jueves, 17 de octubre de 2013

No se aceptan devoluciones

Sobre la película de Derbez


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Pbro. Emiliano Valadez Fernández


El despliegue mediático en Estados Unidos y en México para promocionar la película de Eugenio Derbez ha sido muy bien planeado y organizado. Los enterados en Cine ya empezaron a decirnos que no es una gran película; que, a lo más, podemos considerarla como una telenovela llevada a la pantalla grande. Se trata de que, en medio del dolor, carencias y angustias de los habitantes de regiones duramente azotadas por la abundancia de lluvias, donde irremediablemente aparece la corrupción por conjuntos habitacionales que no deberían ser autorizados por cambios en el uso de suelo, y de la falta de solución ante la insurrección magisterial, los mexicanos debemos, y nos urge, tener momentos de risa y de lágrimas.


Para ver con detenimiento

Las personas optimistas debemos encontrar lo positivo en los sucesos. La película de Derbez coloca en la mirada y mente del espectador, sumido en la poltrona de la Sala de Cine, una conmovedora radiografía sobre lo que acontece hoy en los comunes avatares de la vida: momentos de pasión, las relaciones de pareja, el amor y desamor a los hijos, y lo difícil que es constituir una familia cuando la mentira, la búsqueda egoísta de placer y la irresponsabilidad se adueñan de todo. Iniciada la película, muy bien lo aclaró Valentín (Derbez): “El miedo más terrible es el miedo a la responsabilidad”.

Ya fuera de la sala, seguirá golpeándonos en la conciencia el hecho de que, en buen grado, hemos edificado un mundo irresponsable: por irresponsabilidad y ratos de placer, se trae a una niña simpática (Maggi) al mundo; por irresponsabilidad en el instinto maternal, se deshace de la hija y se la entrega a un hombre que, lo sabe la mamá, no es el papá biológico; por irresponsabilidad se acepta cuidar a los niños cuando no se tiene preparación para ser padre de familia; la irresponsabilidad de unos adultos que no prevén las consecuencias de educar sin Religión y sin valores; la irresponsabilidad de los adultos de hacer comprender a los hijos que el divorcio es algo común –Maggi, en todo momento, afirma que sus papás están divorciados-; la irresponsabilidad de pretender educar a los hijos cuando no existe amor en la pareja ni la estabilidad que da un matrimonio; la irresponsabilidad al pretender educar a una niña dos personas del mismo sexo; la irresponsabilidad de acudir a un Tribunal para poseer la patria potestad, no por amor a la hija, sino por interés personal.


Valores velados

Es cierto que, por los temas que trata, logra tocar las cuerdas de la ternura, compasión y aplausos de felicitación por la buena actuación de la niña, pero esto no impide darnos cuenta de que se pone en escena a una Sociedad algo podrida en lo que se refiere a la Familia y al Matrimonio. Entonces, la película nos denuncia que estamos ante un mundo despiadado y deshumanizador; un mundo donde, para los protagonistas, no importan una relación seria y respetuosa entre el hombre y la mujer, el compromiso del Matrimonio Civil y Religioso, la creencia en Dios, la práctica de una Religión y la procreación responsable y amorosa en el seno de una familia.

Dios sí aparece en la película, pero en la mente y boca de un hombre sencillo (Sammy), necesitado de acudir al dentista para contar con dentadura completa, y quien proclama su confesión de Fe ante la muerte del abuelo: “Don Enrique, pues pues se fue con Dios, ya ya no está aquí, está está allá, ya ya ya tiene la vida eterna.. sí, está bien bien muer… muerto, pues, pues, ya se fue…” Este hombre tartamudo confiesa lo que creen muchas personas de un mundo empobrecido que da testimonio vivo de un futuro verdadero y de un amor que es más fuerte que la muerte.

El éxito de la película en la taquilla, esperamos que se convierta en la chispa que termine de encender la inconformidad de un gran sector de la población ante prácticas en torno a la familia que ningunean el valor del amor, la fidelidad y la responsabilidad en el matrimonio. Qué bueno que estos temas salgan a la luz pública para provocar un debate abierto, porque “Cuando los pobres sufren, los Profetas son una necesidad”. Es muy feo el mundo que los adultos le entregan a Maggi; es posible otro mundo, y nosotros debemos ser los sujetos capaces de construirlo.


Una buena sugerencia

Ante el Mensaje Cristiano de la Iglesia sobre el Amor, la Familia y el Matrimonio, los grupos de poder le hacen la vida imposible e instrumentan una guerra invisible y destructiva. Dios es Amor. La Biblia no encuentra otro lenguaje para expresar el misterio de la Vida de Dios, que el Amor. Dios creó al hombre para que fuera en el mundo la imagen del amor. Macho y hembra los creó (Gn 1,27), y vio que lo que había creado era bueno (Gn 1,31) y les mandó crecer y multiplicarse. Es Dios la fuente de la inefable atracción del amor entre un hombre y una mujer. Conste, esta verdad no la percibimos, para nada, en la película de Derbez. El final de la película es totalmente lógico: si no hay amor en la pareja ni tampoco intención de formalizar la relación, es mejor morir; y Maggi muere en cuatro brazos áridos de amor. La mamá (Karen) muestra en su dedo el anillo de su nuevo amor con quien vive en Nueva York.


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