jueves, 25 de junio de 2015

La Reforma Educativa, en entredicho

Desde la experiencia personal

Por lo menos desde hace 45 años, no han cesado los intentos de modificar, por la vía de ordenamientos legales, los procesos de enseñanza-aprendizaje a nivel nacional y, por lo general, sin tomar en cuenta la opinión de las bases, es decir, de los propios docentes. He aquí algunos puntos de vista expresados por una de las directamente afectadas.

Magisterio Tlaq
En cualquier grado de enseñanza, los maestros no siempre disponen de las mejores condiciones y herramientas. En muchos casos, se procura allegarles lo indispensable en lo posible; pero siempre se les exige alto rendimiento.

Profa. Camila Berterame López*

Obviamente, la Escuela está cambiando; pero, ¿qué tanto sabemos de estos cambios, en particular los maestros? Tengo muchos años de experiencia en aulas de Primaria, y me ha tocado experimentar, prácticamente al relevo de cada sexenio federal, una serie de modificaciones dictadas desde la Secretaría de Educación Pública sin haber previamente consultado a quienes nos dedicamos a la enseñanza, o sin atender a nuestras consideraciones o reclamos.

UN LABORATORIO SIN FIN
Desde las formas constantemente cambiantes de explicar materias elementales como la Gramática o las Matemáticas, hasta los renovados libros de texto obligatorios (con notables fallas), las escuelas, y con ellas los educadores, somos, virtualmente, “conejillos de Indias” para probar métodos, que casi siempre obedecen a caprichos de origen político.
Ni qué decir ahora con la implementación de la tecnología moderna y el uso casi obligatorio de computadoras. Por principio de cuentas, ni siquiera a los maestros se nos capacita debidamente, en tiempo y forma, respecto al uso de esos instrumentos de tecnología digital. Quienes intentamos adiestrarnos en esa materia, debemos recurrir a planteles de Computación, lo que nos implica un desembolso extra y ajustarnos a horarios fuera de las clases que impartimos.
Para nosotros, habituados a fomentar en los niños el hábito de la escritura y la lectura, ha representado un choque y contradicción el prescindir prácticamente de bibliotecas escolares para consulta, y más aún el recomendarles que lean y se ejerciten en escribir, sin utilizar para ello las modernas herramientas digitales. Y no es que estemos en contra de los avances tecnológicos, sino en la inadecuada implementación de sistemas educativos, que no pueden ser parejos para todos.

Niños huicholes
¿Qué alcances tiene la Reforma Educativa en zonas indígenas de nuestro país? En algunas partes se hacen esfuerzos oficiales por ofrecer ciertos apoyos; pero en otras no prospera la instrucción escolarizada porque los niños son enviados a trabajar al campo.

OTROS VARIADOS FACTORES
Definitivamente, en muchos sentidos, el profesional de la enseñanza queda en medio y como “blanco de tiros” cuando se analiza la situación educativa nacional, sin poner en la balanza otros muchos ingredientes negativos, o al menos cuestionantes. Por ejemplo, hacia el interior mismo del magisterio, no se ha puesto remedio a los turbios manejos sindicales, que permiten multiplicidad de plazas, “aviadurías”, nepotismo e influyentismo, escalafón a discreción. Y, por supuesto, todo ello limita la actualización y mejora de condiciones laborales, además de que genera intereses malsanos, trampas, boicots, animadversión y venganzas entre los mismos mentores.
En cuanto a factores externos, los padres de familia exigen calidad en la enseñanza y de todo lo irregular o deficiente culpan al profesor; pero ellos, ¿qué tanto cooperan desde el hogar? Los alimentos-chatarra, por citar otro caso, siguen vendiéndose en no pocos centros escolares y en puestos de los alrededores, además de que son fomentados por los mismos papás.
No analizamos, en su cabal dimensión, que muchos niños de hoy son hijos de madres solteras, de parejas disfuncionales o, en el menos peor de los casos, de padre y madre que trabajan y les dedican poco tiempo a ellos, lo cual afecta su rendimiento escolar. Todo ello repercute también en los controles disciplinares por cuenta de la escuela o de los docentes, dejando a éstos en desventaja por no atinar a canalizar a alumnos que no desean estudiar, sino solamente jugar, platicar y molestar la clase.
¿Y las Sociedades de Padres de Familia?… Así las cosas, ¿debemos obligar a los niños a rendir o debemos dejar libres y hasta calificar bien a los que no quieren estudiar?
Por último, conviene comentar, sin justificar ni atenuar culpabilidades, que la situación concreta en otros Estados, especialmente en los del Sur del país, es diferente. En Oaxaca, Guerrero, Chiapas y algunas partes de Michoacán, por ejemplo, numerosas familias prefieren que sus hijos ayuden en el trabajo (siembras, pastoreo) desde pequeños, a que vayan a la escuela. Y el ausentismo o intermitencia afecta el rendimiento y desanima a los maestros. Además, en esas regiones son muy desiguales los apoyos a la educación elemental e incluso a la preparación de los propios mentores, dadas las condiciones generales de marginalidad y pobreza extrema.

*Seudónimo de una Maestra
de Educación Primaria.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario