Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara
El Mundial de Futbol, opción de cultura, no de enajenación
Quiero en esta ocasión compartir con ustedes algunos conceptos respecto a un acontecimiento que ocupa la atención de todo el orbe: el Campeonato Mundial de Futbol en Brasil, un acontecimiento que favorece el encuentro de las naciones sobre un tema que es deportivo, festivo, sin dejar de ser competitivo y sin dejar de despertar intereses y pasiones.
Creo, también, que este espectáculo es favorable para hacer bajar la presión sobre muchos temas sociales y políticos de tensión entre los pueblos, creando un ambiente de fiesta, de oportunidad de socializar en familia, con grupos de amigos, y de intercambiar opiniones sobre el juego.
Con todo, pese a las bondades que pudiera tener el futbol a nivel personal, familiar o de amistades, nos haría bien estar muy atentos acerca de un efecto negativo que pudiera tener el futbol en nuestras vidas. Por ejemplo, que nos ocupe de tal manera que no tomemos conciencia de la importancia de otros temas de carácter nacional o familiar que debemos de afrontar con determinación y no aplazar, porque requieren de suma atención de nuestra parte.
También el futbol pudiera encerrar el riesgo de desatar, en algunos, la inclinación a adicciones malsanas, como el alcohol o las drogas. Pudiera ser, también, que el futbol suscitara, en algunos pueblos, pasiones, rencillas o revanchas bastante álgidas por temas de tipo relacional o social. Por ello, los exhorto a que lo consideremos como lo que es: un juego, un deporte, un espectáculo, que aunque no lo practiquemos nosotros, puede educarnos y contribuir a nuestra formación como ciudadanos comunes y corrientes; incluso darnos una enseñanza educativa sobre la disciplina que se debe de guardar en la vida para alcanzar metas; sobre el ejercicio constante que debemos hacer de lo mejor de nosotros en nuestra persona para llegar a ser hombres de bien en la Sociedad, respetando normas y reglas establecidas, viendo que, por ejemplo, el jugador que no se comporta y las transgrede, recibe sanciones, y hasta puede ser expulsado del partido y del equipo.
Así pues, como en las contiendas futbolísticas, nosotros también tenemos leyes qué cumplir y reglas para convivir como ciudadanos responsables; por ello, debemos sujetarnos a la cultura del reconocimiento y del respeto de las mismas, y así lograr convivir en armonía en nuestra Sociedad y ser personas de bien.
Les reitero la invitación a que aprovechemos este acontecimiento en todo lo que vale, y ojalá que el futbol contribuya a sacar de nosotros lo mejor e impulsarnos a ser personas valiosas para nuestra comunidad.
Yo les bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
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