jueves, 19 de junio de 2014

En la Solemnidad de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote

El sacrificio del Sacerdote es un recuerdo de la entrega de Cristo


El jueves siguiente a Pentecostés, el 12 de junio, se celebró la Solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en la Arquidiócesis de Guadalajara, con la presencia de gran parte del Presbiterio tapatío.


Mónica Livier Alcalá Gómez


IMG 2754


El Templo Expiatorio Eucarístico Diocesano lució de gala y repleto de Eclesiásticos que, junto con el Arzobispo Metropolitano, Cardenal José Francisco Robles Ortega, celebraron esta Solemnidad de la Iglesia Universal, al tiempo que se presentaron los jóvenes recién ordenados que se integrarán al Clero de la Arquidiócesis.

Acompañado de los Obispos Auxiliares José Leopoldo González González y Juan Humberto Gutiérrez Valencia, y del Emérito Rafael Martínez Sáinz, el Cardenal Francisco Robles presidió esta Celebración.

Al inicio de la Misa, el señor Cura Luis Enrique Silva Álvarez, Párroco de Nuestra Señora del Sagrario, y Vicario Episcopal del Santuario de Guadalupe, recordó a los nuevos Presbíteros: “Ustedes se consagraron para el servicio de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor; por lo tanto, deben cooperar en la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia como Pueblo de Dios y Templo Santo del Espíritu”.

Les recordó también que el Presbiterio de por sí tiene una identidad: ser imagen del Buen Pastor, por lo que les recomendó ser “discípulos fieles, valientes misioneros y celosos pastores que cuiden y acompañen a su grey, comprometidos especialmente con los pobres, yendo a las periférias de la existencia, como les exhorta el Papa Francisco”.

Les invitó, asimismo, a ser misericordiosos y comprensivos con su señor Cura, perdonarlo cuando se equivoque mientras sean Vicarios; y, cuando sean Párrocos, sean buenos colaboradores, solidarios con sus Vicarios, así como en su Decanato y con sus compañeros de Generación: “Bienvenidos al Presbiterio de Guadalajara”, resaltó, antes de presentar a la Asamblea a los flamantes Sacerdotes que fueron ordenados el reciente Domingo de Pentecostés, así como a sus siete compañeros Diáconos cuya respectiva Ordenación ha sido programada en estos días posteriores, en sus propias comunidades parroquiales de origen.


SÓLO EN LA ENTREGA SE LLEGA A LA PLENITUD

“La patria que nos dejó Jesucristo es su entrega al Sacrificio por nosotros, pero nos dejó también la certeza de su Resurrección”, refirió, por su parte, el Cardenal Robles Ortega en su homilía, en la que convidó a los Clérigos a ser luz y sal del mundo, tal como Cristo mismo lo mandó.

“¡Qué importancia tiene para nosotros, en nuestra vida sacerdotal, la Pascua, la Resurrección del Señor, que nos recuerda que sólo en la entrega se llega a la plenitud de la vida!”, enfatizó el purpurado, pues todo el sacrificio y esfuerzo granjean, al final, una merecida recompensa de salvación.

Esto tiene una importante relevancia, sobre todo en el tema de la obediencia, recalcó el Prelado; una obediencia principalmente a Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, y en Él a los mandatos y exigencias que se requieren para cumplir cabalmente el ministerio sacerdotal.


IMG 2677


ORACIÓN DE DESAGRAVIO

Antes de finalizar la Santa Misa, el Cardenal Arzobispo incitó a todos sus Sacerdotes a pedir, de manera humilde, perdón por las faltas a la vivencia de su ministerio. Los Presbíteros y los Obispos pidieron perdón por los descuidos y fallas que no han favorecido que su vida sacerdotal sea luz para los demás: “Por no hacer de la Sagrada Eucaristía el centro de mi vida, por haber descuidado los medios que la Iglesia me propone para llevar en fidelidad mi vida sacerdotal”.

También pidieron perdón por la falta de preparación en la predicación y meditación de la Palabra de Dios y por haber relegado la Formación Permanente; por las veces que han celebrado la Eucaristía de manera indigna y por la falta de oración por el Pueblo de Dios y los fieles difuntos.

Finalmente, el Pastor Diocesano dijo: “Deseo que el Señor acoja su oración contrita, les dé la Gracia y la fortaleza para asumir con un mayor amor su identidad Sacerdotal”. Con la Bendición, concluyó la Celebración Eucarística, después de la cual fueron invitados por el Capellán del Expiatorio, Monseñor Francisco Casillas Navarro, como es tradición, a un breve refrigerio y a degustar las ya escasas pero muy sabrosas pitayas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario