jueves, 18 de junio de 2015

San Salvador, Ciudad dedicada al Salvador del Mundo

Quetzaltepec y su “Boquerón”

“En un país tan pequeño (21,000 Km2), pero tan densamente poblado -más de 6 millones de moradores, en 2013-, no podía faltar una señora Ciudad Capital, dedicada a Nuestro Salvador, fundada en 1525. a) Villa desde 1539. b) Hoy, con 1’700,000 habitantes. c) Donde no podían faltar, y de hecho ahí se asientan desde Universidades como la Centroamericana, Ateneos y Academias, a la par de Orquestas Sinfónicas. Un mundo de destellos culturales” (Cfr. AGF. “Kaleidoscopio de esta América Nuestra”. Ediciones Católicas de Guadalajara, 2000, p. 152 y siguientes) (Cfr. ACI).

F002CAC4F

La Beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez -el 23 de mayo-, precisamente quien fue Arzobispo de San Salvador, nos impulsó a consignar a esta Ciudad como Sede suya, en nuestra “Serie de Ciudades de América”, dentro de esta Bitácora.
San Salvador, Capital de la República hermana de El Salvador, en la América Central, se sitúa en el Departamento Central (de sus 14 Departamentos), muy cerca del Lago Llopango y del Volcán (1,952 metros sobre el nivel del mar) de San Salvador, en el Valle de San Marcos, altiplano del país, a orillas del Río Acemuate o Acalhuate. Posee un clima privilegiado: 23°C de temperatura media, a una altura de 700 metros sobre el nivel del mar. Tierra de cereales y frutas, con un entorno ideal. El 84% de sus habitantes es alfabetizado, asiduo lector, y ya con un 18% en Internet.

I- MARCO HISTÓRICO Y ETNOGRÁFICO
DE CIUDAD SAN SALVADOR

Estrictamente, San Salvador fue fundada por Diego Alvarado, el conquistador de los indígenas pipiles y lencas. Cuando fue Villa, pertenecía todavía a la Capitanía de Guatemala. Está asentada muy cerca de los Volcanes de Usulután y del Boquerón. Para 1736, fue ya Capital de la Intendencia de San Salvador, y fue nombrada Capital cuando surgió la utopía (casi sueño político) de la Federación de las Hermanas Provincias de Centro América, allá por 1955, y de la renombrada ODECA.

II- SU PERFIL CITADINO MUY PECULIAR

Los Almanaques Mundiales y las Guías de Turismo hablan de sus “Destellos culturales”. Citan desde sus “bellas Plazas”, sus Paseos y Parques; sus Universidades e Institutos Tecnológicos; la Academia de la Lengua y Ateneos; su Orquesta Sinfónica y el Teatro Nacional. Y, a la par, sus publicaciones y Diarios. Sobresalen los Monumentos a sus Próceres ciudadanos. Asimismo, no podían faltar, por ser epicentro comercial, sus Mercados de gran importancia dentro de su plano urbanístico, bastante moderno. Porque hay que aclarar que Ciudad San Salvador está hoy restaurada después del trágico terremoto de 1954, pasadas ya las convulsiones volcánico-sísmicas de 1917 y de 1919, de muchos grados.
En su perfil destacan sus notables edificios: la Catedral, Sede del recordado Arzobispo Mártir, Beato Óscar Arnulfo Romero, así como por su santa memoria de apóstol entregado. También el Palacio Episcopal. El Teatro Nacional. Y, muy especialmente para nosotros, la Basílica, muy típica arquitectónicamente, de Nuestra Señora de Guadalupe, sin dejar de mencionar la increíble Estación de Ferrocarril (inimaginable en aquellas latitudes), pero que es un lazo de unión con los Puertos y Ciudades Medias (de 100 mil a 200 mil habitantes, como Santa Ana y el Puerto de Acajutla).

III- TRES RASGOS PECULIARES
En Ciudad San Salvador y su entorno de irradiación, recordamos la “Biblioteca Ambulante” del Ministerio de Educación; genuina Universidad peculiar.
San Salvador, en cuanto Ciudad Capital de la República, pertenece al SICA: Sistema de Integración Centroamericano. Buen augurio para este Siglo XXI.
Sin embargo, como nota adversativa grave, dicha Capital ha sufrido y sobrellevado los grupos de los Zetas y su crueldad y corrupción, así como la proscripción recia de las temibles, en verdad, “Maras”.
Todo ello, además de las crueles dictaduras, asentadas en esta nombrada Ciudad, de Meléndez-Ordóñez desde 1913 al 31, y la del tirano Maximino Hernández Martínez, 1935 a 1979, máxime con sus etnocidios de indígenas. Toda una Generación que no se olvida en su tragedia.
Un contexto histórico y social para la labor entregada y comprometida de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, “Santo de América”, gloria salvadoreña.

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