jueves, 3 de octubre de 2013

POLÍTICA ENTREGUISTA

¿Y las recientes promesas?

México, bajo presión


Alberto Gómez Barbosa


Apoyo a migrantesNuestra Nación está sufriendo por las enormes divisiones que vive desde hace mucho tiempo. Una Sociedad, tan desigual en lo económico, y en la que continúa ejerciéndose la añeja discriminación hacia los pobres y los indígenas, ha abierto varios frentes de confrontación que pueden llegar a provocar graves consecuencias.

Enfrentar el desempleo o el subempleo, los bajos salarios, la carestía, y tratar de sobrevivir en esas condiciones, son, en conjunto, el principal problema de la mayoría de los mexicanos. El costo de la vida ha aumentado notablemente en los últimos meses en renglones tan importantes como son los alimentos y las medicinas (estamos, según la Organización de las Naciones Unidas, entre los tres países con los alimentos más caros del mundo) y hay que añadir los constantes incrementos en los precios de los energéticos, que han elevado los costos de todo tipo de transportes, con las consecuencias negativas que repercuten en los bolsillos de los trabajadores.


Insatisfacciones y reclamos por todos lados
El daño que han sufrido obreros y empleados tras la aprobación, hace meses, de la llamada Reforma Laboral, ha empezado a sentirse: despidos por la vía rápida, contrataciones a través del “outsourcing”, es decir, por terceros y no por el empleador directamente, lo cual repercute en pérdida de derechos, así como la posible contratación por horas, se han vuelto motivo de inconformidad para la sufrida clase laborante.

A esto hay que sumar el rechazo de los maestros sindicalizados hacia las condiciones laborales que les propone la Secretaría de Educación; la irritación de los pueblos indígenas por las concesiones de sus tierras a empresas extranjeras para la explotación minera; el abandono que sufre el campo por tanto tiempo sin apoyos oportunos e indispensables; la mediana y la pequeña industrias que llevan muchos años sobreviviendo apenas, sin el apoyo que se supone debería prestarles la Banca de Desarrollo, la cual no es más que Banca de consumo; y la angustiosa situación del comercio mediano y pequeño, que sucumbe ante los embates de las grandes corporaciones multinacionales; los voraces consorcios que acaban con las tiendas de abarrotes, las pequeñas farmacias, papelerías, ferreterías y tiendas de ropa de barrio, que antes mantenían a tantas familias.

Mientras tanto, coexiste la marcada complacencia ante los macroempresarios codiciosos e insaciables en su sed de riqueza, evasores de elementales responsabilidades sociales que en conciencia les obligan; faltos de sensibilidad y solidaridad al negar a sus empleados salarios dignos y justos, y negados a colaborar con la parte que les corresponde al fisco, aportaciones que permitirían al Estado ofrecer una mejor Educación, Salud y Protección Social a todos los ciudadanos.



siendo sometidos a una enorme presión, y todo forzamiento entraña graves riesgos sociales



¿El “cuerno de la abundancia”?
Por su parte, los Gobiernos de diferente signo partidista, desde hace años, se han dedicado a abrir puertas tanto a consorcios extranjeros como mexicanos, a los que han entregado los bienes que son de la Nación, a cambio, seguramente, de la participación en las ganancias de esas empresas favorecidas con concesiones mineras, comercio de alimentos, de medicinas y prendas de vestir, permitiéndoles la construcción de sus enormes instalaciones en áreas aledañas y aun en el interior de zonas de enorme valor espiritual y cultural para todos los mexicanos.

Todo se concesiona, todo se entrega en beneficio de los poderosos capitalistas. ¿No será tiempo ya de que nuestros gobernantes escuchen la cada vez más intensa protesta social por tanta injusticia que sufre la ciudadanía? Son numerosas las protestas y bastantes los grupos afectados: los purépechas de Cherán y muchos otros pueblos michoacanos; los yaquis de Sonora; los huicholes; los guerrerenses de la Tierra Caliente; los otomíes de Guanajuato; los empleados despedidos de Mexicana de Aviación, de Luz y Fuerza del Centro, y un larguísimo etcétera.

Los incontables ciudadanos que se hallan bajo la línea de pobreza (hay quienes hablan de 76 millones) y buena parte de la antes llamada clase media, están siendo sometidos a una enorme presión, y todo forzamiento entraña graves riesgos sociales.


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