jueves, 10 de abril de 2014

La vida cristiana se centra en el Misterio Pascual

Predicación y Vida


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Cardenal Juan Sandoval Íñiguez

Arzobispo Emérito de Guadalajara


A esta próxima, se le llama Semana Santa o Semana Mayor, en razón de los Misterios que en ella se conmemoran y celebran, que son los más grandes y los más santos de nuestra Religión Cristiana; a saber: La Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, “Misterios que nos dieron nueva vida”.

La Pasión y Muerte de Cristo, que murió santo e inocente, tiene valor de sacrificio por los pecados del mundo y por los nuestros. Quien muere, es Dios hecho hombre, que pudo realmente padecer y morir y darle valor infinito a sus sufrimientos por ser Dios. Por eso, la Sangre de Cristo basta y sobra para borrar los pecados del mundo.

Su Resurrección es motivo de gozo para toda la Humanidad, porque la muerte, no sólo la de Cristo, sino la de cada uno de nosotros, ha sido vencida y se nos ha prometido una vida plena y eterna a quienes creemos con Fe verdadera en Jesucristo, el Salvador del mundo, que dijo: “Yo soy la Resurrección. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá” (Jn. 11, 25).


EL EJE DE NUESTRA DOCTRINA

Toda la vida de la Iglesia gira alrededor del Misterio Pascual; es decir, en torno a la Muerte y Resurrección de Cristo. De hecho, en la predicación eso es lo que fundamentalmente anuncia la Iglesia. En los Sacramentos que administra se nos hace partícipes de los frutos de la Pasión de Cristo, pues los Sacramentos nos dan la Gracia que limpia y da vida divina, como una semilla de inmortalidad que ha de florecer plenamente en la vida futura.

Además, la vida verdaderamente cristiana consiste en vivir el Misterio Pascual de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Incluso el día más apropiado para recibir el Bautismo es el de la Vigilia Pascual. La Iglesia primitiva, después de una larga Catequesis de dos a cuatro años a los recién convertidos, en esa noche santa les administraba el Bautismo. Hoy también se desea que se incluya en la Celebración de la Vigilia Pascual el Bautismo, para indicar que en ese Sacramento de Iniciación que da principio a la vida cristiana, comienza la obligación de vivir el Misterio Pascual, dando muerte al hombre viejo que viene de Adán con sus vicios y concupiscencias, y resucitando todos los días al hombre nuevo en una vida de justicia y santidad, como lo expresa San Pablo en el Capítulo 6 de su Carta a los Romanos.

La condición para que sea nuestra la Pascua Eterna y podamos gozar de Dios cuando termine nuestra carrera mortal, es realizar a lo largo de nuestra vida el Misterio de la Pascua, de Muerte y Resurrección.


Ahora bien, se puede preguntar si vale la pena que el cristiano se detenga a considerar seriamente y a celebrar con Fe el Misterio Pascual de Cristo. Resulta conveniente cuestionarse si es justo que se tomen estos Días Santos como vacación del trabajo, no para la oración y la participación en los Oficios Divinos, sino para la diversión, el turismo, el ir al mar, etcétera.

Esas son preguntas cuyas respuestas dejo a la conciencia de cada uno de los cristianos que todavía las escuchan.


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