jueves, 24 de abril de 2014

Sácale jugo al Tiempo Pascual

Querida Lupita:


Quiero agradecerte sinceramente por la recomendación de vivir la Semana Santa misionando. Acompañamos a una Familia Misionera y descubrimos un mundo nuevo de amor y servicio. Fue un verdadero encuentro con Cristo que sufre. Pero ahora necesitamos mantenernos fieles y tengo temor de que se acabe todo esto. Volveremos a la vida diaria, en la que no tenemos a Dios, sino sólo nuestras prisas, compromisos y una vida social muy superficial. Recomiéndanos lo que debemos hacer para que no se enfríe este calor que llevamos ahora en el corazón. ¡Muchísimas gracias, en verdad!


María del Carmen B.


QUERIDA MARY CARMEN:

oruga y mariposaUstedes son otra familia que comprueba las Gracias que se reciben al evangelizar de modo comprometido y fiel. ¡Gracias a ustedes por responder al llamado de Jesús!

Fuimos preparándonos durante cuarenta días para vivir la Semana Mayor, y en ella experimentamos un nuevo nacimiento: caminamos con Cristo todo el recorrido del Calvario. Algunos hicimos la Visita a los 7 Templos, siguiendo sus pasos durante aquel trayecto doloroso:


1) Del Cenáculo al Huerto

2) Del Huerto a Anás

3) De Anás a Caifás

4) De Caifás a Pilato

5) De Pilato a Herodes

6) De Herodes a Pilato

7) De Pilato al Calvario.


Llevamos a cabo todas las actividades litúrgicas y tradicionales en torno al mayor de los acontecimientos sobre la Tierra: la Muerte y Resurrección de Jesucristo, Dios hecho hombre. Hemos celebrado la Fiesta Pascual, una fiesta tan importante, que se prolonga por ocho días y se extiende 50 días más hasta la Celebración de la Venida el Espíritu Santo. Contemplaremos la Ascensión en el día 40.

Efectivamente todo esto debe llevarnos a una vida nueva en el espíritu, a morir con Cristo a nuestro pecado para renacer con Él a la vida de Gracia.

Recuerdo la historia de aquel gusanito que se atrevió a decir a sus amigos que anhelaba llegar a lo más alto de la montaña y tocar la punta de alguno de aquellos gallardos árboles altísimos que en ella lucían. Quienes lo escucharon se burlaron de él. Íntimamente tenían el mismo sueño, pero al parecerles imposible, mejor callaban. Por curiosidad fueron siguiendo su recorrido e iban contando a los demás las aventuras de aquel pequeño soñador. Observaron que, justo al pie de la montaña, aquel gusano se detuvo y empezó a formarse sobre él una tela que lo envolvía por completo. Los curiosos informaron que estaba enfermo y se anticipaban proclamando que “no lo logró”. Pero los que permanecieron para ver lo que pasaba, fueron testigos de su lucha por salir de aquel capullo…finalmente lo consiguió, pero salió de ahí renovado y mucho más bello, ¡Era una mariposa! Ciertamente era una oruga y estaba destinada a convertirse en mariposa.

Los seres humanos llevamos ansia de santidad, estamos diseñados para la vida eterna. Debemos creer en nuestro grandioso destino y poner todos los medios para descubrir nuestras cualidades, nuestra misión, vocación y compromiso de amor.

Cree en ti y en ese llamado único que Dios dirige a toda tu familia. Cambien hábitos, participen en Grupos de Iglesia, rodéense de amigos que compartan sus sueños. Durante estos 50 días, profundicen en el estudio de los dones y frutos del Espíritu Santo para que durante el período pascual estén preparándose a la transformación que les espera en la Gran Fiesta de Pentecostés.


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