El primer servicio que la Iglesia presta es la Misión
¡La Fe se fortalece dándola!
“La Nueva Evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal” (Redemptoris Missio).
Mónica Livier Alcalá Gómez
La Misión de la Iglesia surge del propio Mandato de Jesús: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda criatura” (Mc. 16,15).
Esto nos permite afirmar que:
La Misión de la Iglesia se fundamenta en la Misión de Jesús como enviado del Padre para la Liberación de la Humanidad.
La razón histórica del ser de la Iglesia es prolongar la Misión de Cristo y hacerla visible en la historia de los hombres.
La Misión es la verdadera y única tarea de la Iglesia.
Con toda la riqueza del Concilio Vaticano II, y tras el Sínodo de 1974, el Papa Paulo VI dedicó una Exhortación Apostólica, la Evangelii Nuntiandi, en la cual concibe la Evangelización como la “dicha y vocación propia de la Iglesia y su identidad más profunda” (EN, 14).
La Evangelización es el proceso total mediante el cual la Iglesia, movida por el Espíritu:
-Anuncia al mundo el Evangelio del Reino de Dios.
-Da testimonio entre los hombres de la nueva manera de ser y de vivir que Él inaugura.
-Educa en la Fe a los que se convierten al Evangelio del Reino.
-Celebra, mediante los Sacramentos, la presencia del Señor Jesús y el don del Espíritu.
-Impregna y transforma con su fuerza todo el orden temporal.
La Nueva Evangelización
Fue propuesta por el Papa Juan Pablo II en Haití, en 1983, con ocasión de la Asamblea de los Obispos Latinoamericanos, con el objetivo de “dar a la acción pastoral un impulso nuevo, capaz de crear tiempos nuevos de Evangelización, en una Iglesia todavía más arraigada en la fuerza y en el poder de Pentecostés” (EN, 2).
Como afirmó el Sumo Pontífice en aquella ocasión, la Nueva Evangelización supone la novedad de la acción evangelizadora. Afecta a la actitud, al estilo, al esfuerzo y a la programación, o como se propuso en Haití, “al ardor, a los métodos y a la expresión”.
Una Evangelización nueva en su ardor supone una Fe sólida, una Caridad pastoral intensa y una recia fidelidad que, bajo la acción del Espíritu Santo, generen una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio.
La Nueva Evangelización tiene como finalidad formar hombres y comunidades maduras en la Fe y dar respuesta a la nueva situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la modernidad.
Los Misioneros, trabajadores callados
Durante el Domingo Mundial de la Misiones, que este año se celebró el 20 de octubre, el Papa Francisco exhortó a los fieles a estar cerca de todos los Misioneros y las Misioneras, que trabajan tanto, sin hacer ruido, y que dan su vida. “Como la italiana Afra Martinelli, que laboró durante muchos años en Nigeria, y hace unos días fue asesinada, por robo”, recordó el Santo Padre, quien apuntó que era “muy querida”, y que con su Anuncio del Evangelio en África ha “difundido la llama de la Fe”.
Además, durante el rezo del Ángelus, El Pastor de la Iglesia Universal aludió a la necesidad de “rezar siempre”, porque, según explicó, “si se apaga la Fe” y “se apaga la oración”, los cristianos caminarán en la oscuridad y se perderán “en el camino de la vida.
“Dios nos invita a orar con insistencia, no porque no sepa de qué cosa tenemos necesidad o porque no nos escuche. Al contrario, Él escucha siempre y conoce todo de nosotros, con amor”, advirtió el Papa, añadiendo que la oración es lo que nos hace sentir la presencia de Dios y su ayuda.
¿Y la Misión Continental?
Los Obispos latinoamericanos, conforme al llamado del Santo Padre acerca de una Nueva Evangelización, declararon un estado de Misión para todo el Continente: “Asumimos el compromiso de una gran Misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo” (Documento de Aparecida, DA, 362).
Los Obispos, para esta Misión, recuerdan que para cumplirla a cabalidad, la Iglesia necesitará una gran conmoción “que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida de Cristo”.
Esta encomienda ha quedado, desde entonces y por mandato del Papa Benedicto XVI, “en manos de cada Conferencia Episcopal, de cada Diócesis y de cada Parroquia, así como de cada Movimiento y Comunidad eclesial”.
Una Iglesia que no se abre a la Misión es una Iglesia envejecida y pobre
El Mundo es la Parroquia de Dios y, por tanto, debemos colaborar todos.
No solamente debe promoverse la importancia de la Misión durante el Domingo o el Mes de las Misiones, sino cotidianamente
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
Los Misioneros Combonianos toman su nombre de su Fundador, el Padre Daniel Comboni (1831–1881), Sacerdote de origen italiano, quien fuera un férreo evangelizador del Continente africano, nombrado Vicario Apostólico para África Central y consagrado como su primer Obispo.
Comboni se concentró en Sudán, pero su Diócesis abarcaba, además, parte de Etiopía, Eritrea, Uganda, un poco de Libia, y otro poco de Chad, Nigeria y Egipto.
Inicialmente, el Instituto por él fundado se llamó Misioneros para las Misiones Africanas; sin embargo, desde 1910 tiene presencia donde la Iglesia así lo requiere. Dio principio en 1867, pero un siglo después, en 1969, cambió su nombre, tomado el apellido de su Fundador, para honrar su memoria. Monseñor Comboni fue canonizado en 2003.
Así surgieron
El Obispo Comboni no vio finalizada su obra, pues, a su muerte, la formación del Instituto aún no se concretaba; empero, durante su estancia en África recibió el apoyo de varios Sacerdotes, no pocos de ellos del Clero Diocesano, que decidieron continuar su obra.
Los primeros Misioneros del Instituto surgieron oficialmente en 1889. Actualmente son 1,540 Misioneros hombres, mientras que las Religiosas Combonianas son aproximadamente 1,400, informó el Padre Terencio Serra, Superior General de los Combonianos del año 2003 al 2009, y quien radica actualmente en Guadalajara. Explicó, además, que la Familia Comboniana ha fundado doce Institutos y tiene presencia en 35 naciones de todo el mundo: “Ahora abarcamos casi toda el África Oriental, África Central y Sudáfrica, así como Europa, América y Asia. Tenemos 32 Provincias Combonianas en el mundo.
¿Cómo llegaron a México?
“En 1948, a petición de la Santa Sede, llegamos de África a Baja California Sur, y en ese Estado, de la población de Guerrero Negro hacia abajo, la mayoría de las Iglesias pequeñas fueron fundadas por Misioneros Combonianos, excepto las Misiones más antiguas (trabajadas de inicio por los Franciscanos y los Jesuitas) o la Catedral de La Paz. Hoy, nuestra presencia allá ya es poca, porque ya existe mayor presencia de Sacerdotes mexicanos diocesanos, y nuestra estrategia es que, al ir creciendo las Iglesias locales, nosotros nos vamos retirando. Por ejemplo, en La Paz, además de varias Iglesias, fundamos un Seminario, pero no para nosotros, sino el Seminario Diocesano.
Cuando los Combonianos llegaron, sólo había un Sacerdote Diocesano, que hacía lo que podía, aunque ciertamente también la población era poca, pues había puros pescadores”.
Esos primeros Misioneros Combonianos creían que todo México era como Baja California; sin embargo, cuando por cuestiones migratorias tuvieron que ir al Centro de la República, se maravillaron por la riqueza espiritual y de piedad de la Iglesia del resto del país, y de ahí surgió la idea de fundar otras comunidades, sobre todo con la intención de promover las vocaciones entre los mexicanos; iniciativa que dio resultados, pues hoy hay cerca de 300 Sacerdotes Combonianos mexicanos trabajando en África, donde se adaptan más fácilmente que los Misioneros de otras nacionalidades porque tienen el don de gentes. “Esto es una riqueza y una Gracia para nosotros. Hay presencia mexicana en Asia, específicamente en las Islas Filipinas y China; en África sobre todo, y en América del Sur”.
En México, los Combonianos han fundado Seminarios en Cuernavaca, Xochimilco, San Francisco del Rincón, Guadalajara, Sahuayo y Monterrey. Adicionalmente, ejercen su labor pastoral entre los indígenas, sobre todo en Oaxaca, y concretamente en la sierra. “Asimismo, fundamos algunas Parroquias en Valle de Chalco, entre los ‘paracaidistas’, que eran 800 mil personas, y nosotros sólo éramos tres Sacerdotes; también fundamos algunas en Ciudad Netzahualcóyotl”.
La importante colaboración y generosidad de los fieles
“Nuestro único carisma, de acuerdo a nuestro Fundador San Daniel Comboni, es la Misión, y punto. Nos mantenemos de la Providencia, de lo que la gente nos da, y afortunadamente la gente es muy generosa porque tiene confianza en la Misión. Los Sacerdotes Diocesanos también nos apoyan mucho. Y es que cabe recordar que el Mundo es la Parroquia de Dios y, por tanto, debemos colaborar todos”, puntualizó el Padre Terencio Serra.
Entre los problemas que los Misioneros enfrentan figuran la sequía, la crisis alimentaria, las guerras y las guerrillas. Los Misioneros son conscientes de que la mejor manera de realizar la Misión y el mejor programa humanitario es estar con la población, incluso en los tiempos más difíciles.
“Nuestro apoyo debe darse, en primer lugar, mediante la oración; pero también a través de los recursos materiales y la colaboración entre las Iglesias locales, el Clero Diocesano y las Congregaciones y Órdenes Religiosas, ya que la Misión debe ser vida para todos.
En nuestra Iglesia
En Guadalajara, los Misioneros Combonianos tienen una Casa que anteriormente funcionó como Seminario Menor y que ahora se usa como casa de descanso para los Sacerdotes Misioneros y/o ancianos. Además, realizan animación misionera en parroquias foráneas, principalmente. Hoy en día, habitan la Casa 17 Sacerdotes, 12 de ellos enfermos, y 5 en activo.
El Padre Terencio Serra tiene 50 años como Misionero Comboniano, 10 de los cuales los pasó en formación. Ya cumplió 40 como Sacerdote, de los cuales 30 los ha vivido fuera de su tierra natal, Italia, trabajando en Kenia, Uganda y México.
La Misión en el Seminario
Tenemos el deber de difundir el Amor de Dios
Los alumnos del Seminario Mayor Diocesano de Guadalajara tienen como apostolado ir de Misión a diferentes comunidades del territorio arquidiocesano todos los sábados del año escolar; y también lo hacen en la Semana Santa y en el Verano, transmitiendo la Buena Nueva
Dulce Natalia Romero Cruz
En el Seminario Conciliar de Señor San José, para cumplir con la tarea misionera, se promueven muchas actividades durante el año. En octubre, Mes de las Misiones, se celebran Conferencias, Horas Santas, Eucaristías, el Rosario Misionero, la Adoración Nocturna Misionera. Se cuenta, asimismo, con la presencia de Sacerdotes Misioneros que comparten sus experiencias con los jóvenes seminaristas, al igual que se invita a Laicos que trabajan en la Misión Ad Gentes.
Además, como ya se expresó, de los apostolados de cada sábado, de Semana Santa (y de la previa) y del Verano, desarrollados en Parroquias o Instituciones. Todo esto tiene la finalidad de preparar y sensibilizar a los futuros Sacerdotes para que se sientan motivados a llevar a cabo la imprescindible tarea misional de difundir el Evangelio, la Buena Nueva de la Salvación; es decir, que Dios nos ama.
El objetivo
“Este Mensaje Evangélico: ‘Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito’, en el cual hay que entender como mundo todo lo creado, pero especialmente al hombre, al cual tanto amó Cristo, que el Hijo de Dios se encarnó en un hombre, para a partir de esa encarnación, llevar a cabo la tarea de la Redención, debe de ser la esencia de la labor misional que lleven a cabo desde ahora los Seminaristas”, compartió el Padre David Plascencia Sandoval, Prefecto de 1º y 2º de Teología, y Responsable de la Prefectura de Pastoral del Seminario Mayor.
Los Seminaristas que salen de Misión son los que cursan Filosofía, que son tres años, pero luego realizan esta misma labor misional durante los cuatro años de Teología.
El cómo
Para los apostolados de fin de semana, los Párrocos o Instituciones hacen con tiempo su solicitud a la Prefectura de Pastoral del Seminario, pidiendo Seminaristas para su comunidad. Hay un Equipo de Seminaristas con representantes de cada Grupo, que de acuerdo a las solicitudes, integran las listas de sus apostolados, aunque hay algunos ya asignados para núcleos fijos, como Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria y Pastoral Vocacional.
