jueves, 18 de diciembre de 2014

Crecen las raíces del limón persa en el agro de Jalisco

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En el campo jalisciense, en forma gradual, se consolida una cultura limonera. Y es que el limón persa (variedad sin semilla) producido principalmente en San Martín de Hidalgo y Atotonilco el Alto, es ejemplo palpable de un agronegocio de probado éxito en la sustitución de cultivos. En los años recientes, su volumen en ventas de exportación se incrementó sustancialmente, al pasar de 3,000 toneladas anuales a un monto de 10,000 a 12,000 toneladas.

Así lo informó el Directivo de la Organización Cítricos Selectos, de San Martín de Hidalgo, Ildefonso Camacho Zepeda, quien expresó que el escenario luce optimista para obtener más demanda exterior, dado que recientemente la autoridad sanitaria de Corea del Sur reconoció el buen estatus de inocuidad que registran las plantaciones limoneras de esta Agrupación.

Explicó que la apertura del mercado coreano supondrá otro paso para penetrar el exterior, una vez que ya se ha conseguido concretar ventas para Estados Unidos (principal destino), Alemania, Holanda y Polonia.

Hizo énfasis en que la aceptación del limón persa jalisciense en mercados muy exigentes, revela que al momento han sido exitosas las acciones de prevención y combate de la plaga conocida como “dragón amarillo”, lo que ha implicado una labor coordinada entre agricultores y autoridades en monitoreo de su propagación y en la aplicación de paquetes fitosanitarios para evitar su infiltración en las huertas.


Algunas peculiaridades

Hizo mención de que el limón persa jalisciense de predios ubicados a 1,500 metros sobre el nivel del mar, ha tenido a su favor la cantidad idónea de horas-frío que le confieren un color verde oscuro a la fruta (muy diferente a la coloración de los limones de tierras costeñas), lo que es muy valorado por los compradores externos, puesto que exigen una determinada presentación del producto.

En lo que ha sido la experiencia citrícola de San Martín de Hidalgo, donde actualmente se atienden plantaciones limoneras de 700 hectáreas, Camacho Zepeda señaló que ya se cumplieron 14 hectáreas de la afortunada decisión de cambiar los cultivos de granos y caña por el limón persa.

Tan venturosa ha sido esta determinación, que hay planes de establecer nuevas plantaciones por lo menos en 100 hectáreas más. Y es que la rentabilidad que se obtiene, de entre 40 mil y 50 mil pesos por hectárea, ya libres de gasto en las huertas limoneras, es un incentivo de sustancial atractivo para los agricultores, en comparación con el precio castigado del maíz y de la caña en los años recientes.

La utilidad promedial de las ventas de exportación y del mercado doméstico supone tener en cuenta los altibajos de precios deprimidos del limón en ciertos períodos del año, sobre todo cuando se logran grandes cosechas, pues reducen la cotización por el elevado volumen disponible de las zonas productoras de esta fruta, como las Regiones de Apatzingán, Michoacán; Tecomán, Colima, y Martínez de la Torre, Veracruz.

Añadió que para reforzar el avance alcanzado en el estatus sanitario de sus plantaciones y sus plantas de empaque, los citricultores jaliscienses deben hacerse valer mediante las certificaciones avaladas por autoridades sanitarias y las firmas certificadoras privadas. En este punto, dijo que se aprovechará un recurso obtenido del Gobierno de Jalisco para avanzar en esta línea.

Al respecto, citó el caso de su Organización en cuanto a cumplir la certificación ante el Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Alimentaria (Senasica) y otras instancias calificadoras.

Por cierto, las huertas de limón persa le han quitado terreno a las de lima, en el caso de Atotonilco el Alto, y a las de maíz y caña, en la Región Valles.


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