jueves, 26 de junio de 2014

Nombre: cristiano. Apellido: perteneciente a la iglesia

“La pertenencia a la Iglesia es la identidad del cristiano”,

afirma el Papa Francisco


FranciscoHomilia AutorLaurenCater CNACIUDAD DEL VATICANO- En la Audiencia General del miércoles en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre habló sobre el Pueblo de Dios, tema que comenzó a tratar una semana antes, y destacó la importancia que tiene para un cristiano pertenecer a este Pueblo.

Advirtió que no somos cristianos aislados: ”Nuestra identidad es la pertenencia. Somos cristianos porque pertenecemos a la Iglesia. Es como un apellido: si el nombre es ‘soy cristiano’, el apellido es ‘pertenezco a la Iglesia’.

”Nadie llega a ser cristiano por sí mismo. Si creemos, si oramos, si conocemos al Señor y podemos escuchar su Palabra, si le sentimos cerca y lo reconocemos en nuestros hermanos, es porque otros antes que nosotros han vivido la Fe y luego nos la han trasmitido, nos la han enseñado… La Iglesia es una familia en la cual se vive acogidos y se aprende a vivir como creyentes y discípulos del Señor Jesús”.


En la Iglesia no existen los ‘jugadores libres’

”¿Cuántas veces el Papa Benedicto XVI ha descrito a la Iglesia como un ‘nosotros’, eclesial? A veces escuchamos: ‘Yo creo en Dios, creo en Jesús, pero la Iglesia no me interesa’… Hay quien cree que puede tener una relación personal, directa e inmediata con Jesucristo, fuera de la comunión y de la mediación de la Iglesia. Son tentaciones peligrosas y dañinas. Son dicotomías absurdas. Es cierto que caminar juntos es un reto, y a veces puede ser agotador… Pero el Señor ha confiado su Mensaje de Salvación a los seres humanos, a todos nosotros, los testigos; y es en nuestros hermanos y nuestras hermanas, con sus dones y sus límites, como viene a nosotros y se da a conocer. Y esto significa pertenecer a la Iglesia. ”.

Antes de concluir, el Sumo Pontífice pidió rezar a la Virgen para que ”nos dé la Gracia de no caer en la tentación de pensar que podemos hacer las cosas sin los otros, prescindiendo de la Iglesia, salvándonos solos como ‘cristianos de laboratorio’. “Por el contrario, no se puede amar a Dios sin amar a nuestros hermanos; no se puede amar a Dios fuera de la Iglesia; no se puede estar en comunión con Dios sin estar con la Iglesia” (VIS).


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