El trabajo que realizan en las comunidades es de formación de Agentes, dando atención a Catequistas, Acólitos, Grupos de Liturgia, Jóvenes, Adolescentes. Este apostolado lo llevan a cabo durante el año, todos los sábados, desde la mañana hasta las 22 horas. En los lugares foráneos pasan la noche en la comunidad y se regresan el domingo.
Las Misiones de la Semana Santa y la anterior también se realizan conforme a las solicitudes, pero en este caso los acompaña un Padre Formador, a quien se le asignan de 10 a 20 Seminaristas, de acuerdo a la petición. Los Párrocos, en este caso, les piden que formen a sus Agentes en una temática específica o que den Ejercicios Espirituales, que visiten casas o celebren los Oficios de los Días Santos. En estas fechas se quedan a vivir los 20 días en la Parroquia o comunidad donde estén asignados.
Durante el Verano, la organización es igual. El Padre David Plascencia nos comentó que en julio pasado todo el Decanato de La Barca, que lo comprenden 12 comunidades, pidió Seminaristas en Misión, con la misma temática para todas, pero en el momento que está viviendo cada una de ellas. En estos casos, permanecen un mes en Misión.
Algunas veces salen de la Diócesis, cuando es requerido, principalmente al Norte o al Sur del país. Los alumnos del Curso Introductorio, que residen en la
Casa de Tapalpa, practican su apostolado visitando a los enfermos, así como un mes durante la Cuaresma.
Aseguró el Prefecto de Pastoral que en muy pocas ocasiones han salido vocaciones para la Misión Ad Gentes del Seminario Diocesano (Misioneros para ir a otras naciones).
Los frutos de la misión
“Quien quiere ser Sacerdote, además de su compromiso de ser bautizado, va a tener la Unción Sacerdotal para realizar la misión haciendo presente a Cristo Sacerdote, Profeta y Pastor. A los Seminaristas, estas experiencias preliminares les ayudan a transformar su Misión de Iglesia y a servir desde una Parroquia, donde se es misionero porque se predica la Palabra de Dios, se administran Sacramentos, se forman pequeñas comunidades en los barrios y se capacitan Agentes para que sean Misioneros, ya que, a partir de Aparecida, el Papa pidió que la Misión sea permanente. Y aunque el Mensaje de Salvación es el mismo, ahora se pide que se cambie la forma; es decir, que se realice una Nueva Evangelización en sus métodos, en sus recursos y en su dinámica para llegar a dialogar con el hombre moderno, que necesita razones de esperanza”.
El Padre Plascencia Sandoval finalizó advirtiendo: “Los invito a no desanimarnos y a recordar que todos somos Misioneros, desde el hogar hasta en la Parroquia. La Misión, la Palabra de Dios, se concretiza en la caridad, y una comunidad evangelizada y evangelizadora da frutos de caridad y de Vida Consagrada. El signo de la madurez de una comunidad es la Vida Consagrada –sacerdotal, religiosa y misionera-”.
Octubre, Mes Misionero
Un deber de todo cristiano
En nuestra Arquidiócesis las Obras Misionales Pontificio Episcopales, OMPE, juegan un papel elemental en la promoción, impulso y sensibilización para realizar la acción de la Evangelización, a través de las Misiones.
Dulce Natalia Romero Cruz
Las OMPE son las Obras con las que el Papa impulsa la Misión Ad Gentes de manera especial, pero también son Episcopales porque constituyen una responsabilidad del Obispo de cada comunidad. Cada Diócesis debe contar con esta labor establecida, pero no todas la tienen, aunque realizan animación misionera y la colecta anual del DOMUND, Domingo Mundial de las Misiones.
En la Arquidiócesis de Guadalajara funcionan las cuatro Obras Misionales y dos Programas Auxiliares. Las Obras tratan de llegar a todos los sectores y a personas de todas las edades, como adultos, jóvenes, adolescentes y niños, al igual que a los Formadores, Maestros, Sacerdotes, miembros de la Vida Religiosa y Seminaristas.
“La finalidad de cada una de ellas es sembrar el espíritu misionero en todos los bautizados, desde la niñez hasta la edad adulta. Se les hace saber que la esencia del nuestro Bautismo y la naturaleza de ser discípulo de Cristo, es ser misionero. Para ser misioneros desde la familia, es importante la oración, la formación, la preparación y la animación misionera”, aseguró el señor Cura Timoteo Madrigal Díaz, Director Diocesano de las OMPE y Párroco de San Judas Tadeo.
