Emparejan a Sacerdotes en libertad de expresión
Mientras aquí arrecian las trifulcas y protestas; mientras sigue la diversión a tope con heroísmos futboleros allá en el Cono Sur, desde donde nos llegan noticias y dislates de opinión; donde se exacerban y contradicen las palabras sabias y comedidas con el negocio rentable del oportunismo y las lágrimas como último recurso de la emoción… acá, el Poder Legislativo ha estado sesionando para sacar adelante las Leyes secundarias a las Reformas que el Ejecutivo ha propuesto al Pleno de las Cámaras, y sobre todo, se dice, a la Soberanía de la Nación, que es el Pueblo mismo.
Por ejemplo, recientemente, en una sesión extraordinaria, la Cámara de Diputados aprobó, y el Senado ratificó, cambios a la Ley de Delitos Electorales, con el propósito de ajustar conceptos jurídicos, evitar lagunas legales al momento de aplicar sanciones a quienes incurran en irregularidades, y dar certeza jurídica al voto ciudadano, según explicó la Diputada del Partido Acción Nacional, Esther Quintana, a nombre de la Comisión Legislativa de Gobernación.
Esta Iniciativa -se dice con agrado o con rencor, según del lado donde se mire-, abre la puerta para que Ministros de Culto puedan orientar el voto a favor de determinado candidato o Partido político, sin que dicha conducta sea considerada ya un delito punible.
Se anula, pues, el Artículo 16º, que se aplicaba a Ministros de Culto Religioso que, en el ejercicio de su ministerio, según sus jueces, presionaban el sentido del voto o inducían al elector a votar o abstenerse de hacerlo por determinados candidatos, Partidos o coaliciones. Ahora, el cambio radica en que se ha eliminado el concepto de “orientar” del catálogo de conductas a penalizar, de modo que los Sacerdotes o cualquier otro tipo de Ministro Religioso que ejerzan tal acción, no podrán ser penalizados.
Desde luego que han brotado ya las voces inconformes diciendo que eso es traicionar las Leyes de Reforma. El endiosamiento de unos impide la libertad democrática para todos. Se dice que eso es subordinación del Presidente por su reciente visita al Vaticano. Y más de alguno se siente ultrajado porque ya no podrá vivir en la pureza del estado laico. O dirán que “los próceres que nos dieron Patria están revolcándose en su tumba”. Esto, ignorando que en las formas de regir siempre habrá un futuro; que no se puede vivir atado al pensamiento monolítico, como si no existiera ningún derecho a revolucionar las maneras arcaicas de gobernar. Y desde el lado del perredismo avizoran que, con tales modificaciones, los Ministros del Culto, de cualquier Religión, podrán “hacer de las suyas”.
Sin embargo, por encima de esa justa modificación, que empareja en sus derechos a todos los ciudadanos mexicanos, resta mucho por actualizar de la Reforma Electoral; por ejemplo, es necesario evitar que algunos Gobernadores se consideren a sí mismos como virreyes que administran presupuestos a su capricho; y aunque se dice que en política no hay verdades absolutas, tampoco deben cambiarse las cosas según el color de cada Partido en el Gobierno. Hay valores irrenunciables que el pueblo está exigido a defender.
Otra regulación que se requiere en materia política es la que atañe a poner límites a los desmesurados salarios de los servidores públicos ¿Cuándo se llevarán a cabo las adecuaciones democráticas para ya no seguir prohijando familias reales, enriquecidas en cada Administración Pública? ¿Cuáles son los contrapesos que impiden las reformas, en un sentido u otro? ¿Cómo pueden re-encauzarse las inquietudes ciudadanas en medio de tanto descarrío y abusos de la clase política?
Ahora bien, si se sigue el camino de abrir las opciones democráticas para todos, habrá esperanza de que el pueblo se exprese y los servidores públicos acaten la voluntad de las mayorías sin trampas ni interpretaciones que violen el espíritu de las Leyes.
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