad humana, el pasado injusto y tortuoso han formado parte de su historia y no les alcanza para dar lo mejor de sí mismos, sino lo peor.
Prepárate y esfuérzate por ser esposo y padre ejemplar. Rompe esa cadena de dolor que sólo se detiene con determinación. ¡Serás un héroe para tu familia!
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