El Santo Rosario, una oración que agrada a Dios
La Virgen comunicó que el Salterio gustaba a Dios porque le recordaba el momento en que la Humanidad había aceptado a su Hijo como Salvador.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
La palabra “rosario” significa corona de rosas, y es que en la antigüedad los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían esas coronas, y por cada rosa recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las Mártires.
De los Salmos a las Avemarías
La Iglesia recomendó rezar el Rosario, el cual consistía en recitar los 150 Salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquéllos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que quienes no supieran leer, suplantaran los 150 Salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este Rosario se le llamó el Salterio de la Virgen.
Santo Domingo y el Rosario
Domingo de Guzmán fue un Santo Sacerdote español que viajó al Sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Ésta enseñaba que existen dos dioses, uno del Bien y otro del Mal. El bueno creó todo lo espiritual; el malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albigenses todo lo material era malo. El cuerpo era material; por tanto, el cuerpo era malo. Jesús tuvo un cuerpo; por consiguiente, Jesús no era Dios.
También negaban los Sacramentos y la verdad de que María era la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años, los Papas enviaron Sacerdotes celosos de la Fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito.
“La mejor arma para convertir a las almas duras no es la flagelación, sino el rezo del Salterio de la Virgen María”.
Los signos prodigiosos
A finales del Siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen María con tres Ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su Salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la Catedral de Toulouse, hizo sonar las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se desató una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Entonces todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la Catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el Salterio de la Virgen, y la tormenta cesó.
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que predicar en la Iglesia de Notre Dame, en París, y antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara, entregándole, al mismo tiempo, un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el Rosario de Avemarías porque le recordaba 150 veces el momento en que la Humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador. A partir de entonces, la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Ante las catástrofes
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y a popularizar la devoción del Rosario, que mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de ese Santo, pero después empezó a ser olvidada.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste, a la que se le llamó la muerte negra. Fue entonces cuando el Fraile Alan de la Roche, Superior de los Dominicos en la misma Provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, presenció una Aparición, en la cual Jesús, la Virgen María y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan reinició esta labor de propagación junto con todos los Frailes Dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia (Fuentes: CATHOLIC.NET Y CORAZONES.ORG).
Devoción a la Virgen María
“Una bomba nuclear, pero en construcción”
A través del rezo del Rosario recibimos toda la Gracia que necesitamos, para defendernos de los ataques del Demonio.
Dulce Natalia Romero Cruz
Cuando rezamos el Rosario debemos de hacer no sólo oración vocal, sino también oración mental y espiritual, para meditar los diferentes pasajes de la vida de Cristo y de su Madre Santísima.
Por tal motivo, se convoca a todos los cristianos a recitar esta oración, ya sea en público, en privado o en familia, y principalmente durante el mes de octubre, dedicado a esta devoción mariana.
Bendiciones del Rosario
1- Los pecadores obtienen el perdón.
2- Las almas sedientas se sacian.
3- Los que están atados ven sus lazos deshechos.
4- Los que lloran hallan alegría.
5- Los que son tentados encuentran tranquilidad.
6- Los pobres son socorridos.
7- Los religiosos son reformados.
8- Los ignorantes son instruidos.
9- Los vivos triunfan sobre la vanidad.
10- Los muertos alcanzan la Misericordia por vía de sufragios.
Los beneficios del Rosario
— Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
— Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
— Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
— Nos facilita practicar la virtud.
— Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
— Nos enriquece con Gracias y méritos.
— Nos provee de lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de Gracia de nuestro Dios Todopoderoso.
Indulgencia Plenaria con el Rosario:
“Se confiere Indulgencia Plenaria si el Rosario se reza en una iglesia, un oratorio público, en familia, en una comunidad religiosa o asociación pía; se otorga una Indulgencia Parcial en otras circunstancias” (Enchiridion de Indulgencias, Pág. 67).
Para ganarla mediante el Rosario:
1ª Que se recen las cinco decenas del Rosario, sin interrupción.
2ª Que las oraciones sean recitadas, y los Misterios, meditados.
3ª Si el Rosario es público, los Misterios deben ser anunciados.
4ª Además, las siguientes:
* Confesión Sacramental (una semana antes o después).
* Comunión Eucarística (una semana antes o después, aunque es conveniente que se reciba el mismo día).
* Oraciones por las intenciones del Papa.
* Desafecto total al pecado, incluso venial.
-La Indulgencia puede ser aplicada por los difuntos.
-La Indulgencia Plenaria sólo puede ganarse una vez al día (excepto en peligro de muerte).
Una devoción más
El origen de la devoción de los 46 Rosarios a la Virgen de Guadalupe, data del Siglo XIX. En sus inicios, daba comienzo esta práctica con una Verbena en el Jardín del Santuario.
¿Por qué 46 Rosarios? Es un número simbólico para representar el número de estrellas impresas en el manto de la imagen de Guadalupe. La devoción se conserva hasta hoy. Como todo encuentro de Fe, es una práctica agradable a Dios, y por su medio consta que se han alcanzado muchos favores.
Esta venerable tradición enlaza el mes de octubre, dedicado al Santo Rosario, a partir del día 28, con la Fiesta de Santa María de Guadalupe, el 12 de diciembre, hasta sumar 46 Rosarios.
Fuente:
http://www.caminando-con-maria.org;
http://www.santisimavirgen.com.ar,
http://www.cofradiarosario.net,
La Fiesta de Nuestra Señora del Rosario
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la Batalla Naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esa contienda, su Religión podía peligrar, por lo que confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el Rosario por la flota.
En Roma estaba el Papa despachando asuntos, cuando de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había salido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde, llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la Fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, el Pontífice Gregorio XIII cambió el nombre de la Fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario.
ROSA MÍSTICA
Es pura la fragancia de las flores,
cristalina del mar la dulce brisa,
limpia mi plegaria, y tu sonrisa,
hermosa sobre todos los primores.
Eres la flor surgida en los albores,
que despíerta cromada de rojiza
y que el viento balsámico suaviza:
la Reina que conforta los dolores.
Te doy mi corazón hoy, Madre mía,
esparce tu Gracia en él con grande
amor, y si acaso en momentos de agonía
quisiera demandarte en mi dolor,
arráncame la vida, Vida mía,
que el alma mía te adora con fervor.
Salvador Rodríguez Valdivia.
A LA VIRGEN MARÍA
Son tus ojos un lago de luceros
que fascinan a nobles corazones,
alumbrando mis lúgubres senderos
con miradas que inspiran oraciones.
Son tus labios, radiantes amapolas
con fulgores de púrpura encendida.
Con un beso las almas Tú acrisolas,
cual Estrella del Cielo suspendida.
Son tus manos, cual perlas en racimo;
son rosas en florida Primavera,
destilando a los vientos fruto óptimo
de jazmín y magnolia mañanera.
Es tu cuerpo, de aljófar prenda viva,
como aurora de un día primaveral.
Y en luceros y perlas expresiva,
me imprimiste dulce beso matinal.
Pbro. Miguel Pérez Velasco.
El Rosario
Una oración bíblica, de principio a fin
Contrario a lo que muchos hermanos separados afirman, podemos decir que, obviando la Liturgia, no hay nada más bíblico en la Iglesia que el rezo del Santo Rosario. En él, meditamos y repetimos los Misterios de la Salvación.
Mónica Livier Alcalá Gómez
Cada Misterio del Rosario está fundamentado en las Sagradas Escrituras y en la Tradición Cristiana, dos columnas sobre las que se sostiene la Doctrina Cristiana, pues “aunque éste se distingue por su carácter eminentemente mariano, es una oración centrada en la Cristología. En la sobriedad de sus partes se concentra la profundidad de todo el Mensaje evangélico, del cual es como un compendio”. Así lo definió el Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. En ella, aseguró también que, con el Rosario, el Pueblo de Dios aprende de María a “contemplar el rostro de Cristo”.
Numerosos han sido los Pontífices que han promovido el rezo del Rosario, recomendándolo para provecho espiritual y como meditación evangélica. León XIII promulgó la Encíclica Supremi apostolatus officio, en donde lo ve como un “instrumento espiritual eficaz ante los males de la Sociedad”. Juan XXIII, y sobre todo Paulo VI, en la Exhortación Apostólica Marialis cultus, subrayó el carácter evangélico del Rosario.
Vía de contemplación
En la referida Carta Apostólica -publicada con motivo del Año del Rosario, 2002-2003-, el Papa Juan Pablo II (quien se distinguió por su grande amor a María), explicó que “el motivo más importante para volver a proponer con determinación la práctica del Rosario es por ser un medio sumamente válido para favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio cristiano”, y como una verdadera “pedagogía de la santidad”.
