jueves, 4 de junio de 2015

¡La Fe se pregona también en la calle!

Fiesta del Esplendor Eucarístico
De lo bello a lo Divino

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Pbro. Juan Javier Padilla Cervantes

Como bien sabemos, se programó para el sábado 6 de junio la Solemne Misa y Procesión del Corpus Christi en nuestra Arquidiócesis. La Eucaristía, como cada año, es el centro de la Celebración en el Templo Expiatorio, escenario de fondo para esta Solemne Fiesta a las 7 p.m. con la Santa Misa y, posteriormente, la Procesión con el Santísimo Sacramento hasta la esquina del Sagrario Metropolitano, lugar de la Bendición final.

El Arte inspirado en la Fe
Para esta Celebración del Cuerpo y la Sangre de Cristo, en sus tres momentos: Misa, Procesión y Bendición, ha de estar presente un elemento quizás desapercibido: el Arte, mismo que fue creado exclusivamente para la Eucaristía, y con un propósito: llevar al hombre a la Adoración, a la Oración y al Amor de Dios. Un Arte, podemos decir, como lo escribió el entonces Cardenal Ratzinger, que, “inspirado en la Fe, hace visible para nuestros sentidos la belleza invisible del Amor de Dios por el mundo”.

La Fe y sus Obras
De las innumerables piezas de arte inspiradas en el Misterio de la Eucaristía con que cuenta nuestra Arquidiócesis -como copones, cálices, ornamentos, pinturas, esculturas, etc.-, quiero destacar dos: el Templo Expiatorio y la Custodia del Santísimo, ya que ambos estarán frente a nuestros sentidos, y su finalidad es abrir nuestra mente y corazón para disponernos a una participación plena, consciente y activa en la Sagrada Eucaristía.

El Templo Expiatorio Eucarístico
Los tapatíos identificamos este monumental recinto sacro, pero muy pocos sabemos que fue el primero en tener como Titular al Santísimo Sacramento, y que fue construido con el fin exclusivo de rendir homenaje perpetuo, todos los días del año y todas las horas del día, a la Santa Eucaristía.
A finales del Siglo XIX, un grupo de gente devota del Santísimo Sacramento formó una comisión encargada de realizar un Templo para dicha advocación. Se decidió por el Proyecto, de estilo gótico, de Adamo Boari (famoso Arquitecto italiano, traído por el Presidente Porfirio Díaz Mori para diseñar y edificar el Teatro de las Bellas Artes y el Correo Mayor, en la Capital de la República).
La construcción se inició con una ceremonia presidida por el Arzobispo Pedro Loza y Pardavé, acompañado del Canónigo Pedro Romero, y se colocó la primera piedra el 15 de agosto de 1897.
Algunos detalles: Las puertas del Templo son de madera de granadillo, hechas por Jesús Gómez Velazco, y tienen incrustadas figuras de bronce realizadas por el Maestro Benito Castañeda; los tres tímpanos del frente de la iglesia son de mosaicos italianos, elaborados en la fábrica de mosaicos del Vaticano, y representan: el de la nave central,
al Cordero Pascual; el de la nave oriental, a San Tarcisio, y el otro, a San Pío X. Fueron proyectados por el Pintor y Experto de los Museos del Vaticano, Francesco Bencivenga, quien también supervisó la colocación de los mismos.

La Custodia del Santísimo
En 2005, el Equipo Diocesano del Movimiento de Renovación Carismática Católica, de la Arquidiócesis de Guadalajara, acordó que, como fruto del 48° Congreso Eucarístico Internacional, se impulsara la elaboración de una Custodia Monumental que sirviera a los eventos diocesanos.
Dicha Custodia, a llevar durante la Procesión del Santísimo, es producto del talento del Artista jalisciense Fray Gabriel Chávez de la Mora, Sacerdote y Monje Benedictino, así como Arquitecto. La presencia simbólica del Espíritu Santo, en forma de Paloma, predomina en la estructura de la misma. A lo largo del cuerpo de la Custodia, que presenta la forma de una Cruz, se aprecian distribuidas 12 palomas en color plata y oro, que simbolizan las lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de los Apóstoles en Pentecostés, y exactamente en la parte superior de ésta sobresale una Paloma principal que corona dicha Custodia, elemento que representa al Espíritu Santo que cobija a la Iglesia.
La Cruz que sustenta la estructura está apoyada en un casquete ornamentado con un mosaico de piedras de lapislázuli, que simbolizan el mundo, en el cual sobresalen 12 estrellas que recuerdan la presencia de la Virgen María.
Esta custodia pesa más de 100 kilos y tiene una altura de 1.60 metros. Sus brazos tienen una extensión de 1.20 metros, aproximadamente, y la base contiene inscrita la frase «Jesús es mi Señor».

