jueves, 11 de diciembre de 2014

¿Para qué tantas Líneas como ruta de Evangelización?

¿Podrá uno atender tantos aspectos?


Deliberación decanal


Vicaría Diocesana de Pastoral.


En primer lugar, si tú, como Agente (Sacerdote, Religioso o Laico), te dedicas a reflexionar en tu material de la Asamblea de Pastoral o a leer cada ocho días la página 22 (a veces la 23) del Semanario, podrás encontrar cierto enlace, secuencia, armazón en todas las expresiones que han brotado de la Primera y la Segunda Asambleas Diocesanas. Podrás descubrir muy bien el sentir de nuestro ambiente católico, de lo que hay en Pueblos, Barrios, Colonias y Parroquias, a lo mejor con su sinceridad, su idealismo y sus luces, pero también quizás con sus deficiencias y sombras, porque “en la cuchara sale lo que hay en la olla”, como diría un buen campesino.


Soporte y directriz

Podrás darte cuenta de que las Siete Líneas Comunes son los pilares y cauces que sostienen y fluyen al Objetivo General; que queremos y buscamos impulsar la Nueva Evangelización, y que contamos para ello con estos dos modos o medios: el Anuncio del Kerigma a todos y la Formación Integral Permanente. Para el efecto, nos ha dicho la Segunda Asamblea, contamos con siete cauces, que contienen y delimitan el curso de las acciones hacia el Objetivo; ellos dan el matiz, perfil y forma al modo de trabajar. Pero, obviamente, piden cambios (ahí se asoman los enfoques que corresponde elegir a cada Comunidad de Agentes; son las formas concretas de llevar adelante las acciones pastorales); cambios como pasar del sistema institucional al del encuentro amoroso; del de la conservación, a la salida misionera, que es algo tan evangélico y tan humano.

Esas Siete Líneas son opciones, son riqueza disponible, nunca van a estorbar. Todas son de importancia capital; así, sin duda, lo ha pedido toda la Diócesis al Señor, así lo ha concedido el Santo Espíritu. Es como contar con mucha claridad, tener ricos y copiosos recursos. Y el mismo Espíritu, sin duda, actuará en cada Comunidad para privilegiar una inspiración en tal Línea, y luego en otra, según necesidades y circunstancias particulares.


Orden gradual y perseverancia

Nuestro Pastor Diocesano, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, en varias oportunidades ha mencionado cómo la Primera Línea es básica en nuestro actuar pastoral: hacer todo a partir del Encuentro con Cristo Vivo.

El Documento de Aparecida, desde un principio, nos habla de recomenzar desde el Encuentro con Jesucristo, “como acontecimiento fundante y encuentro vivificante” (Nos. 11, 12 y 13). “El acontecimiento de Cristo es, por tanto, el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la Historia y al que llamamos discípulo.” (No. 243 y ss).

Otro ejemplo de la voz de la Asamblea, iluminada por Dios, es la Segunda Línea: Asumir la espiritualidad de comunión como cimiento e inspiración de toda acción pastoral.

La intención de los Obispos en Aparecida fue hablar, “desde la comunión, con todas las Iglesias particulares” (No. 1). Y más adelante menciona “la comunión de los discípulos misioneros” (No. 13). Los Temas del Encuentro con Jesucristo Vivo y la espiritualidad de comunión son multicitados en ese fundamental Documento latinoamericano.

Las Líneas, bien podemos decir, no son muchas para que no causen dispersión, pero sí son muy precisas, importantes y necesarias, como lo ha decidido la Asamblea que se puso en oración con el deseo sincero de aplicar el Evangelio a la hora presente. ¿No sería bueno que cada uno, con su conocimiento y capacidad, se acordara de pasajes de la vida de Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio, que respaldan cada una de las Líneas, porque indudablemente por eso llegaron hasta la Asamblea por voz de Agentes, Sacerdotes, Religiosos y Laicos?

El carácter vinculante del VI Plan Pastoral en su proceso se funda, no en un simple democratismo, ahora tan en boga como máximo dogma en las Legislaciones y en la Sociedad, sino en el mandato y la enseñanza del Señor Jesús.

Nuestra Iglesia particular desea conocer y asumir estas Líneas porque nos ofrecen respuestas adecuadas para nuestro ejercicio pastoral. No son muchas, pero si sabemos aplicarlas, serán suficientes y enriquecedoras.


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