jueves, 11 de diciembre de 2014

Perdonar para volver a vivir

Querida Lupita:


Mientras que la Navidad es motivo de alegría para muchos, yo me hundo en mis recuerdos y dolores. No conocí a mis padres, y crecí casi como un animalejo: sin amor, sin educación, en las calles. Un Sacerdote me ayudó a mis 13 años, y pude salvarme de una vida de delitos, drogas y cárcel. Pero no logro superar el hecho de que mis propios padres me despreciaron. No sabes lo que siento cuando veo padres e hijos en un parque, en un camión… Tengo un trabajo, gracias al Padre que me tendió la mano, pero no puedo enamorarme, tratar a las mujeres, a los demás. Soy solitario, me siento triste…

Van a servirme las palabras que puedas decirme. Gracias por darme un poco de tu tiempo.


Iván.


Querido hermano en Cristo, Iván:

depresion-navidad-reportemedicoIntento comprender el inmenso dolor de un pequeño niño que debió recibir tiernos cuidados y cariño, y que, en lugar de esto, experimentó abandono, desprecio y maltrato. ¡No es justo!

Las familias debemos cumplir nuestra misión. Un niño debe ser amado y bendecido por sus padres. Considero que el desorden moral que vivimos está fracturando las familias antes de que se formen, está fracturando personalidades ya rotas, y esto debe sanar desde la raíz. Es el amor y el orden moral lo que generará familias sanas.

Tienes múltiples heridas emocionales que pueden y deben ser debidamente tratadas para que dejen de doler, y el más poderoso antídoto frente al resentimiento y el dolor, es el perdón.

Dios no planeó para ti ningún mal, pero aquellos que despreciaron la enseñanza divina al abandonarte, te lastimaron. Nuestro Padre Poderoso permitió la desgracia en tu vida porque respeta la libertad humana, pero Él sabe llenar de Gracias a quienes sufren.

Aprende a contar tus bendiciones y evita alimentar el desaliento por recordar tu pasado. Subraya el momento en que el buen Sacerdote te rescató, bendice por tu trabajo y porque, a pesar de todo, no has perdido lo más importante: la Fe.

Mira con los ojos de Cristo a tus papás. Ellos debieron tener problemas y dolores también; trata de comprenderlos conociendo su pasado. Los padres de familia que recibieron amor, aman. Aquellos que amargan a otros es porque llevan amargura en su interior.

Para romper esta cadena de daños, necesitas que Cristo entre a tu corazón y renueve tu sentir: ¡No al resentimiento, Sí al perdón!

El primer beneficiado al perdonar es quien lo hace. El perdón te libera, te sana, fortalece tu sistema inmune, te devuelve el ánimo. El perdón es un regalo que das y que te das. No perdonas porque el otro es bueno, sino porque tú quieres ser bueno.

Jesucristo nos impele: “Con la vara que midas, serás medido”; “No juzgues, y no serás juzgado”.

¿Quieres volver a vivir? ¿Quieres mejorar tus relaciones interpersonales? ¿Quieres que esa linda mujer con la que puedes fundar un hogar verdadero aparezca en tu vida? ¡Perdona!

Es un proceso y una Gracia. Aquí te comparto tres acciones básicas que te ayudarán a perdonar para volver a vivir:

- Querer perdonar. “No puedo hacerlo ahora, pero quiero hacerlo. Pido ayuda a Dios”.

- Orar por quienes te lastimaron. Comprensión y los mejores deseos.

- Eliminar los recuerdos que recrudecen tus resentimientos: en cuanto lleguen a tu mente, recházalos, y en lugar de recrearte en ellos, canta alabanzas al Señor.

Viene la Fiesta de Navidad. Cambia tu melancolía por esperanza. Regálale al Niño Dios tu firme decisión de perdonar y amar.


Lupita Venegas Leiva/Psicóloga

Face: lupitavenegasoficial


No hay comentarios.:

Publicar un comentario