Iconografía
Toda la Custodia es un Pentecostés Eucarístico.
Cruz de fondo. Representa la Salvación que Jesucristo obtuvo para toda la Humanidad.
Paloma que desciende (en la parte superior de la Cruz). Símbolo del Espíritu Santo. Por el don del Espíritu, viene el don de la Salvación.
El don de la Eucaristía (al centro de la Custodia). En el corazón de esta Custodia encontramos la forma eucarística, y está al centro. La Eucaristía, fuente y cumbre de toda vida cristiana, por ello se encuentra al centro.
12 palomas mensajeras (con una llama de fuego sobre sus cabezas). Simbolizan a los 12 Apóstoles que, en el Cenáculo, fueron inundados con el Poder de lo Alto: “Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartieron y se posaban sobre cada uno de ellos” (Hch 2, 3).
Cúpula azul con estrellas. Simboliza a la Virgen María, la primera llena del Espíritu Santo, la Madre de los Apóstoles, la Madre de la Iglesia.
Inscripción: “Jesús es mi Señor”. Mensaje de sentido kerigmático de la Evangelización; expresión integral de una persona que ha aceptado a Jesús como a su único Salvador y Mesías.

Un relicario muy apreciado
El Tesoro de la Eucaristía

La presencia viva de Jesús está en la Eucaristía, en el Santísimo Sacramento; es lo más valioso para los católicos, y su resguardo es el sagrario.

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Rebeca Ortega Camacho

Entre los primeros cristianos, el sagrario fue ocupando el lugar del Arca de la Alianza. Y, efectivamente, el sagrario cumple plenamente esa función. Es la Sede del Santísimo, es la Tienda de Dios, el Trono que lo coloca en medio de nosotros… Esto ocurre en las iglesias rurales más humildes, lo mismo que en las Catedrales más suntuosas.
“La Eucaristía es el Cuerpo de Cristo como alimento y es el sacrificio que se inmola para salvarnos. La Iglesia Católica, extendida por todo el mundo, desde el principio en las catacumbas celebraba la Eucaristía porque estaba prohibido tener Templos, pero cuando ya empezaron a construirse, lo más importante que edificaban eran los Altares. Así, sobre la mesa del Altar celebraban la Santa Misa, la Eucaristía, y se guardaban algunas Hostias consagradas para después darlas a los enfermos o enviarlas a los presos. Y para guardar las Sagradas Especies, es decir, las Hostias consagradas, se empezaron a construir las arcas, relicarios o sagrarios.
“Sagrario es la caja donde se guarda lo más sagrado: el Santísimo Sacramento del Altar, que es el mismo Cristo que se da a comer y a beber bajo las especies de pan y de vino. Todos los Templos deben tener un sagrario para guardar el Santísimo Sacramento, para que la gente vaya a visitarlo, a adorarlo y también a recibirlo, de ordinario dentro de la Misa. Y hay que guardar el Santísimo Sacramento en el sagrario para enviarlo a los enfermos, sobre todo en forma de viático. Cuando alguien ya está próximo a fallecer, se le da la Santa Comunión como su boleto para entrar a la Gloria.
“El sagrario puede estar en el Altar principal a la vista de toda la asamblea, en el lugar preferente del Templo, o en una Capilla anexa de Adoración al Santísimo. Los Templos antiguos siempre tenían el sagrario frente al Altar Mayor o principal. Debe ser un lugar distinguido, que resalte en toda la construcción del Templo, para que la gente sepa que ahí se guarda lo mejor, y donde debe estar prendida siempre una lámpara, día y noche, indicando que ahí está Jesús, que nos dice: ‘Vengan a Mí los que están cansados y fatigados, que Yo los aliviaré. Mi yugo es suave y mi carga ligera. Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón’ (Mt.11,28-29)”, explicó Monseñor José Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez, Párroco del Sagrario Metropolitano, Templo anexo a la Catedral, de la que él es también Canónigo.
En definitiva, el sagrario es, en palabras del Papa Paulo VI, “el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias”, y el espacio que rodea al sagrario debe conducir a la adoración y la oración personal.

“El sagrario en el que se reserva la Santísima Eucaristía ha de estar colocado en una parte de la iglesia u oratorio verdaderamente noble, destacada, convenientemente adornada y apropiada
para la oración”
(CDC, 938).

