Hacia el Cincuentenario de su nueva Casa
El Seminario Menor, una Gran Familia
El próximo 15 de agosto se cumplirán 50 años de haber sido inauguradas las instalaciones del Seminario Diocesano Menor de Guadalajara, y por ello, Superiores y Alumnos iniciaron los Festejos de un Año Jubilar, dedicándoselo a La Sagrada Familia.
José de Jesús Parada Tovar
En el número 4249 de la Avenida Lázaro Cárdenas, inicialmente denominada Calzada de las Torres, se afincó, hace cinco décadas, la flamante Casa que alojaría en lo sucesivo a los estudiantes de Humanidades o de Latín del Seminario de Señor San José en sus tres últimos grados, y que provenían de la Casa de San Martín, allá entre las Calles Belisario Domínguez, Industria y Jarauta, del Sector Libertad. Hoy en día, es la sede de los seminaristas de Preparatoria, de Nivelación, del Instituto de Vocaciones Adultas y de quienes cursan el Primero de Filosofía.
MILLARES DE BUENOS FRUTOS
El domingo 26 de enero fue la fecha escogida para dar comienzo a este Año Jubilar, y se pretendió enmarcarla en un ambiente de oración, de convivencia y alegría, por lo que se convidó a los familiares de los alumnos, con quienes se participó de una Hora Santa y de Solemne Concelebración Eucarística, efectuadas ambas en la explanada anterior a la Capilla.
Correspondió al Padre Capellán, Francisco Noé Hernández Enríquez, encabezar la Exposición, Procesión y Bendición con el Santísimo, previa la recitación de varias plegarias, dedicadas todas a dar gracias a Dios por tantos beneficios recibidos ahí en estos diez lustros, y a orar por la integridad y santidad de las familias.
“La Providencia Divina -expresó- ha querido que aquí se formen tantos jóvenes hacia el Sacerdocio Ministerial y también como buenos cristianos, que han sabido abrir su corazón a Jesús. Pidamos aprender cómo vivir siempre en familia; que Dios bendiga a nuestros padres, sus trabajos, proyectos, alegrías y todo lo que hacen por nosotros; que sigamos el ejemplo de La Sagrada Familia; que disfrutemos esta morada que nos ha sido regalada; que se disipen las tentaciones y tristezas que nos alejan del Señor, y que vivamos unidos a Él como hermanos, con respeto, armonía y espíritu de servicio”.
En los momentos de Adoración al Santísimo, la Schola Cantorum, dirigida por el Padre Édgar Iván Preciado Mariscal, y por el Maestro Juan Ángel Morelos Romero al teclado, interpretó piadosos motetes polifónicos de grandes autores: “Ecce Panis Angelorum”; “Adoro, Te, devote”; “Anima Christi” y “Ave, Verum Corpus”.
REVALUACIÓN DE LA FAMILIA
De manera ordenada y reverente, centenares de personas (parientes, bienhechores y amistades de los alumnos) prácticamente ocuparon toda la explanada y participaron luego de la Santa Misa, presidida por el Padre Vicerrector del Seminario Diocesano, José Guadalupe Miranda Martínez, y acompañado por los Padres Formadores Jorge Manuel García Rivera (Prefecto General del Seminario Menor), José Efraín Romo Vázquez, Rodolfo Salas Caparrós y Francisco Noé Hernández. El Coro entonó la Misa de San Eduardo y cantos comunitarios.
De manera especial, se celebró la Misa dedicada a la Sagrada Familia, y en la homilía, el Padre Miranda señaló: “En este ambiente y circunstancias actuales, no hay palabras tan llenas de solicitud y sabiduría como las de Jesús, dirigidas ahora a nosotros. La Familia de Nazareth es modelo de vida y de santidad, no obstante el destierro, la persecución y otras limitaciones.
“Hoy, el reto es nada fácil, pues nos quieren imponer, sutil o descaradamente, otros modelos de familia; no faltan “Herodes” perseguidores ni dificultades Sin embargo, hoy también es día de agradecer, y la gratitud es una característica de la familia. A lo largo de tantos años, a cuántas familias debemos reconocer su solidez, su experiencia, enseñanzas y acompañamiento. Que Dios bendiga a todas las familias para que refuercen sus vínculos, transmitan la Fe y hagan florecer más vocaciones”.
Finalmente, el Padre Prefecto General, Jorge Manuel García, se dirigió a la asamblea, y en ella a todas las generaciones anteriores: “En medio del gozo, es ocasión de profesar la gratitud y alabanza a Dios, porque en esta Casa ha permitido formar para transformar; ha ofrecido el conocimiento de sus enseñanzas para la maduración de la Fe Este Año Jubilar no es para mirarnos a nosotros mismos, sino para mirar a los niños, a los jóvenes, a los enfermos y ancianos, a todo el Pueblo de Dios, mediante un testimonio orante. Que sea motivo de conversión, de crecimiento espiritual, de decisiones firmes y valerosas, teniendo a Cristo como Centro de la vida ¡Quédate, Señor, con nosotros, en ésta nuestra Casa!”
Al término de ambos Actos Eucarísticos, los seminaristas disfrutaron de un convivio y cena con sus familiares, y animaron el ambiente con música y la quema de un castillo.
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