Así pues, meditar el Rosario es meditar el Evangelio de una forma “pausada”, contemplando cada Misterio, cada escena de la Vida de Cristo, que es necesario para todo fiel cristiano.
Por esta razón, fue precisamente que este Papa incorporara los “Misterios de Luz” a los que ya existían en el Rosario, a fin de que éste fuese “un compendio más pleno del Evangelio”, pues tras recordar la Encarnación y vida oculta de Jesús (Misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de su Pasión (Misterios de dolor), y el triunfo de la Resurrección (Misterios de gloria), “la meditación debe centrarse también en algunos momentos particularmente significativos de su vida pública”.
La fundamentación bíblica
La Cruz es la señal del cristiano. Con ella comienza y termina el Rosario. En ella murió Cristo para salvar a la Humanidad de sus pecados:
Mt 27,32-42; Mc 15,21-32; Lc 23,26; Jn 19,17-31; Col 1,20; 2,14; Flp 2,8. La Cruz, escándalo para los infieles y consuelo para los cristianos: Gál 5,11; 6,12.14; Flp 3,18; Heb 12,2.
El Gloria es un canto de alabanza a la Santísima Trinidad. El Dios Uno y Trino, presente en momentos importantes de la vida de Jesús, empezando por su Bautismo en el Río Jordán.
Mt, 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,12s. La Trinidad, principio de los carismas: 1 Cor 12,4-6; 2 Cor 13,13; Ap 1,4. La Trinidad en la Corte Celestial: Ap 5,1-6.
El Padrenuestro es la oración por excelencia del cristiano, enseñada por el mismo Jesús. Esta oración se reza al iniciar cada Misterio del Rosario.
Mt 6,9-13.
El Avemaría se repite en cada una de las diez cuentas del Rosario. Es el reconocimiento del creyente hacia la Madre de Dios.
Lc 1,28.30; Lc 1,31s; Mt 1,18.21s.
Los Misterios del Rosario son, en su mayoría, pasajes bíblicos
Misterios Gozosos
Primer Misterio: La Encarnación del Hijo de Dios (Lc 1,26-38).
Segundo Misterio: La Visita de María a Isabel (Lc 1,39-45).
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús (Lc 2,1-7).
Cuarto Misterio: La Presentación del Niño Jesús:(Lc 2,22-34).
Quinto Misterio: Perdido y hallado en el Templo:(Lc 2,41ss).
Misterios Dolorosos
Primer Misterio: La Oración de Jesús en el Huerto (Mc 14,32-38).
Segundo Misterio: La Flagelación de Jesús:(Mc 15,15).
Tercer Misterio: La Coronación de espinas:(Mc 15,16-19).
Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas:(Mc 15,21-22).
Quinto Misterio: Crucifixión y Muerte de Jesús:(Jn 19,18-30).
Misterios Gloriosos:
Primer Misterio: La Resurrección de Jesucristo (Mt 28,1-6).
Segundo Misterio: La Ascensión de Jesús (Mc 16,19-20).
Tercer Misterio: La Venida del Espíritu Santo: (Hech 2,1-4).
Cuarto Misterio: La Asunción de María a los Cielos (Cant 6,10).
Quinto Misterio:La coronación de María: (Ap 12,1 y siguientes).
Misterios de la Luz
Primer Misterio: Su Bautismo en el Río Jordán: (Mc 1,9-10).
Segundo Misterio: La autorrevelación en las Bodas de Caná: (Jn 2,1-11).
Tercer Misterio: El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión: (Mc 1,15).
Cuarto Misterio: La Transfiguración: (Mc 9,2-8).
Quinto Misterio: La Institución de la Eucaristía: (Lc 22, 19).
Una pequeña guía
Para rezar el Rosario
En muchos hogares es común esta práctica; sin embargo, hay quienes no atinan al rezo del Rosario, por desconocimiento; por ello, presentamos algunas ideas para que cualquier creyente pueda hacerlo solo o en familia.
Mónica Livier Alcalá Gómez
Aun con todo el compendio evangélico y la enseñanza pastoral que encierra, el Rosario no es una oración complicada. De hecho, el tener una secuencia en el seguimiento de las “cuentas”, ayuda a la contemplación y meditación de cada aspecto bíblico que relata el Misterio de Salvación.
