jueves, 11 de junio de 2015

“Charlie, Charlie”

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Esoterismo encubierto, engaño similar a la Ouija.

A partir de la tercera semana de mayo, se extendió, en las Redes Sociales, un “juego” identificado con el hashtag (etiqueta) #charliechallenge, presentándose como un reto en el que cualquiera puede participar. Para la semana siguiente, ya era viral en Facebook, Twitter y Vine, principalmente entre niños y adolescentes, que suben videos para mostrar su participación.
En realidad, no es un juego, sino una novedosa forma de esoterismo encubierto, un engaño diabólico similar a la Ouija, la tabla maldita, mediante la que se invoca a espíritus que se hacen presentes en el entorno personal para establecer un asedio. Las consecuencias son: enfermedades, fracasos, pleitos, envidias, celos, odios, obsesiones y, en muchos casos, la muerte.

Es abrirle la puerta al Demonio
Las consecuencias de Charlie Challenge han comenzado a evidenciarse –al menos en tres alumnos de una escuela de México, que ya son víctimas de obsesiones diabólicas–, pues prácticamente todos los niños y adolescentes que le entran al experimento están haciendo el ritual de invocación del supuesto “fantasma” de nombre Charlie, sin medir las consecuencias que podrían sobrevenirles. Para hacerlo, solamente se necesita una hoja de papel y dos lápices; objetos que todo pequeño tiene entre sus útiles escolares.
En respuesta, ya circula por WhatsApp una advertencia del Padre Ernesto María Caro, Exorcista de la Arquidiócesis de Monterrey, en la que previene: “Aléjense de toda práctica adivinatoria… y de esta terrible amenaza que se llama ‘Charlie, Charlie’. Si no quieres que el Demonio arruine tu vida, tu salud, tu familia y, en suma, tu felicidad, aléjate de esto. Si ya has participado de esto y ha habido respuestas; es decir, se movió la Ouija o se movieron los lápices, puedes estar seguro de que el ‘dominio exterior’ atravesó la puerta, y es muy posible que se haya establecido con tu persona una relación individual con el Demonio. Busca un Sacerdote, confiésate, y pídele que haga por ti una oración de liberación. Haz una Profesión Solemne de Fe y renuncia para siempre al Demonio y a todas sus prácticas adivinatorias. No juegues con esto, no participes de la invocación ni estés presente cuando tus amigos lo hagan; resiste a la tentación. Pero, más aún, ora con fe y conviértete a nuestro Señor Jesucristo”.

Es jugar con fuego
El exorcismo mayor ocurre cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sean protegidos contra las acechanzas del Maligno y sustraídos a su dominio. Ahora bien, existen otros medios para liberar del asedio diabólico, clasificados en siete por los Exorcistas: la Dimicatio, que son oraciones para alejar a Satanás; Oración de Liberación, para acabar con su influencia sobre una persona; Exorcismo, que ordena al Diablo salir del cuerpo de un poseso; Exorcismo Ritual, que se hace siguiendo el Ritual de Exorcismos; Exorcismo no ritual, que se logra con oraciones privadas no litúrgicas; Conjuro, mediante el cual se ordena al Demonio, en el nombre de Jesucristo, que se retire, y el Mandatum, oración por la que cualquier persona, de manera privada y puntual, ordena al Demonio, en el nombre de Jesús, que se aleje.
Las oraciones de liberación, a veces, logran su efecto en minutos, pero en ocasiones pueden ser necesarias muchas sesiones, pues las influencias diabólicas –que no son cosa menor– pueden ser un fenómeno persistente y con graves consecuencias. Como se ve, aunque el móvil sea una simple curiosidad inocente, siempre resulta peligroso invocar espíritus mediante cualquier recurso.

MONSTRUO DE MIL CABEZAS

El problema de fondo es que la posesión satánica no es la única forma de asedio diabólico, aunque sí la más grave, pues antes de una posesión, los Demonios se arraigan en torno a las personas. Los Especialistas en Demonología han clasificado ocho formas de asedio diabólico: la Posesión, por la que el espíritu maligno reside dentro de una persona con poder de hablar y moverse a través de ella, sin que pueda evitarlo; la Circumdatio, en la que un Demonio asedia continuamente a una persona; la Circumdatio externa, un asedio sensorial, pues se percibe una fuerza que provoca ruidos, olores, y que mueve objetos; la Circumdatio interna, en la que se sienten terribles e intensas tentaciones que se prolongan durante semanas o meses, al tiempo que se ven sombras y se sufren pesadillas; la Influencia, en la que Satán ejerce un influjo sin entrar al cuerpo; la Infestación, que ocurre en objetos, animales, lugares, ciudades o territorios; el Maleficio, la operación para dañar a otros con el concurso de malignos espíritus; y el Hechizo, para obtener un beneficio personal con la participación de Demonios.
Ante cualquiera de estas manifestaciones, debe acudirse de inmediato al Sacramento de la Reconciliación, decir los pecados al Sacerdote y tener la firmeza de alejarse de toda práctica esotérica, de brujería o de adivinación.

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