Valiente Testigo de la Fe
Daniel León Cueva
Este Lunes 28 de Octubre se cumplirán 86 años del sacrificio del Padre Rodrigo Aguilar Alemán, uno de los 25 Mártires Mexicanos canonizados por el Papa Juan Pablo II el 21 de Mayo de 2000, Año del Gran Jubileo de la Encarnación de Jesucristo.
Nació este Santo Sacerdote en Sayula, Jalisco, el 13 de Marzo de 1875, siendo el primero de 12 hermanos. Muy chico, ingresó al Seminario Menor Auxiliar que entonces tenía sede en su tierra natal, y fue ordenado Presbítero el 4 de Enero de 1905 en Guadalajara.
Tuvo la oportunidad de realizar un viaje a Jerusalén, y allá, en los Santos Lugares de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, le pidió fervorosamente alcanzar algún día la Gracia del Martirio. Después de varios destinos ministeriales, en los que se significó por su trato caritativo, sobre todo hacia los más pobres, así como por impulsar la Catequesis y la promoción formativa y apostólica de los Laicos, el Padre Rodrigo fue nombrado Párroco de Unión de Tula, Jalisco, precisamente en tiempos de la persecución religiosa.
Fue delatado, pero logró huír y refugiarse en la vecina población de Ejutla, concretamente en el Monasterio de las Religiosas Adoratrices, donde administraba Sacramentos, celebraba Misa y atendía espiritualmente de manera clandestina. Sin embargo, una partida de soldados dio con él, logrando escaparse varios Sacerdotes y Seminaristas entonces ocultos.
En la media noche del 28 de Octubre de 1927, el señor Cura Aguilar Alemán fue ahorcado en un árbol de mango de la plaza, que aún se conserva con veneración. Antes de ser ultimado, bendijo la soga y se la puso al cuello, perdonó a sus verdugos y gritó potente: “¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!”; exclamación que repitió, ya exhausto, en un segundo intento de asfixia.
La mayor parte de sus restos mortales descansan en el Templo Parroquial de Unión de Tula.
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