1- Se inicia realizando la señal de la Cruz
“El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la Cruz: ‘En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén’. El bautizado consagra la jornada a la Gloria de Dios e invoca la Gracia del Señor, que le permite actuar, en el Espíritu, como hijo del Padre. La señal de la Cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades” (Catecismo de la Iglesia Católica, CIC, 2157).
2- Despues el acto de contrición:
Señor mío, Jesucristo,
Dios y hombre verdadero.
Creador y Redentor mío,
por ser Tú quien eres,
y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido.
Quiero y propongo firmemente
confesarme a su tiempo.
Ofrezco mi vida, obras y trabajos
en satisfacción de mis pecados,
y confío en tu bondad y misericordia infinita
que me los perdonarás y me darás la Gracia
para no volver a ofenderte.
Amén.
3- ANUNCIO Del Misterio y se reza el Padrenuestro
Misterios Gozosos (lunes y sábado).
Misterios Dolorosos (martes y viernes).
Misterios Gloriosos (miércoles y domingo).
Misterios Luminosos (jueves).
4- Se rezan 10 Avemarías y un Gloria (Puede decirse una Jaculatoria)
Puede usarse una de estas dos:
•María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos, Gran Señora.
•Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía a todas las almas al Cielo, especialmente aquéllas que necesitan más de tu Misericordia (Oración de Fátima).
5- Al terminar los cinco Misterios se reza la Salve a la Virgen
Dios te salve, Reina y Madre…
6- Pueden recitarse también las Letanías a la Virgen
EL DATO:
El Papa León XIII prescribió finalizar el rezo del Rosario, durante el mes de octubre, con las Letanías. Ello ha inducido a considerar de forma errónea a las Letanías como una parte o apéndice del Rosario (Cfr. el documento “Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia”, II, 5, Nº 203). En realidad, las Letanías Lauretanas constituyen una oración en sí mismas, y cuyo origen suele situarse hacia el año 1500 en el Santuario de Loreto (de ahí su nombre de “lauretanas”). A lo largo de los siglos han sido muy apreciadas y recomendadas por los Papas.
TIPOS DE ROSARIO
Aunque en general se trata de la misma oración, con el paso del tiempo se han popularizado diversas variantes en el rezo del Rosario, las cuales tienen ya ofrecimientos específicos. Aquí presentamos dos ejemplos:
Rosario Misionero:
Tiene la finalidad de crear conciencia entre los fieles católicos sobre la necesidad de la Evangelización en toda la Tierra, por lo que, con cada Misterio, se encomienda a determinado Continente.
Verde: África.
Rojo: América.
Blanco: Europa.
Azul: Australia.
Amarillo: Asia.
El Rosario de Aurora:
Se aconseja que esta práctica se realice muy de madrugada, generalmente entre las 4 y las 5 de la mañana. En muchas Parroquias todavía se acostumbra rezar el Rosario de Aurora por las calles de la comunidad, sobre todo durante las Fiestas Patronales propias.
Las quince promesas de la Virgen a quien rece el Rosario:
1- Aquéllos que recen con enorme Fe el Rosario, recibirán Gracias especiales.
2- Prometo mi protección y las Gracias más grandes a aquéllos que recen el Rosario.
3- El Rosario es una arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye los pecados y nos defiende de las herejías.
4- Se alcanzará la virtud, y las buenas obras abundarán: se otorgará la piedad de Dios para las almas, se rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades; los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
5- El alma que se encomiende a Mí en el Rosario, no perecerá.
6- Quien rece el Rosario devotamente y lleve los Misterios como testimonio de vida, no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia; no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la Gracia de Dios y tendrá la recompensa de la vida eterna.
7- Aquél que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
8- Aquéllos que recen con mucha Fe el Santo Rosario en vida, en la hora de su muerte encontrarán la Luz de Dios, la plenitud de su Gracia y participarán en el Paraíso, por los méritos de los Santos.
9- Libraré del Purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
10- Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el Cielo.
11- Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
12- Aquéllos que propaguen mi Rosario serán asistidos por Mí en sus necesidades.
13- Mi Hijo me ha concedido que todo aquél que se encomiende a Mí al rezar el Rosario, tendrá como intercesora a toda la Corte Celestial, en vida y a la hora de la muerte.
14- Son mis niños aquéllos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único Hijo, Jesús Cristo.
15- La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
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