Gratas a todos los sentidos
Las pitayas, un fruto que da identidad al Sur de Jalisco
TEPEC, JAL. El poblado de Tepec, enclavado en la cuesta rumbo a Tapalpa, dentro del Municipio de Amacueca, es todo un vergel de gran fertilidad. Entre sus frutos se destacan las pitayas, como lo afirma el agricultor José López Fajardo, quien refirió que estas cactáceas son el producto que más les deja ingresos, aunque sólo por una reducida temporada de tres meses.
Las pitayas son parte muy destacada del paisaje rural de varios Municipios del Sur de Jalisco, como son Techaluta de Montenegro, Amacueca, Atoyac, Zacoalco de Torres, Teocuitatlán de Corona y otros hasta los límites con Colima, como el caso de Tolimán, en la llamada “Región Rulfiana”. Incluso el Escudo de Armas de Sayula contiene un pitayo muy destacado.
LA FRASE
“Antes de comer pitayas, primero hay que admirarlas. Contemplarlas primero. Beber su carne. Y por último, plantarles la mordida”.
Juan José Arreola Zúñiga,
Escritor del Sur de Jalisco.
En una espontánea plática junto al atrio del Templo de San Pedro Apóstol, el agricultor José López Fajardo detalló que, si hay una buena comercialización de las pitayas, éstas le dejan una ganancia de al menos 30 mil pesos por hectárea al dueño de una parcela, y de más de 80 mil pesos al comercializador que las distribuye en los puntos de venta al público, entre los que figura la tradicional Plazuela de “Las Nueve Esquinas”, en el Centro de Guadalajara. Dicho ingreso, por cierto, supera con mucho a lo que deja el maíz en tierras de coamil, donde proliferan los huertos pitayeros.
Sus peculiaridades
Expresó que en cada temporada los pitayeros siempre esperan que no haya lluvias tempraneras, como en mayo, dado que afectan a los frutos. Por lo mismo, dijo que son muy de provecho “los veranitos” de escasez de aguas que suele haber antes de que se estabilice el temporal, de manera que la humedad no perjudique a las pitayas.
También advirtió que en años recientes se ha disparado una infestación de gusanos que afectan la vitalidad de las plantas, lo que amerita que se estudie a fondo esa plaga para aplicar debidamente los insecticidas que sean adecuados.
Como todo producto, la pitaya se cotiza por la oferta y la demanda, de modo que es más cara al iniciar su período de corte, para luego abaratarse y volver a encarecerse al final de la temporada.
Fruta muy efímera, de una canasta variada
López Fajardo apuntó que las pitayas no pueden conservarse por mucho tiempo: “Aunque se refrigeren, se echan a perder y se les cambia lo dulce de su sabor. Son frutas del día”.
Añadió que ha oído que existen intenciones de exportarlas a Estados Unidos. Al respecto, puntualizó que se requeriría enviarlas en camiones con clima controlado y venderse inmediatamente después de sacarlas del embarque, porque, de no hacerse así, la fruta se echaría a perder.
El pitayero de Tepec aseveró que en este pueblo la gente que vive de sus tierras hace sus cálculos para obtener ingresos y va vendiendo lo que dispone, ya sean pitayas, guajes, guamúchiles, ciruelas, nueces, café o sus productos de la ganadería, y con ello, “no se ponen todos los huevos en una sola canasta”. Con todo, reconoció que, en el tiempo de secas, las pitayas se juntan con la maduración de las ciruelas y los guamúchiles.
EL DATO
En 2011, la Secretaría Federal de Agricultura informó que la temporada de pitayas en Jalisco rebasa un volumen de mil toneladas de esa fruta.
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