jueves, 24 de abril de 2014

Juan XXIII y Juan Pablo II, atentos a nuestro Continente

Mensajes significativos


“Con motivo del V Centenario de la Evangelización de América, yo había convocado la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, CELAM, con el fin de estudiar, a la luz de Cristo, ‘el mismo ayer, hoy y siempre (Heb XIII, 8), los grandes temas de la Nueva Evangelización; la promoción humana y la cultura cristiana” (Cfr. Joannes Paulus, Papa, 10 noviembre de 1992).


Canonizaciones


Estas palabras del ya inminente San Juan Pablo II nos ayudan a consignar tan feliz efeméride para la Iglesia Universal, fecha de la Canonización de nuestros dos nuevos Santos, y de significación especial para nuestra América. Pretendemos, brevemente, condensar algunos datos biográficos de ellos: San Juan XXIII: Ángelo Giuseppe Roncalli, nacido en Sotto il Monte, Bérgamo, el 25 de noviembre de 1891, y San Juan Pablo II: Karol Wöjtyla, nacido en Wadowice, Cracovia, Polonia, el 18 de mayo de 1920. Y señalar, al mismo tiempo, varias de sus decisiones apostólicas, así como destacar sus escritos primordiales: Encíclicas; Exhortaciones, Mensajes, que iluminaron su tarea eclesial, a veces específicamente en y para América.


I. RASGOS BIOGRÁFICOS

DE NUESTROS DOS NUEVOS SANTOS
Juan XXIII, 261° Pontífice Romano. 1958 a 1963. Italiano, de Bérgamo. Sinceramente, como rasgo muy personal, fue de un carácter bondadoso, pero firme a la vez, y de talante, que decimos, muy humano y sensible. Recordado por su sencillez (como la que se narra típica de San Pío X, José Melchor Sarto (1903-1914), de la zona campirana de Riese. Los dos, por cierto, fueron Arzobispos-Patriarcas de Venecia en un momento previo a su pontificado. Bondad y llaneza de Juan XXIII, evidenciada con sus frecuentes e inesperadas visitas a las iglesias de Roma (como su Obispo diocesano) y su presencia en las calles, hospitales y aun cárceles en aquellos años de postguerra. Además, sus peregrinaciones al Santuario de Nuestra Señora de Loreto y a la Ciudad de Asís, con espíritu franciscano (ejemplo tal vez retomado por el talante desenfadado y franco de nuestro actual Papa Francisco, que tanto se le admira). Para octubre de 1958, ya Patriarca de Venecia y Cardenal, fue electo Papa a la muerte de Pío XII, fallecido el 9 de octubre. Y se afianzó así el cariño del pueblo cristiano y el respeto de los no católicos, cosa que tanto bien hizo a la Iglesia en esos años de tirantez. En diciembre siguiente daría a México su primer Cardenal: José Garibi Rivera, sexto Arzobispo de Guadalajara. Retomaremos sus escritos y decisiones.

Juan Pablo II, Karol Wöjtyla. Primer Papa de origen polaco, de Cracovia. Nacido en 1920, años de la entreguerra (1918-1939). Juventud en plena II Guerra Mundial, con centro de acción en Polonia y todos sus avatares. Estudió en la clandestinidad en el Seminario de Cracovia y luego en el Colegio Angelicanum de Roma. A sus 38 años Obispo Auxiliar de Cracovia, en 1958. Como tal asistió al Concilio Vaticano II, bajo la égida de Juan XXIII.

Cardenal nombrado por Paulo VI. Y a la muerte prematura de Juan Pablo I (26 de septiembre de 1978 a 28 de octubre de 1978, 33 días apenas), fue electo Papa. Había sido Arzobispo y Cardenal en 1967. Ya Papa, sufrió un atentado en plena Plaza de San Pedro. Sobrevivió, gracias a Dios; perdonó a su heridor en la cárcel, a donde fue a visitarlo (¡qué ejemplo y retrato de él!). Empezaron sus 104 Viajes Apostólicos. (N.B. La ‘singlatura’, término específico para expresar la distancia recorrida c/24 horas en un viaje, se ha calculado en cuatro veces la distancia entre la Tierra y la Luna). Visitó, desde la ONU, en Nueva York, hasta los rincones más humildes, y a veces lejanos, de América y África, por citar esos dos Continentes, confines del orbe.


II. APRETADAS CITAS DE SUS RESPECTIVOS ESCRITOS
De Juan XXIII, no sólo sus Alocuciones ante el Concilio Vaticano II: La Convocatoria del 25 de diciembre de1961: ‘El Resplandor de la salvación humana: Jesucristo’, y la Bula Humanae Salutis, sino sus palabras solemnes en las Canonizaciones de Santos, como cuando San Martín de Porres, y la de San Vicente Palloti. Y sus Encíclicas: Ad Petri Cathedram (sobre la Verdad, la Unidad y la Paz). La Aeterna Dei Sapientia (llamado a la unidad). La Princeps Pastorum: de las Misiones Católicas. La Mater et Magistra: Doctrina sobre los problemas sociales, y la Pacem in terris: sobre la paz, de gran impacto. ¡Vaya cambio de época y de estilo pontificio!

De Juan Pablo II: adelantamos la Carta Apostólica Laetamur Magnopere, para aprobar la Edición Típica Latina del Catecismo de la Iglesia Católica, el 11 de octubre de 1992, en el 30° Aniversario de la Apertura del Concilio Vaticano II. La Exhortación Apostólica Sinodal: Ecclesia in America, sobre el Encuentro con Jesucristo vivo; camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América’, del 22 de enero de 1999, en la Ciudad de México (nótese), que finaliza con la invocación a Nuestra Señora de Guadalupe. Y la Oración a Jesucristo Nuestro Señor por las familias de América. Destacamos, apenas, algunas de sus Encíclicas: Ut unum sint, Centessimus annus, Redemptor hominis, Redemptoris Mater, Veritatis splendor, Ecclesia de Eucaristhia.

Y sus cinco presencias en México: en El Tepeyac, ante Nuestra Señora de Guadalupe. En Guadalajara y Zapopan, con el Cardenal José Salazar López como anfitrión. Serán fechas imborrables.


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