jueves, 30 de enero de 2014

Predicación y vida

Un San Juan Bautista tapatío


Cardenal Juan Sandoval Íñiguez

Arzobispo Emérito de Guadalajara


El Mártir San David Galván Bermúdez (1881-1915) es tapatío por los cuatro costados, pues nació, vivió, trabajó, estudió, ejerció su ministerio y murió sacrificado en Guadalajara. Como el Bautista Precursor, fue encarcelado y ejecutado por defender el honor de una joven y la santidad del Sacramento del Matrimonio. Fue el primero, cronológicamente hablando, que padeció el martirio durante la Persecución Religiosa que se desató contra la Iglesia a partir de 1914 y hasta finales de los años 30′s. Desde antes de ser canonizado, ya gozaba fama de Santo entre el pueblo, y su tumba era muy visitada por los fieles en el Templo Parroquial de Nuestra Señora del Rosario (Barrio de El Retiro, en el Sector Hidalgo), donde reposan sus restos, y más conocido con el nombre de “Templo del Padre Galván”.


VIDA AZAROSA Y LUEGO ENCAUZADA


david galvan yacenteA los tres años de edad perdió a su madre. La educación cristiana y el profundo sentido religioso que siempre lo acompañaron se deben a que fue acólito y también Infante en el Coro de la Catedral. Ahí, en la Celebración de las grandes Fiestas Litúrgicas, se penetró del sentido de la Fe.

En 1915 ingresó al Seminario Diocesano de Guadalajara; pero, distraído y pendenciero, se retiró después de cinco años, para ocuparse como Profesor de Escuela, zapatero y buscarse una novia. Sólo que, por golpear a ésta, fue a dar a la cárcel por unos meses. Puede decirse que ese tiempo que vivió fuera del Seminario andaba en el mundo, pero en su interior no dejó de haber vida de Fe: todos los días visitaba al Santísimo Sacramento y con frecuencia peregrinaba a Zapopan para encomendar a la Santísima Virgen su vocación. Volvió al Seminario. Su vida había cambiado; su conversión era total y sincera.

Recibió la Ordenación Sacerdotal en 1909. Como Sacerdote, siguió profundamente enamorado de la Eucaristía y de la Santísima Virgen; fue Profesor del Seminario y luego Capellán de dos asilos. Los testimonios sobre él aseguran que era sumamente diligente en auxiliar a los enfermos y en ayudar a los pobres, y éste fue precisamente el camino por el que Dios le regalaría el martirio.


ENSAÑAMIENTO ANTICLERICAL


Los carrancistas ocuparon Guadalajara en julio de 1914. Hubo persecución de Sacerdotes y de Religiosos; profanación y confiscación de templos y Seminarios, y hasta martirio. Tras aquellos, llegaron los villistas y se dieron frecuentes combates entre ambos bandos por las calles de la capital jalisciense.

El 18 de enero de 1915, se libró una sangrienta batalla por el rumbo de Las Juntas entre villistas y carrancistas, y el Padre David Galván se pasó todo el día en medio de las balas auxiliando a heridos y moribundos. El 30 de enero de 1915 hubo un combate más, y el Padre David invitó a otro Sacerdote a que lo acompañara a asistir espiritualmente a los agonizantes, pero éste se negó diciendo que no era obligación, habiendo tanto peligro. A eso, el Padre Galván respondió: “No por obligación; por caridad”; y añadió: “¡Qué mayor Gloria que morir salvando una alma, a la que acabo de absolver!”

Por el camino, encontró, en el Templo de La Soledad (ubicado en una parte de lo que hoy es La Rotonda de los Hijos Esclarecidos de Jalisco) a su amigo el Padre José María Araiza, quien sí aceptó acompañarlo a auxiliar a quienes lo solicitaban; pero, a poco, los tomaron presos y los llevaron ante el Teniente Coronel Enrique Vera, quien reconoció al Padre Galván como aquél que, meses antes, le había impedido seducir a una joven honesta, a la que prácticamente le arrebató de las manos.

Mandó fusilarlos a los dos, y para ello fueron llevados a espaldas del Hospital Civil. Estando frente al pelotón, el Padre Galván no quiso que le vendaran los ojos, y señalando el pecho, dijo a los soldados: “Apunten aquí”… Por cierto, mientras estaban en la cárcel, poco antes de llevarlos al paredón, el Padre Araiza, ingenuamente, le había hecho notar al Padre Galván que no se habían desayunado, a lo que éste respondió, con gran serenidad: “Hoy vamos a comer en el Cielo”.

Cuando se disponían a fusilar al Padre Araiza, llegó el indulto que personas piadosas le habían conseguido con el General Manuel Macario Diéguez. Dieron libre, pues, al Padre Araiza, pero el Padre Galván “ya había partido a comer en el Cielo”.

San David Galván, Mártir, fue canonizado por el Papa Juan Pablo II, hoy Beato y muy pronto Santo, el 21 de mayo del Año 2000, siendo un Santo muy popular y muy querido en Guadalajara. Su martirio, en parte, se debe a la Persecución Religiosa que lo puso preso en manos de su enemigo, y en parte, a una venganza personal. Su vida es un proceso admirable de conversión, obrado por la Gracia de Dios, que todo lo puede, y que produjo frutos de apostolado, de santidad y de heroísmo en este Mártir, dotado de una naturaleza rica y de un carácter noble y elevado.


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