Día de la Enfermera(o)
Dulce Natalia Romero Cruz
El lunes 6 de enero, a las 16 horas, se llevó a cabo una Celebración Eucarística con el fin específico de dar gracias a Dios por el Día de la Enfermera(o), en el Templo de Nuestra Señora del Rosario o del Padre Galván (en el Barrio del Retiro), misma que fue presidida por Monseñor Miguel Romano Gómez, Obispo Auxiliar de Guadalajara.
Ahí se dieron cita decenas de enfermeras y enfermeros de las 26 Instituciones de Salud y Educativas que conforman la Comisión Interinstitucional de Enfermeras del Estado de Jalisco (CIES), así como del Movimiento de Enfermeras de Acción Católica.
Durante la Homilía, el señor Obispo Romano hizo referencia al Mensaje que el Papa Juan Pablo I dirigiera a un grupo de enfermeras y enfermeros, después de una Audiencia el 20 de septiembre de 1978, en el cual recordó el Santo Padre que habiendo tenido la oportunidad de estar en muchos hospitales por enfermedad o de visita, al preguntar a los internos su opinión sobre la atención recibida, solía escuchar comentarios, tanto buenos como malos, y esto dependía, aseguraba el Pontífice, de la forma en que las enfermeras desempeñaban su labor, si hacían su trabajo porque les tocaba hacerlo o si amaban lo que hacían.
Monseñor Romano Gómez les señaló luego algunas características importantes para el ejercicio de su profesión o vocación, entre ellas la de gozar de buena salud, tanto física como espiritual: “Para ello les ayudará, dijo, la oración y el vivir en Gracia de Dios. Es importante que traten el cuerpo de un enfermo con el amor y respeto con que los Santos adoran a Cristo-Eucaristía. Esto requiere esfuerzo y significa cansancio, que ustedes resienten como seres humanos que son, pero les proporciona alas como a los Ángeles, y hace que su labor se asemeje a la ternura que Dios manifiesta por sus creaturas”.
El predicador les reiteró fortalecerse con la oración, con la recepción de los Sacramentos y con la participación en el Santo Sacrificio de la Misa; les recomendó, asimismo, no mostrarse pesimistas, sino al contrario, manifestar un optimismo que contagie a los enfermos, sobre todo cuando algunos de ellos se encuentren cerca del final de sus vidas, haciéndoles sentir la cercanía de la eterna felicidad. Exhortó también, a enfermeras y enfermeros, a alejarse de actitudes de soberbia, de rencores, de envidas, de críticas, de mal humor y de otros sentimientos negativos que también se contagian a los pacientes con los cuales tienen que tratar cotidianamente.
Finalmente los felicitó y ofreció la Eucaristía por todos los presentes, por los miembros de este gremio que ya han fallecido, por todo el Personal de las Instituciones de Salud y por sus familiares. Y, para concluir, les hizo notar que el mejor Médico de todos es Jesús, y que la mejor Enfermera es la Santísima Virgen María.
Concluido el Santo Sacrificio de la Misa, se llevó a cabo una Ceremonia de Homenaje a la labor de la Enfermería en la Plaza ubicada frente al Templo del Padre Galván, y que está precisamente dedicada, mediante un monumento, a esos abnegados profesionales de la atención sanitaria.
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