jueves, 18 de junio de 2015

La gente tiene la palabra

PERS0119

Luis Sandoval Godoy

361- Da malas cuentas
Le dijeron a la señora gorda que vive al otro lado de la calle: cuide sus pasos, mida sus palabras, pague la renta a tiempo y evite los problemas del que no lleva bien sus cuentas.
A esta señora le dieron el extraño apodo de La Trifulca, porque dicen que es muy enredosa, todo lo pide fiado, siempre busca quién le preste una suma de pesos o centavos.
Vieron los vecinos que la señora no paga lo que debe, no cubre sus deudas, no liquida lo que la otra semana sacó de la tienda o trajo del mercado: puras malas cuentas.
Hay que ver a La Trifulca y hay que prevenir la manera en que nos comportamos con Dios; si traemos cuentas atrasadas o números para el balance de la Eternidad

362- Da por su lado
Le dije a El Chavo: cámbiate a este lado, no soportes más la resolana que te hace resollar fuerte y te enciende los cachetes como jitomates luciendo su encendida madurez.
El chico vive a dos puertas de donde vivimos, y muchas veces nos encontramos en la loma o bajamos juntos al río por cuestiones del trabajo campesino o cosas del ganado.
Y cambiamos impresiones, nos llenamos los ojos de los colores del Verano, en la fiesta de los encinos y el rumor de la corriente de un arroyo dando saltos en las piedras.
Esa tarde venía chorreando de sudor por la resolana, y quise darle el consejo de que se viniera por mi lado. Así podemos y debemos ofrecer a los otros el mejor lado.

363- Da santo y seña
En este tan generoso afán de darnos a los demás, de darlo todo sin esperar nada, según el decir de las personas, se da el caso de un dar en que se da todo, pero no se da nada.
Dar santo y seña no significa sino una buena voluntad con que orientamos a las personas, les damos buen rumbo, les proponemos el mejor camino por donde pueden avanzar.
Es sólo una señal, una dirección; son solamente unas palabras que pueden tener un valor de sumo interés si la persona acepta y sigue la orientación que hemos brindado.
También pueden, estas palabras, tener sólo un vacío, y resulta que nuestro criterio viene a ser visto y acaso ser tenido como una necedad, una opción que el otro no aprueba.

364- Da gato por liebre
A la mujer del policía, en el pueblo, le pusieron el apodo de La Chapuza porque, tal vez, le han encontrado actitudes falsas, palabras alteradas, quizás un deshonesto modo de portarse.
Y viene al caso esto por las pláticas de las personas cuando se habla del engaño o la mentira con que se ofrece tibio y sedoso un gato, pero se da liebre en su lugar.
Hay muchos modos de timar a los demás, embelecos y mieles falsas, mentira en palabras o en los hechos, para atrapar a incautos que se ponen a guisar gato, y no liebre.
Ay del tramposo y falso tramoyista que cambia la verdad y no procede con la rectitud y transparencia que hemos de tener en la vida, cuando el examen ante el Supremo Juez.

365- Dar un golpe al arado
Que no, que sí; que agobiadora ha sido la tarea o que cumplimos en deleitosos pasos todo lo que teníamos qué hacer… Así, y de pronto el labrador da un golpe al arado.
Lo hace el yuntero y sabe que ese golpe tiene la señal de que terminó la tarea, o de que ha pensado otra dirección en los surcos, y llevarlos por rumbo más conveniente.
Que el agua baje de este lado y corra en dirección tal, que no arrastre la tierra fértil, no abra vallados profundos en la siembra. El campesino pensó rectificar la tarea.
Hay que dar un golpe en la vida; hay que detenernos cuando encontramos desvíos y torceduras fatales; poner buen viento a nuestros pasos, y alcanzar un final feliz.

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