Templos Eucarísticos
“En Guadalajara, desde luego, la Catedral ha tenido siempre su sagrario en el interior, pero también el Templo más cercano, que está autorizado para impartir los Sacramentos, se llama Sagrario Metropolitano. Esta Parroquia es el sagrario de la Catedral. Cuando se edificó ésta, no había un Templo aparte; era una Capilla dentro del inmueble; pero viendo que se ocupaba un espacio aparte, el Obispo Fray Antonio Alcalde y Barriga ordenó que se construyera este Templo, y él mismo dio el donativo más significativo para su edificación.
“Es verdad que lo más importante es la Celebración de la Santa Misa, pero también hay otros cultos de celebración popular, como la Hora Santa, cuando la Hostia consagrada se saca de la copa donde se guarda y se pone en un relicario más esplendoroso en forma de sol, que se llama Custodia, y se hace la Exposición Solemne del Santísimo Sacramento para su Adoración. Hay Templos en la ciudad con especial encargo de darle culto al Santísimo, y entre ellos está el Templo Expiatorio.
“El Expiatorio de Guadalajara se empezó a construir en 1897, y uno de los más empeñados en su construcción fue el Arzobispo José Garibi Rivera. En los Templos dedicados al culto especial del Santísimo hay también Grupos que se llaman de Adoración Nocturna, un conjunto de varones, hombres jóvenes y adultos que se reúnen cada mes y que pasan una noche en Adoración al Santísimo. Algunas Parroquias tienen cuatro o cinco noches de turno al mes, pero el Expiatorio tiene los 30 días del mes”, señaló el señor Cura Ramiro Valdés.
Todos los Templos católicos son Eucarísticos porque tienen en su interior un Tesoro invaluable: a Jesús Eucaristía, a quien debemos valorar para enriquecernos con tantas bendiciones que derrama sobre quienes lo aman, lo visitan, lo adoran y lo reciben en comunión.

¿Sabías que…?

Eucaristía: es una palabra que viene del griego y significa “agradecimiento, acción de gracias”. Con este nombre se conoce también a la Misa.
Hostia: significa “víctima ofrecida”. La Hostia consagrada es Jesucristo que se ofreció para dar la vida a todas las personas.
Sagrario: lugar donde se guarda lo sagrado.
Custodia: Vaso sagrado en el que se coloca y se ostenta la Hostia consagrada, de suerte que pueda ser vista. Por eso también se llama Ostensorio. Se emplea para la Exposición del Santísimo y para las Procesiones en las que se le lleva.

Procesión Diocesana del Corpus Christi
Jesús camina entre nosotros

El fin de semana, Guadalajara celebra públicamente la presencia viva y real de Jesucristo en la Eucaristía; ocasión para testimoniar nuestra Esperanza en la Vida Eterna.

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Sonia Gabriela Ceja Ramírez

La Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo surge, al igual que la Institución de la Eucaristía, el Jueves Santo, refirió Monseñor Francisco Casillas Navarro, Capellán del Templo Expiatorio Eucarístico Diocesano en Guadalajara, y Encargado de los Movimientos Eucarísticos en nuestra Arquidiócesis.

La presencia permanente de Jesús entre nosotros
“Jesús la instituye y nos manda hacerlo en su memoria; es decir, hacerlo en su nombre para estar presente siempre. Los Sacerdotes renovamos a la hora de la Consagración nuestro sacerdocio. Nos encargó el Señor: ‘vayan y enseñen lo que Yo les he enseñado’. Y si Él llegó y dio la paz, nos manda dar la paz. Si Él llegó y se quedó en la Eucaristía, nos manda comérnoslo. Si Él murió por nosotros, nos manda saber morir; de manera que tenemos un Tesoro enorme, pues la Sagrada Eucaristía contiene al mismo Cristo que nació, vivió, murió y resucitó, así que los demás Sacramentos sólo existen como tales mientras se administran en la Eucaristía, en que está presente Cristo.
“En la Eucaristía, Cristo está real y verdaderamente presente, beneficia a toda la Iglesia y salva al que quiere salvarse. El que come su Cuerpo y bebe su Sangre dignamente, tendrá Vida Eterna, nos dijo Él, así que en cada Templo tenemos un Cenáculo en el Sagrario. Nosotros mismos somos un cenáculo porque lo recibimos. María engendró a Cristo y nos dio a Cristo. Nosotros nos comemos a Cristo y damos a Cristo, de manera que estamos en la misma dimensión todos los días, dispuestos a santificarnos con el cáliz de la Nueva Alianza, que es el nuevo compromiso de amar, porque Él ha derramado su sangre por nosotros, y poco nos acordamos de decir: ‘Gracias, Señor’”.