“La Fe es un don precioso de Dios, que es para mí, pero también para mi hermano. Por eso hay que salir para compartir este tesoro”: Papa Francisco, Jornada Mundial de las Misiones
En casa
Aquí se cuenta con la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM), con presencia en 30 comunidades; la Liga Misional Juvenil, con siete Grupos; la Unión de Enfermos Misioneros, con casi 25 Grupos; la Obra de la Propagación de la Fe, Grupo de Misioneros Laicos, con 60 comunidades, así como con un Equipo Diocesano que anima y promueve la Misión entre los Consagrados y en las Parroquias, y los Agentes de Pastoral, que es la Obra de la Pontificia Unión Misional. Esta última, durante el año visita los jueves segundos de cada mes los Decanatos de la Diócesis y dirige un Retiro o plática.
Misioneros de la Vida Consagrada
Cuando un Sacerdote Diocesano tiene la inquietud de salir de Misión, la canaliza a través del Arzobispo de Guadalajara, y si éste lo autoriza, podrá ir de Misión. En este momento, 30 Sacerdotes Diocesanos ejercen su ministerio en campo misionero de manera autónoma o mediante convenios con los Misioneros Guadalupanos o con el Instituto de Misioneros Seglares. Regularmente, misionan por períodos de tres a cinco años.
Hay Grupos de Misioneros Laicos que ordinariamente salen a misionar fuera de la Arquidiócesis, visitando otras más necesitadas, como Autlán, El Nayar, Ciudad Guzmán, Chiapas, Oaxaca, La Tarahumara, Durango, Guerrero, Michoacán. En alguna ocasión han ido hasta el Ecuador. Habitualmente, estos Grupos tienen actividades durante el año para subsidiar su Misión.
“El perfil del Misionero es tener buen ánimo, entusiasmo; comprometerse con Cristo y su Iglesia, y adquirir una preparación y formación”.
Padre Timoteo Madrigal.
Sensibilización
Las actividades de este mes de octubre, que es el Mes Misionero, se iniciaron con una Misa de Apertura, el domingo 6, en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que fue presidida por Monseñor José Leopoldo González González, Obispo Auxiliar de Guadalajara.
Y durante todo el mes se han venido realizando diversas Jornadas Misioneras, además de una Jornada Especial del Santo Rosario con la participación de niños de la IAM. También se envió a cada Parroquia, Instituto y Congregación Religiosa y Misionera un libro de trabajo con algunos temas relacionados con el tema que han servido de apoyo para diversos actos, como el Rosario Misionero, la Hora Santa Misionera y la reflexión sobre el Mensaje del Papa. Asimismo, se han organizado especiales Jornadas de Animación, como las que han venido teniendo lugar en la Parroquia de La Magdalena a partir del reciente día 20, y que habrán de culminar este domingo 27 con una Marcha y una Exposición.
Colectas misioneras
En la Arquidiócesis de Guadalajara se realizan tres Colectas Misioneras cada año; la más fuerte es la del DOMUND, que este año fue el domingo 20 de octubre.
El tercer domingo de febrero se lleva cabo la Colecta del DOMINF, Domingo Mundial de la Infancia y Adolescencia, y en agosto, el tercer domingo, se hace la Colecta del Clero Nativo, que tiene como finalidad apoyar a los Seminaristas o aspirantes a la Vida Consagrada en tierras de Misión, en su mayoría de escasos recursos.
La del DOMUND, que es la más fuerte y es a nivel mundial, apoya a las Misiones principalmente en África, Asia y América. Lo que se acopia se envía a las Obras Misionales de México y de ahí se canaliza a la Obra de Propagación de la Fe, donde el Papa reparte los recursos para lo necesario en la Misión.
Informes:
Calle Santa Mónica 264, Zona Centro, entre las Calles Reforma y Garibaldi.
Teléfonos: 3613-7110 y 3658-9061, de las 9 a las 14 horas, excepto jueves y domingo.
Se cuenta con una Escuela de Misiones, en la que se cursan tres Módulos (cada uno, de tres meses) los sábados, de las 16.30 a las 19.30 horas.
También se hace animación a través de Revistas de circulación nacional:
“Ad gentes”, para jóvenes y adultos, y “Sembrador”, para niños y adolescentes, que se reparten en Parroquias, Congregaciones e Institutos.
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