jueves, 17 de octubre de 2013

“La llevada de la Virgen”, signo de Fe y devoción

2.5 millones de personas asistieron a la Romería. Los Cardenales Francisco Robles y Juan Sandoval recorrieron la mayor parte del trayecto a pie. El Nuncio Apostólico invitó a los fieles a seguir el ejemplo de María en la escucha, la decisión y la acción.


Sonia Gabriela Ceja Ramírez


IMG 1193Alrededor de las 8 de la mañana del sábado 12 de octubre, las inmediaciones de la Basílica de Zapopan lucían repletas. En las calles aledañas las actividades se habían iniciado desde muy temprano; en la feria, que se instala hacia el lado oriente de la Basílica, se revisaban los juegos mecánicos que antes de que concluyera la Celebración Eucarística hacían ya las delicias de los pequeñitos, quienes, aun después de la caminata, conservaban energía para la diversión.

El tiradero de colchonetas y cobijas rebasaba la Plaza de Las Américas-Juan Pablo II, y se extendía a las calles laterales, donde chicos y grandes se desperezaban y tomaban el mejor lugar para recibir a “La Generala” que, como cada año, a paso lento pero seguro, regresaba a su Casa.

Dentro del atrio de la Basílica, un grupo de jóvenes cantaba y bailaba al ritmo de las alabanzas que Frailes Franciscanos y Músicos Evangelizadores entonaban en lo alto del templete que se había colocado al costado Sur de la Basílica, y donde horas más tarde sería presidida la Misa por el Arzobispo francés Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México.


Cercanía con los fieles peregrinos
Alrededor de las 10 horas, Don José Trinidad González Rodríguez, Obispo Auxiliar de Guadalajara, junto con Monseñor Héctor Tomás Gómez Mendoza, Capellán de Nuestra Señora del Carmen y Responsable de la Liturgia para las Celebraciones diocesanas, verificaban que todo estuviera dispuesto para la Misa.

En entrevista para Semanario, Monseñor Trinidad González refirió que la idea de colocar el templete en el atrio obedeció al deseo de que los concelebrantes, así como la imagen de Nuestra Señora de Zapopan, estuviesen más cercanos al Pueblo de Dios. Explicó que esto también se hizo como un signo de respuesta a la petición del Papa Francisco, “de que tanto Sacerdotes como Obispos estén más cercanos al Pueblo, de manera que se tenga una mejor comunicación. Logísticamente, deseamos ir mejorando poco a poco, especialmente en la parte celebrativa, que debemos cuidar”.

Monseñor Héctor Tomás exhortó a quienes acostumbran participar en la Romería, a que lo hicieran con “espíritu de Fe y devoción para que se alimentasen de la Palabra de Dios y del Pan Vivo que es Cristo, y así creciera esa Fe y devoción a Nuestro Señor, por medio de su Madre, María”.


Entre miles de pañuelos blancos y globos
Cerca de las 11 de la mañana, las campanas de la Basílica de Zapopan repicaron indicando que “La Evangelizadora” se encontraba ya en el Arco de entrada a Zapopan, y casi de inmediato ingresaron al atrio Monseñor José Francisco González González, Obispo Auxiliar de Guadalajara; el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, y posteriormente el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, seguido de los Prelados José Leopoldo González González, Obispo Auxiliar, y Christophe Pierre, Nuncio Apostólico.

Minutos más tarde, las decenas de miles de personas congregadas en la Plaza Juan Pablo II y en lugares y calles aledaños, agitaban blancos pañuelos para dar la bienvenida a la Virgen de la Expectación, Nuestra Señora de Zapopan, que con su atuendo en colores oro y plata hacía su arribo a Casa, llevada en un transporte que simulaba una Barca, la cual fue depositada en el atrio.

Así, la imagen de apenas 34 centímetros fue subida al templete para ser contemplada e invocada por la multitud que la aguardaba.


¿Qué los lleva a Zapopan?

Al inicio de la Celebración Eucarística, el Cardenal Francisco Robles dio la bienvenida a Monseñor Christophe Pierre, diciendo. “En su persona, saludamos también al Papa Francisco, a quien representa entre nosotros, y lo encomendamos de manera muy especial por intercesión de Nuestra Madre, Nuestra Señora de Zapopan”.

Durante la homilía, el representante papal cuestionó a los fieles: ”¿Qué es lo que los impulsa a estar aquí sin hacer caso a la fatiga, al cansancio, al sacrificio, con tal de acompañar a la bendita imagen de Nuestra Señora de Zapopan? ¿Qué es lo que hace posible esta manifestación de piedad que año tras año llevan a cabo? ¿No será el amor? ¿No es la confianza o la esperanza que tienen puesta en la Virgen María? ¡Claro que sí es el amor, la confianza y la esperanza lo que les trae hasta aquí, y a mí también! Y son precisamente estas actitudes las que deben sostenernos en nuestro esfuerzo por recorrer el camino que nos conduce al Cielo”.

Y recalcó: “Es el amor y la confianza en María y en Jesús, Nuestro Salvador, y también la esperanza de que viviendo y actuando como verdaderos hijos de Dios, podremos un día contemplar cara a cara a María, a su Divino Hijo, a Dios Padre y al Espíritu Santo. Debemos recorrer ese camino día a día, conscientes de que no caminamos solos; que la Virgen María nos guía y nos acompaña; que Jesús está siempre con nosotros, dándonos su misma Vida en los Sacramentos.

“Hace algunos meses, concretamente el mes de mayo pasado, el Santo Padre Francisco decía que la actitud de la Virgen María puede sintetizarse en tres palabras: Primera, escucha; segunda, decisión; tercera, acción. Palabras claves de María, dijo el Papa, que además indican un camino frente a lo que también a nosotros nos pide el Señor”, asentó el predicador.

Y así, la Misa concluyó alrededor de la 1.30 de la tarde, poniendo punto final, una vez más, a esta multitudinaria y ferviente Romería.


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