jueves, 25 de junio de 2015

Los maíces criollos, una opción costeable

En pro de la biodiversidad

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Jamás tendrán el mismo sabor y textura una tortilla o un elote de maíz de una semilla híbrida, a la de un grano nativo de nuestro país. Y es que el campo maicero de Jalisco posee a su favor la vigencia de los maíces criollos, que representan un potencial de gran importancia como alternativa nutricional, además de ser patrimonio genético que expresa una parte de la riqueza biológica de México, que es centro mundial de origen del maíz como cultivo.
Así lo expresó el Titular de la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco (SEDER), Héctor Padilla Gutiérrez, añadiendo que para detonar el potencial de los maíces nativos mexicanos está en marcha un proyecto para fomentar su comercialización y posicionamiento en el consumo popular, además de asegurar un banco de su material genético.
Detalló que este proyecto se aplica en cuatro Municipios jaliscienses donde se conserva la tradición de cultivar estos granos nativos, lo que en algunos casos implica la tarea de comunidades donde hay pobladores de origen náhuatl, como los casos de Tuxpan y Cuautitlán de García Barragán. Los otros dos Municipios son Tolimán y Zapotitlán de Vadillo; todos, hacia el Sur y la Costa del Estado.

Aplicaciones y ventajas
Uno de los responsables del proyecto, el productor tuxpense Ricardo Fabián Ortiz, refirió que en este objetivo de valorar granos criollos, se destacan ciertos maíces pigmentados, de gran demanda en la gastronomía regional de varias Entidades (tal es el caso del pozole, uchepos, corundas y tamales, por citar unos ejemplos), además de que sus pigmentos tienen aplicaciones cosméticas y farmacéuticas.
De igual manera, hizo notar que los maíces criollos tienen a su favor la gran capacidad de adaptación ante las adversidades climáticas, en comparación con lo que sucede con los granos híbridos, los cuales, además, tienen un costo económico más elevado, de hasta 50 por ciento por arriba de los granos nativos.
Insistió en que los granos criollos “son maíces nobles y rústicos, y pueden desarrollarse en terrenos de cualquier tipo de altitud y latitud, algo que no sucede con los maíces híbridos, que son muy especializados a los climas, a las alturas y las precipitaciones (cantidad de lluvia)”.
Como negocio, indicó que el precio de 10 a 20 pesos en que se cotiza el kilogramo de maíces pigmentados o los blancos pozoleros, es un factor que estimula su comercialización, dado que representa mejores ingresos que los precios de los granos híbridos: 2.80 pesos el blanco, y 3.40 pesos el amarillo, en la última cosecha.
Reconoció que si bien los rendimientos por hectárea de los maíces criollos (tres y media toneladas por hectárea) son reducidos ante los híbridos, en la relación de costos de producción contra el ingreso, la utilidad neta es muy atractiva para el agricultor.

Se buscan salidas
Fabián Ortiz indicó que hay retos serios para hacer valer las ventajas de los granos criollos, incluido su posicionamiento ante varios segmentos de consumidores, como el llamado “mercado de la nostalgia” en la población latina de la Unión Americana.
También se plantea el reto del rescate de algunas variedades de granos criollos que están a punto de desaparecer del medio natural, aparte de aumentar el volumen de las variedades más disponibles. Al respecto, reveló que en la localidad de Santa María, Municipio de Tuxpan, se ha logrado ya conformar un banco genético de algunos tipos, como los granos de variedades morado, rojo y negro, además del blanco pozolero y el tampiqueño.

EL DATO
Los sistemas de labranza de maíces criollos suponen varios esquemas operativos, desde uso de tractores y maquinaria, hasta las yuntas de tracción animal y el empleo de la coa en terrenos de laderas.
En el proyecto se involucran actualmente 736 productores jaliscienses de 18 Comunidades de cuatro Municipios. Dicho proyecto en marcha ha sido respaldado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), ubicado en Texcoco.
Los granos criollos de importancia en la producción maicera tradicional son el tuxpeño, el canelo, el maicita, el tinto, el grano de granada, el diente de tejón, blanco de ocho, urapeño, el rayado, el güino, el amarillo serrano, el ahumado y el diente de ajo, entre otros.

FUENTE: SEDER

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