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Hagamos vida la comunión
Mons. Casillas afirmó que desde la Institución de la Eucaristía se reconoce la presencia real de Cristo en el Pan y en el Vino. “Cada Apóstol toma una responsabilidad, y nosotros lo vamos encontrando en los Hechos de los Apóstoles, cómo vivía la comunidad, iba al encuentro de la Palabra y de Cristo, a compartir el Pan, y después hacía grandes convivencias.
“A partir del Siglo XIII se tiene conocimiento de que empieza el culto público a Jesús Eucaristía en Oración y Adoración, pero desde el momento en que Cristo consagra, se queda y se da a cada Apóstol. El mundo es la Casa de Dios, nos ha dicho el Papa, y la Casa de Dios somos cada uno de nosotros. El día que nos bautizaron recibimos al Espíritu Santo, y si vivimos en Gracia, habita en nosotros; si no vivimos en Gracia, lo corremos, pero sigue alimentándonos.
Cristo es, fue y será. Estará presente vivo entre nosotros, porque lo dijo: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la Vida Eterna y, además, Yo lo resucitaré en el último día’, nos recuerda San Juan”.

Testimoniar a Jesús en las calles
Si bien no es necesario, como condición, que Cristo salga a las calles, sí es menester a nivel pastoral. “Cristo recibe un culto público, testimonial, de los que creen. No es indispensable, pero sí muy conveniente. Él está vivo en la Eucaristía. Esta Adoración pública es un signo de la Iglesia, es el testimoniar a Cristo Resucitado. Hacer esto es tener identidad, decirle al mundo que nos rodea, como Diócesis, que creemos y que lo adoramos, que nos alimentamos de Él. Se trata de una necesidad de anunciar lo que creemos.
“La Solemne Procesión de Corpus Christi pretende ser una de las grandes Fiestas que a nivel diocesano se realizan.
“Después del año 2004, en que se celebró en Guadalajara el 48° Congreso Eucarístico Internacional, quedó como compromiso hacer público el testimonio de la Fe de un pueblo.
“Tenemos, por ejemplo, una Fiesta muy grande como es la Romería de la Virgen de Zapopan, pero es una Peregrinación, y ésta es una Procesión. La distinción teológica es enorme, significativa, valiosa y llena de alegría”.

Hemos crecido en consciencia
Desde que se retomó esta Fiesta en el año 2004, más de 10 mil personas participan anualmente en este acto devocional. “Si bien creo que esta Solemnidad va ganando terreno en cuanto al número de participantes, es un hecho que la consciencia tapatía ha crecido; es decir, hay más consciencia de Cristo presente en esta Fiesta de Adoración y alabanza”.
Mons. Casillas Navarro reconoció que, a partir del Congreso Eucarístico Internacional, creció el concepto teológico, además de la piedad de Adoración del Señor.
En el Sacramento Eucarístico, dice el Papa Paulo VI en su Encíclica Mysterium Fidei, Jesucristo se hace sacramentalmente presente, y tal presencia se llama “real” no por exclusión de otras formas de presencia “reales” sino por antonomasia, porque en ella se hace presente Cristo, Dios y Hombre, entero e íntegro. Por eso, afirma el Papa, Cristo el Señor se hace presente mediante la transubstanciación: es el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Actualmente, en Guadalajara existen más de 30 mil adoradores nocturnos, siendo una de las Diócesis con mayor número de adoradores, a nivel nacional”.

Fiestas Patronales en el Templo Expiatorio
Del 27 de mayo al 4 de junio, el Templo Expiatorio celebró sus Fiestas Patronales, que concluyen en el Jueves de Corpus. “Ese día, a las 5 de la tarde, tenemos la Misa Solemne y Procesión con el Santísimo por la Plaza. Este año, preside el Arzobispo Emérito de León, José Guadalupe Martín Rábago. Además, nuestras Fiestas se extienden hasta el día 6 con la Celebración Diocesana del Corpus Christi”, refirió Mons. Francisco Casillas Navarro.

VI Congreso Eucarístico Nacional
“Eucaristía, ofrenda de amor: alegría y vida de la familia y del mundo”

Éste será el Lema de la Reunión que en torno a Jesús Eucaristía se realizará en Monterrey, Nuevo León, del 9 al 13 de septiembre.

