jueves, 24 de abril de 2014

Que la Resurrección se vea en la vida diaria

Nota 1


Papa Francisco:


VATICANO.- En sus palabras previas al rezo del Regina Coeli en el “Lunes del Ángel”, el Papa Francisco llamó a los católicos reunidos en la Plaza de San Pedro a hacer que la Resurrección de Cristo se irradie en la vida diaria, no como “un maquillaje”, sino partiendo “de un corazón inmerso en la fuente de esta alegría”.

En su mensaje el Santo Padre deseó a los presentes Felices Pascuas y añadió: “¡Cristo ha resucitado! – ¡Verdaderamente ha resucitado!” ¡Está entre nosotros aquí, en la plaza!”. Explicó que la fiesta pascual se prolonga durante 50 días y dijo que “en esta semana podemos seguir intercambiándonos la felicitación, como si fuera un único día. Es el gran día que hizo el Señor”.

“El sentimiento dominante que transluce de los relatos evangélicos de la Resurrección es una alegría llena de estupor; pero un estupor grande, de la alegría que viene desde adentro; y en la Liturgia nosotros revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que las mujeres habían dado: ¡Jesús ha resucitado, nosotros lo hemos visto!

“Dejemos que esta experiencia, impresa en el Evangelio, se imprima también en nuestros corazones y se vea en nuestra vida. Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos y en las palabras… ojalá seamos así luminosos. ¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón inmerso en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado.

Quien hace esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección. Entonces es capaz de llevar un “rayo” de la luz del Resucitado en las diversas situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; y en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.


DESDE EL CORAZÓN DE LA MADRE
“También nos hará bien, pensar en la alegría de María, la Madre de Jesús. Así como su dolor fue tan íntimo, tanto que le traspasó su alma, del mismo modo su alegría fue íntima y profunda, y de ella los discípulos podían tomar. Habiendo pasado, a través de la experiencia de la muerte y de la resurrección de su Hijo, visto, en la fe, como la expresión suprema del amor de Dios, y el corazón de María se ha convertido en una fuente de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia.

“Todas las prerrogativas de nuestra Madre derivan de aquí, de su participación en la Pascua de Jesús. Desde la mañana del viernes hasta la mañana del domingo, Ella no perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre de los dolores, pero, al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia y Madre de esperanza.


¡Feliz y santa Pascua a todos!”
(ACI/EWTN Noticias).


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