‘Acuerdos’ del Episcopado Mexicano con el Gobierno: 1929
La visita oficial de Peña Nieto al Estado Vaticano: 2014
“El 21 de junio de 1929, Monseñor Leopoldo Ruiz y Flores y Monseñor Pascual Díaz y Barreto, Obispos mexicanos, se dirigieron al Palacio Nacional, cerca de la once de la mañana, para una conferencia con el Presidente Emilio Portes Gil. Llegados a su presencia, Monseñor Ruiz y Flores leyó ‘Tres Condiciones’ pedidas por S.S. Pío XI. Todo ello, en presencia del señor Canales, Subsecretario de Gobernación,
testigo, y quien recibió las Decisiones”.
(Cfr. Schlarman, Joseph, ‘México, tierra de volcanes’, Pág. 633).
La visita oficial, en cuanto Presidente de México, con su señora esposa y comitiva, al Estado Vaticano para una Audiencia Diplomática en la Biblioteca de la Plaza de San Dámaso, estuvo rodeada de los protocolos de una Agenda formal. De hecho, fue la ‘primera visita oficial’ de un Primer Mandatario mexicano al Estado Vaticano, según lo refrendaron los procedimientos de rigor. Otros Presidentes de México, en visita personal y aun familiar (así subrayado ese carácter), ciertamente habían visitado al Santo Padre en funciones, haciéndolo con respeto y dignidad, tanto en El Vaticano como en México.
Los Diplomáticos de la Santa Sede, y el mismo Papa Francisco, con su reconocida cordialidad, destacaron en el evento, así como el Prefecto de la Casa Pontificia y Secretario Personal de Su Santidad, Monseñor George Ganswein, y el Comandante de la Guardia Suiza, Coronel Daniel Rudolf Anrig. Y ya, en el encuentro formal, en la comida de honor al Mandatario mexicano, estuvieron presentes también el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado (nótese) y el Gobernador de la Ciudad-Estado Vaticano, Cardenal Giuseppe Bertello (en otro tiempo, Nuncio Papal en nuestro país).
De México, por la oficialidad del acto, estuvo presente nuestro Embajador ante El Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, así como el Embajador de México ante Italia. La temática formal trató los puntos de Seguridad; Desarme; Pena de Muerte; Derechos Humanos; Migración y Lucha contra la Pobreza. El arribo del Presidente fue según normas, en el Aeropuerto Battista Pastine, de Roma.
I- DIFERENCIAS PROTOCOLARIAS Y DE FONDO ENTRE ESAS DOS ÉPOCAS
Hondas disparidades de índole religiosa, política, diplomática, y aun personales, se evidencian en los dos momentos de encuentros, comparados, a 75 años del devenir histórico. Hoy, 2014, notamos la oficialidad de unas relaciones formales de respeto y cordialidad; ambiente que se palpó en la reciente Visita Ad Limina, a inicios de junio, de los Prelados mexicanos a la Santa Sede y al Papa Francisco, con motivo del Informe obligatorio de cada cinco años sobre sus respectivas Diócesis. Todo, a la luz de las duras y penosas ocho realidades consignadas en el Documento oficial, y en una tónica de sinceridad y claridad fraterna.
Pero en aquel 1929, fin ya del conflicto armado (conocido como Gesta de La Cristiada) y sus momentos de heroicos combatientes y de Santos Mártires, en medio de crueles y aviesos juicios sumarios y ejecuciones, las ‘condiciones’ para los ‘Arreglos’ se movían entre precavidos y aun prejuiciados diálogos y encuentros entre los miembros del Episcopado nacional y los políticos de peso por sus cargos. Marco áspero, en verdad. Más específicamente lo que se ha encuadrado con el título de ‘Arreglos’, ya durante la Presidencia de Emilio Portes Gil, pero aún bajo la sombra persecutoria de Plutarco Elías Calles. Y más todavía, con la intervención ambigua del Embajador yanqui Dwight W. Morrow y su personal visión del conflicto.
Un punto esencial, por pivote de decisiones, fue el papel de Prelados mexicanos de gran peso en los ‘Arreglos’. Citamos, por consignación obligada, a piezas clave en el conflicto: El Obispo Leopoldo Ruiz y Flores, Delegado Apostólico ‘ad referendum’ (es decir, para ese caso específico). Pascual Díaz y Barreto, desterrado Arzobispo de México, y el Padre Edmundo Walsh, Sacerdote Jesuita, con instrucciones de la Santa Sede de reunir datos fehacientes.
Todos ellos, protagonistas de diálogos y entrevistas precisas, y una amnistía de paz, y puntos posibles del ‘modus vivendi’ entrevisto. Datos registrados no sólo en la Historia de la Iglesia y su documentación, sino aparecidos (publicados) en el Diario Oficial de la Federación (1929) con ‘Condiciones’ muy expresas y ‘Declaraciones’ firmadas por los participantes formales. ¡Vaya Textos y Fuentes! Más con referencia a Pastores ‘integérrimos’ (así calificados, deveras) y dignísimos, como Monseñor Francisco Orozco y Jiménez, Arzobispo de Guadalajara, y Monseñor José de Jesús Manríquez y Zárate, Obispo de Huejutla, santos varones de la Iglesia, boletinados, difamados y perseguidos por el Gobierno. Datos que pueden servir de trasfondo de los llamados ‘Arreglos’ de 1929… ¡Qué diferencia de épocas, a 75 años!
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