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Por otra parte, México se prepara a vivir su Congreso Eucarístico Nacional, que en esta ocasión se efectuará en Monterrey, iniciando, como es tradicional, con un Simpusium Teológico los días 9 y 10, y continuando con el Congreso del 11 al 13 de septiembre.
“Desde noviembre nos convocaron a todos los Encargados de las Diócesis de la Adoración Nocturna para reunirnos en la Ciudad de México. Posteriormente, tuvimos otra junta en Monterrey y ya no habrá más; ya estamos organizados. De Guadalajara, hasta el momento, participarán 55 personas.
El Programa busca constituir la triple faceta de los Congresos Eucarísticos: la Eucaristía celebrada, la Eucaristía adorada y la Eucaristía vivida, cuyas dimensiones son la oración, la adoración, el estudio, la reflexión e intercambio de ideas, la celebración, la comunión, la caridad y la misión.
Un tema muy evocador, ya que el Sacramento de la Eucaristía se nos ha ofrecido como un don del Amor, llevado hasta el extremo por el Señor Jesús.
El amor auténtico exige el sacrificio en favor de la persona amada; no debe temerle a la prueba ni a la tribulación. Mientras no se llega a la prueba de fuego del dolor por el ser querido, el amor aún es incierto.
Pero si ese amor es capaz de soportar penas y sinsabores, de compartir la enfermedad o la humillación, de encajar incluso la traición y la infidelidad, entonces sí que puede ser considerado un amor hasta el extremo.
La prueba máxima del Amor de Cristo a la Humanidad está en que llegó hasta la Pasión y la Muerte, realizando la definición del Cantar de los Cantares: “El amor es fuerte como la muerte” (Cant 8, 6). Cristo mismo dijo que “no hay prueba de amor más grande que aquél que da la vida por un amigo”, y Él, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo, hasta el sacrificio cruento en la Cruz.
Y para que no se nos pasara por alto, quedando como un acto aislado, perdido en la lejanía del Siglo I de la Era Cristiana, quiso repetirlo millones de veces. Él mandó renovarlo incruenta, pero verdaderamente; misteriosa, pero realmente, en el Sacrificio de la Santa Misa.
La familia, como verdadera Iglesia Doméstica, no debe olvidar que la Celebración Eucarística en sus orígenes estuvo vinculada al núcleo familiar, tal y como nos lo recuerda el Apóstol San Pablo cuando denuncia los excesos en la Iglesia de Corinto (1Cor 10, 16-17). Objetivamente, también la familia nace en torno a la Eucaristía, y es la Eucaristía la que le da dinamismo a la familia en su ser y quehacer.
“El Congreso Eucarístico Nacional es también un testimonio público de Fe, reflexión teológica en la Eucaristía y en Cristo Jesús, acercamiento al Misterio para vivenciarlo mejor y para que nuestra Pastoral no sea de funcionalidad, sino que sea de espíritu”, señaló Monseñor Francisco Casillas.
“Los sacerdotes, creaturas, al consagrar, hacemos presente al Señor. ¡Pobres de nosotros si no entendemos esta riqueza!”, exclamó.
Se espera una participación aproximada de entre 6 mil y 8 mil personas.

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Momentos del Congreso Eucarístico:

  • Celebraciones Litúrgicas
  • Conferencias
  • Testimonios
  • Procesión con el Santísimo
  • Eventos Culturales
  • Convivencias

En números

1 vez cada 4 años, durante 5 días.
5 días (2 Simposium Teológico – 3 Congreso Eucarístico Nacional Monterrey, 2015).
6,000 participantes.
87 Diócesis unidas.
1 Sede (Cintermex).
1 Asercat (Expo Católica).
15 Conferencias, testimonios, páneles.
26 Oradores.
5 Misas.
1 Procesión con el Santísimo Sacramento y Adoración.
343 días de Adoración Permanente, previa al CEN 2015.

Frases Eucarísticas

“Jesús quiso que la Inmensidad de este Amor quedase grabada en lo más profundo del corazón de los creyentes. Por eso, en la Última Cena, después de celebrar la Pascua con sus discípulos, y a punto de pasar de este mundo al Padre, instituyó este Sacramento como memorial perpetuo de su Pasión, como realización de las antiguas figuras, como el mayor milagro que había hecho y el mayor consuelo para aquellos que dejaría tristes con su ausencia” (Lecciones para la Fiesta del Cuerpo de Cristo. Santo Tomás de Aquino).
“Antes, pues, de que se realice la Consagración, el pan es pan; pero cuando sobre él descienden las palabras de Jesucristo, que dice: “Esto es mi Cuerpo”, el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo” (San Agustín).
“Más afortunados que aquellos que vivieron mientras estuvo en este mundo, cuando no habitaba más que en el lugar, cuando debían andarse algunas horas para tener la dicha de verle. Hoy le tenemos nosotros en todos los lugares de la Tierra, y así ocurrirá, según nos está prometido, hasta el fin del mundo” (Santo Cura de Ars).

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