miércoles, 23 de abril de 2014

Una presencia dichosa del Señor

Aprendiendo a misionar, a pastorear


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Texto y Foto: Pbro. Óscar Maldonado Villalpando


Porque, ciertamente, Él los manda.

Quizá ellos no se dan cuenta de todo el júbilo que causa su presencia.

Algo muy grande portan dentro de ellos.

Porque las personas se transforman cuando conviven.

Algunos jóvenes modifican, moderan ese lenguaje tan especial (¡no vaya a causar desagrado o escándalo!)

Las señoras los observan con admiración.

Los señores les brindan respeto, con ademanes y léxico apropiados.

Los muchachos y las muchachas aceptan escuchar su mensaje.

Los niños juegan con tanto gusto… y ríen y cantan… y también escuchan al Seminarista.

Tal cual dijo San Pedro, ¡cómo sería bueno que así fuera siempre!

Porque la vida se siente distinta.

¿Sabrán ellos lo que transforman, lo que cambian, lo que significan para este pueblo creyente?

Pero, gracias, Señor, por estar con nosotros de esta manera.

Gracias por venir en este grupo de muchachos, a quienes Tú iluminas.

Sabemos lo grande de nuestros conflictos, lo tremendo de nuestra situación.

Pero Tú nos dices, por su presencia, que eres mil veces más grande que esos problemas.

Bienvenido entre nosotros en estos jóvenes que te llevan en su corazón.

Gracias, porque tu Divino Misterio se nos revela en la arcilla; porque en ellos te haces canción, alegría y esperanza.



Alrededor de 500 alumnos del Seminario Diocesano, tanto de las Facultades de Teología y de Filosofía como del Curso Introductorio, de Nivelación, y algunos del Tercer Grado de Preparatoria, acompañados y asesorados por Diáconos y Padres Formadores, llevan a cabo dos semanas de Campo Misión en decenas de Comunidades, lo mismo en pueblos y rancherías apartadas que en barrios y colonias de la Zona Metropolitana. En la Semana de Pascua, todos disfrutarán de vacaciones con su familia.



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