Texto y Foto: Luis Sandoval Godoy
191- Jugar el dedo en la boca
El tontito se chupa el dedo mientras canta, barbotea o balbuce aquel estribillo de otros siglos: lero lero, calzón de cuero; mete la mano y saca dinero.
Uno ya sabe el caso de aquel señor medio ido, como decían antes, tan simple, tan tardo de entendederas, que no sabía hacer otra cosa que reírse de todo.
Pero hay quienes sólo aparentan esa bondad y esa sencillez y son por dentro individuos astutos, capaces de cuanta tropelía y engaño puede alguien hacer.
Y acaban causando daño a las personas en esa apariencia de bondad y en ese ademán del chiquillo bocabierta con su cantito: lero lero, calzón de cuero…
192- Juega con lumbre
A los chiquillos hay que enseñarles muchas cosas útiles, hay que prevenirles de riesgos, hay que darles un listado largo con los consejos más útiles.
Pero lo que dice aquí un señor a su compadre, es un aviso que interesa también a las personas adultas y hay que poner en práctica en estos ires de la vida.
Podemos caer en este riesgo cuando provocamos un enojo, cuando retamos al vecino de pocas pulgas, cuando nos salimos con peligro del buen camino.
Pensábamos en una diversión, nos extasiaba el baile de las llamas en juego de colores, y de repente el fuego nos alcanza y nos hace sufrir doloroso percance.
193.- Junto con pegado
Qué simple resulta a veces Catarino Rivas. Suele andar recreando historias, dibujando mundos azules, pintando situaciones y paisajes venturosos.
Y de repente, en la jugosa charla, se le cuela la referencia de una vez, en ciertas andanzas, de unos personajes de quienes cuenta ésta y la otra feliz hazaña.
Habla de un señor, de su esposa, de la hijita, y luego da a entender que en un momento de la historia vino aquello en el que dice esto, lo otro, junto con pegado.
Son modismos que se van componiendo o descomponiendo en el uso del lenguaje; desatinos y vicios que, después de todo, resultan candorosos e ingenuos.
194- Juan Bonete, nadie le habla y él se mete
Parece que esta vez se equivocaron los compadres. Yo no conozco a ese tal Juan; se me hace que esa persona no vive en este pueblo; nadie lo conoce.
En todos los pueblos hay muchos Juanes; es el nombre que más abunda: hay Juan Cuerdas, Juan el Tonto, pero nadie habla de ese Juan Bonete.
Sólo falta que este dicho personaje sea uno de esos inventos que trae Catarino Rivas en su abundosa conversación, y que él dibuja con tanta vivacidad.
Y, si se ofrece, ni siquiera el nombre corresponde a un personaje de carne y hueso, sino que fue inventado por la consonancia del tal bonete y no se mete.
195- Jugaba con dos barajas
Eso del juego tiene sus inconvenientes y, por cierto, hoy abundan muchas personas en diferentes tipos y modos de juego, atrapadas en ese vicio.
Es una enfermedad seria que somete a individuos que buscan el dinero fácil, la ganancia sin esfuerzo, y de pronto se ven en las cadenas de una feroz inclinación.
Luego, queriendo y sin saber cómo ni cuándo, sucede que las personas dadas al juego se hacen tramposas, falsas, haciendo del juego ya no inocente diversión.
Lo que había comenzado como un entretenimiento, se vuelve una manera de estafar al compañero, por lo menos con el socorrido empleo de dos barajas.
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